El peronismo de La Pampa se quedó sin la relativa paz que se le había vuelto un hábito: (mal) acostumbrado a encarnar un oficialismo de apariencia eterna donde las escaramuzas son más internas que fronteras afuera del partido, ahora se le sacude la estantería con fuego que no es amigo, sino que que viene desde afuera.
El gobierno provincial de Sergio Ziliotto tuvo otro mal trago en medio de una madre de todas sus batallas: la oposición negó otra vez el cuórum en la Legislatura y frenó el impuesto a la riqueza que el Ejecutivo considera una herramienta imprescindible para enfrentar el ajuste de Javier Milei y la emergencia alimentaria.
En la capital, Santa Rosa, el intendente Luciano di Nápoli tampoco tiene tregua con la oposición, pero además la guerra con el Sindicato de Camioneros escaló hasta lo impensado. La secretaria de Gobierno, Carmina Besga, que además es mujer fuerte de la gestión y compañera de vida del jefe comunal, denunció por amenazas a un gremialista con el que negocia: lo acusó de amenazarla con “prenderla fuego”.
El peronismo en el ojo de la tormenta
No es por azar que el peronismo y sus líderes más fuertes están en el ojo de le tormenta: el clima de época pone al PJ pampeano y sus aliados en la base de una cuesta empinada después de los resultados electorales del año pasado.
En mayo de 2023 Ziliotto fue reelecto, pero la diferencia que sacó el justicialismo, invicto en elecciones provinciales ejecutivas desde 1983, fue muy ajustada. Eso diseñó, entre otras cosas, una Legislatura empardada y dejó decenas de municipios, varios de importancia política y electoral, en manos opositoras.
En las elecciones presidenciales, Milei no tuvo que conocer la provincia ni pegar algún afiche para vencer a la maquinaria electoral del PJ pampeano, que históricamente es un monstruo grande que pisa fuerte. Un tropezón parecido ya había sufrido en las legislativas de 2021.
La aparente tendencia a que el electorado note y castigue el desgaste del peronismo en el poder, estimula posturas más bravuconas del radicalismo, el PRO, la Libertad Avanza y Comunidad Organizada, que prácticamente hoy compiten para ver quién es más guapo en su avanzada contra el oficialismo local.
La oposición se le para de manos a Sergio Ziliotto
La Legislatura provincial quedó paralizada. El oficialismo esperaba un retroceso en la conducta de no dar cuórum que el rejunte opositor ya había utilizado en dos oportunidades durante este período.
Este jueves, la tercera no fue la vencida: otra vez no hubo cuórum para tratar el llamado “aporte solidario obligatorio”, que desde el 1 de marzo Ziliotto planteó como indispensable para juntar $17.500 millones y atender el hambre de los sectores vulnerables. Sería un impuesto transitorio, durante seis meses, al sistema financiero, los juegos de azar, los autos de alta gama, a quienes poseen más de cinco inmuebles urbanos y máximas autoridades de los tres poderes.
Nunca en la historia desde la restauración de la democracia había sucedido en La Pampa que no hubiera cuórum en la Legislatura. Esa decisión fue declararle la guerra a Ziliotto. Los bandos siguen tirando de la cuerda y en ese proceso el gobernador mostró como un trofeo el acuerdo con los sindicatos, que desactivó el conflicto y llevó a los gremios a la vereda desde la cual se reclama la sanción de la ley.
La escalada no tiene freno. La oposición justificó su ausencia con acusaciones al peronismo. “Es paradójico que aquellos que hablan de terminar con el hambre son quienes lo generaron”, dispararon en un documento conjunto. “Es una ley inconstitucional”, insisten bajo el argumento de que se necesita una mayoría especial para su aprobación.
La oposición a Luciano di Nápoli también huele sangre
La oposición huele sangre y quiere aprovechar los movimientos internos inevitables que atravesará el justicialismo poniendo sus propios palos en la rueda. Ziliotto no tiene reelección a mano y eso dispara no sólo una puja por la sucesión, sino también hostilidades entre el compañeraje. Di Nápoli es uno de los que quiere probarse el traje y para ello ya rompió con La Cámpora, que en La Pampa comanda María Luz Alonso, mano derecha de Cristina Fernández de Kirchner.
Además de constantes dardazos opositores en el Concejo Deliberante, también empardado, el intendente tiene en estas horas otro foco de conflicto exacerbado: lo que era una “conciliación” obligatoria con el Sindicato de Camioneros terminó todo roto. El gremio empezó su reclamo por horas extras en el Ente Municipal de Higiene y Salubridad Urbana (EMHSU), que barre las calles y recolecta la basura en la ciudad. La crisis creció. Hubo paro, después tres despidos y ahora la comuna no quiere dar marcha atrás.
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Carmina Besga, funcionaria clave en Santa Rosa. FOTO: Gentileza Radio Kermes.
En este caso sí que hay un poco de fuego amigo. La negociación se hace ante la Secretaría de Trabajo, que comanda uno de los enemigos íntimos de Di Nápoli, Marcelo Pedehontaá, empoderado por Ziliotto como presidente del congreso partidario.
La cara oficial en el conflicto es la de Carmina Besga, dama de hierro de la Municipalidad. Lejos de fumar la pipa de la paz con el gremio, las hostilidades se intensificaron a tal punto que la funcionaria denunció penalmente al delegado Jorge Velazques. “Te prendo fuego”, le dijo el sindicalista a la funcionaria, según la denuncia. La Fiscalía penal dictó una restricción de acercamiento: el dirigente gremial no puede acercarse a Carmina, ni a la Municipalidad, ni al EMHSU.
“Adelante de 12 personas que estábamos ahí, dijo que me iba a prender fuego y que además quemarían los camiones de la empresa. Me pregunto cómo sigue la secuencia. ¿Cuál es el próximo paso?”, planteó Besga. De algo no quedan dudas: la novela del peronismo incómodo y sin paz tendrá nuevos capítulos.