La mayoría de los gobernadores se fue acostumbrando a tender puentes con el gabinete para intentar plantear sus asuntos y negociar sus necesidades de caja, visto que el Presidente no los considera a la altura para ofrecerles un mano a mano. Los preocupa la motosierra en el reparto de los fondos nacionales antes que la falta de contacto directo y cuidan cada movimiento para no caer bajo el rayo fulminante libertario, que pega fuerte en las redes sociales.
Los encuentros con Javier Milei
De manera oficial, las 24 autoridades provinciales se vieron una sola vez con el Presidente: fue el 19 de diciembre en la Casa Rosada. Fue la única ocasión.
Con el Pacto de Mayo ya lanzado, la cumbre se repitió el 8 de marzo, pero la cabecera de la mesa la ocupó el entonces jefe de Gabinete, Nicolás Posse. A su lado estuvo Francos, quien sería su sucesor.
Después de aquel cónclave que no volvió a repetirse, los contados encuentros individuales estuvieron signados por el protocolo y no pasaron de la formalidad. No hubo citas oficiales. Fuentes cercanas a varios gobernadores consultadas para esta nota negaron haber solicitado audiencia con Milei. Llamativamente, en el equipo de Francos, el funcionario que más allá de su cargo ha sido el nexo con las provincias, sostienen que nunca se les pidió a los mandatarios que se abstuvieran de solicitar una reunión con el Presidente.
En ese contexto, los contactos se limitaron a los instantes que a veces permite la agenda institucional. En ese terreno uno de los que más fotos acumuló con Milei es Jorge Macri. De la gala en el Teatro Colón el 10 de diciembre al tedeum del 25 de mayo, la ventaja de jugar de local en la sede del gobierno federal lo ha juntado varias veces con el presidente. Sin embargo, para tratar de mover un tema que lo desvela, los fondos por la coparticipación para la Ciudad, se reúne con Luis Toto Caputo.
Maximiliano Pullaro lo vio por última vez en abril en la cena de la Fundación Libertad. Como otras veces, se saludaron e intercambiaron unas palabras, pero sólo formalidades, no temas políticos ni de gestión. El radical se sentó esa noche con sus pares correligionarios Alfredo Cornejo y Leandro Zdero. Además, en la mesa había medio gabinete: estaban Caputo, Luis Petri, Sandra Pettovello y Manuel Adorni, prueba de que el dialoguismo con parte de la oposición discurre sin problemas, pero hasta ese nivel.
El entorno del mandatario santafesino destaca que Milei siempre fue amable con él en el trato personal. Eso no le impidió al presidente atenderlo cuando Pullaro cuestionó algunos puntos de la ley ómnibus original y nuevamente hace un par de semanas, cuando recibió a Kicillof.
En Entre Ríos recuerdan que Rogelio Frigerio tiene una relación personal con Milei. Se conocen desde hace unos 20 años, pero hoy no están hablando, cuentan. Cuando se saludaron en aquella reunión en la Casa Rosada en diciembre, Milei lo palmeó afectuosamente y lo llamó “Roger”. Fue la última vez que se vieron. No obstante, en la Casa Gris de Paraná recalcan que el vínculo con la Casa Rosada es estrecho a través de otros interlocutores, como Santiago Caputo y, por supuesto, Francos.
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El jefe de Gabinete es el nombre que surge en boca de casi todas las gestiones provinciales. Cerca de Martín Llaryora recuerdan que el vínculo con Francos se fue fortaleciendo con el tiempo, en especial cuando el cordobés quedó en el centro de la furia presidencial por el fracaso de la ley ómnibus. Admiten que al principio la relación no daba frutos, pero entendieron que el ajuste no estaba en la zona de acuerdos con las provincias. Hoy reconocen que hay diálogo cotidiano con el ministro coordinador. En espejo, ese vínculo pinta la distancia con Milei: Llaryora viajó a la Asamblea Legislativa del 1 de marzo sin saber nada del Pacto de Mayo, apenas avisado por Interior de que a la noche habría noticias que involucraban a Córdoba.
Alberto Weretilneck es otro ejemplo. El rionegrino dio un giro pragmático en su posicionamiento ante el gobierno nacional tras un encuentro hermético con Francos, luego de subirle el volumen al discurso opositor días antes.
Weretilneck, al igual que Rolando Figueroa, encontraron otra vía para remplazar la falta de escucha presidencial. Fue a través de Horacio Marín, el ceo de YPF, quien visitó Neuquén y Río Negro. Hermanados por Vaca Muerta y la producción de hidrocarburos, los mandatarios y el ex-Techint encarrilaron sus agendas.
Los viajes a las provincias de Javier Milei
El 17 de diciembre Milei viajó fugazmente a Bahía Blanca tras el temporal que provocó 13 muertes e innumerables daños materiales. El Presidente llegó vestido de fajina y no prometió ninguna ayuda en especial. El 5 de enero, Milei aterrizó en Río Gallegos como parte de su viaje a la Base Marambio en la Antártida. Allí lo recibió Claudio Vidal, quien pareció intuir que no tendría otra chance de hablar cara a cara. Lo fue a buscar al aeropuerto con un proyecto bajo el brazo para tratar de salvar de la ola privatizadora a Yacimientos Carboníferos Río Turbio (YCRT) y evitar un aluvión de despidos en Santa Cruz. La carátula de la carpeta lo decía todo: "Urgente".
La tercera visita a una provincia ocurrió el 19 de febrero. Milei se trasladó a Corrientes para dar una conferencia por el 10° aniversario del Club de la Libertad. Gustavo Valdés lo dio todo: lo recibió en el aeropuerto internacional Piragine Niveyro de la capital provincial y lo declaró Huésped de Honor. El Presidente dio una charla partidaria y se volvió.
El 5 de marzo el jefe de Estado volvió a territorio bonaerense para una visita quirúrgica: se trasladó a San Nicolás para participar de la ExpoAgro. El 4 de abril Milei viajó a Ushuaia para rendir pleitesía a la generala del Comando Sur estadounidense Laura Richardson, pero aquella vez no hubo siquiera recepción de cortesía. Gustavo Melella ni lo fue a buscar: aunque hay voces locales que lo acusaron de sobreactuar, el gobernador de la provincia de la que forma parte el territorio usurpado de las Islas Malvinas consideró una afrenta la visita de la militar norteamericana y no apareció.
Embed - El Presidente Javier Milei junto a Laura Richardson en Ushuaia
La última provincia que visitó Milei en seis meses de gobierno fue Córdoba, el 25 de mayo, cuando viajó a escenificar el Pacto de Mayo que no fue. Fue la primera foto institucional entre el Presidente y Llaryora. El gobernador lo fue a recibir al aeropuerto y luego charlaron en el Panal, sede del gobierno cordobés y lugar elegido para el aterrizaje del helicóptero.
Después, tomaron un café en el Cabildo, con Karina Milei como testigo. Tras el acto, hubo una segunda instancia de diálogo en el despacho del cordobés. Ahí participó también el intendente capitalino, Daniel Passerini. Si hubo definiciones estratégicas, no trascendieron el cerco de quienes formaron parte del encuentro.
Aquella primera visita al interior bonaerense por el temporal en Bahía Blanca no se replicó con otras situaciones críticas. En febrero, cuando los incendios azotaron la cordillera, a Ignacio Torres le envío al incombustible Daniel Scioli. En marzo, cuando los narcos asesinaron a cuatro inocentes al azar en Rosario, derivó la cuestión en Patricia Bullrich. En mayo, durante las dos semanas de protesta policial en Posadas, directamente no se asomó ninguna cara del gabinete.
La relación de Milei con las provincias parece que no fluye. Tal vez por esa razón, en las oficinas de ceremonial de la provincia de Santa Fe cursarán como todos los años la invitación formal al Presidente para la celebración del 20 de junio, el Día de la Bandera. Sin embargo, consideran que es muy difícil que asista.
* Con información de las corresponsalías de Letra P.