ELECCIONES 2023

La Cámpora metió la cola en las elecciones de la cooperativa más importante de La Pampa

En una puja con alta participación, la agrupación K aportó al triunfo de la oficialista Lista Celeste en la CPE, la entidad de Santa Rosa que brinda luz e internet. Perdió Franja Morada.

“Fue de nuestros abuelos y será de nuestros nietos”, repiten en la festejada victoria electoral referentes de la histórica Lista Celeste. El sector, que hace 33 años que conduce la Cooperativa Popular de Electricidad (CPE), la empresa más grande de La Pampa, reafirmó su hegemonía en la cooperativa más importante de la provincia y le agregó un mojón al largo sendero de luchas.

El relato del triunfo incluye, como siempre, la épica: la conducción de la CPE asegura que el 65% de votos que obtuvo contra el 35% de la variopinta oposición fue un mensaje de asociados y asociadas para defender lo conquistado en las últimas tres décadas. En este caso no caló, o no fue exitoso ni mayoritario, el discurso de anticasta.

La Cámpora aportó su granito

La Celeste, siempre referenciada como un espacio “nacional y popular”, tuvo un respaldo clave en el intendente Luciano di Nápoli, que bajó línea a su gestión para sostener a la conducción actual, con la que tiene una alianza con vaivenes, pero aceitada. En el territorio, La Cámpora le ganó a Franja Morada: los dos espacios fijaron posición y militaron sin jugar a las escondidas. La oposición acusó directamente a la orga K: "La Celeste hizo lo imposible por movilizar voluntades apoyada por el aparato de La Cámpora y las funcionarias y funcionarios municipales".

A la vez, en las huestes de Di Nápoli se analiza marcar diferencias con La Cámpora y armar una especie de rancho aparte, como coletazo de la puja de poder con la jefa provincial, María Luz “Luchy” Alonso, mano derecha de Cristina Fernández de Kirchner. Sin embargo, en esta disputa no hubo fisuras entre la intendencia y el espacio interno.

Di Nápoli está agrandado: además de conseguir la reelección en mayo, logro que el peronismo no obtenía desde el siglo pasado, en la ciudad incidió para que el peronismo ganara aún en las elecciones nacionales que perdió en la provincia (las legislativas de 2021 y las PASO de agosto). Ahora también se cuelga la medalla de la CPE.

Una curiosidad es que uno de los líderes opositores es José Minetto, director de Turismo de la propia Municipalidad: no pidió permiso para hacer su juego, con el aval del peronismo más clásico y de sectores gremiales que anidan en la CGT.

La campaña fue corta y a los espacios históricos que bancan a la Celeste se le opuso una nómina con al menos tres facciones que se aliaron para oponerse: un sector de políticas cooperativas que venía cuestionando aspectos del funcionamiento de la institución; un espacio gremial vinculado a Luz y Fuerza que además confluyó con sectores que se autodenominan “autoconvocados”; y figuras de Juntos por el Cambio, con referentes del radicalismo y el PRO a cara destapada.

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La oposición hizo una elección decorosa: armó su alianza a las apuradas, con estructuras relativamente chicas y contra un contrincante que corrió con el caballo del comisario. El piso que consiguió le abre un panorama de cierta consideración para lo que viene.

Un corazón de la capital

Hacía una década y media que la Celeste no tenía un desafío electoral y se dio justo en el año en que el calendario está poblado de votaciones locales, provinciales y nacionales. Así y todo la alta participación fue el dato distintivo: se cuadruplicó la asistencia a las urnas de asociados y asociadas respecto de lo que era habitual en los últimos años en que había una lista única.

La CPE es columna vertebral de la vida de la capital provincial: tiene 97 mil socios, 600 empleados y empleadas, factura más de $500 millones por mes y brinda los servicios esenciales a toda la ciudad y a las localidades interconectadas de Toay, Anguil, Lonquimay, Catriló, Uriburu, Ataliva Roca y Mauricio Mayer. Además de ser responsable del servicio eléctrico de esas ciudades y pueblos, y de la zona rural, es el principal prestador de Internet, televisión por cable y telefonía; tiene enfermerías, servicio funerario, un comercio de artículos del hogar, una editorial y talleres culturales y recreativos.

Más que todo eso, la CPE es una especie de corazón de Santa Rosa: actor económico neurálgico de la región, entidad social de altísimo peso e historia, trampolín político esencial y posiblemente el sello más simbólico de la ciudad. Su nacimiento es de leyenda: una pueblada que resistió y decidió conformar una cooperativa, hace 93 años, para resistir los altos precios de la energía que pretendía imponer una multinacional.

Historias y liderazgos

La Celeste se hace cargo de esa parte de la historia y también de haber remontado la cuesta que dejó una gestión caracterizada por los negocios y el vaciamiento, que se fue a principios de los ’90, dejando un tendal de deudas, despidos y sospechas. Desde entonces, la relación de la CPE con el peronismo ortodoxo que hegemonizó la provincia fue compleja: en tiempos de menemismo neoliberal estuvieron en veredas enfrentadas y así surgió el liderazgo de Pablo Fernández, el más potente de los fundadores del espacio, que llegó a ser diputado nacional por el FrePaSo. Su campaña inmortalizó un slogan: "Pablito no puede robarles nada, salvo el corazón".

En esa etapa, el movimiento cooperativa hizo un golazo: el gobierno de Rubén Hugo Marín coqueteó con facilitar el desembarco de la multinacional Camuzzi para brindar el servicio energético. El tiro le salió por la culata: Marín detectó la resistencia y el malestar popular y terminó garantizando a las cooperativas un siglo de prestación del servicio. Hoy "Pablito" está retirado y vive en las sierras cordobesas, pero apareció en esta campaña para bancar a la Celeste: un apoyo crítico.

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El radical Claudio Pérez Martínez es otro líder recordado de la CPE: también fue diputado nacional. Después llegó el tiempo de otros dirigentes que también se volcaron a la política partidaria, y que en la gestión sintonizaron con el kirchnerismo: Oscar Nocetti, que fue candidato a gobernador y a intendente, y Alfredo Carrascal, presidente del consejo de administración. Hoy funcionan en tándem, con la idea de complementarse, aunque pertenecen a distintas generaciones y tienen estilos diferentes.

Carrascal fue concejal de Santa Rosa y hace 12 años que es presidente y es posible que continúe en el cargo. Ese cargo lo define el cuerpo de delegados y delegadas, que integran las personas que este sábado se sometieron a la votación. Las elecciones tuvieron un incesante movimiento, pero siempre con limitaciones: se mueven para votar los sectores más politizados e interesados en la cosa pública. Esta vez fueron más de 4.000 personas. En los años anteriores con lista única eran menos de mil.

Verónica Campo, designada en el STJ, junto al gobernador de La Pampa Sergio Ziliotto: es por ahora la única mujer que integrará el máximo organismo judicial de la provincia.
El intendente de la capital de La Pampa, Luciano di Nápoli, junto a Alfredo Carrascal, el actual presidente de la CPE: el jefe comunal banca a la conducción cooperativa, pero un funcionario suyo es candidato opositor.

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