El PJ y la UCR esperan el regreso electoral del exgobernador. Una encuesta sugiere tercios, sin certezas. Operativo clamor vs. operativo desesperación.
Martín Llaryora, Juan Schiaretti y Manuel Calvo, el tridente de mira octubre.
Martín Llaryora despejó puntos clave antes de meterse en la elección de octubre que tiene a Juan Schiaretti en boca de toda la política de Córdoba. El gobernador blindó su administración en la provincia con la colocación de deuda por 725 millones de dólares en una salida al mercado internacional que, además, encierra una lectura sobre el futuro del país.
La tasa es alta, no lo niegan, pero en el Panal olfatean que la coyuntura podría complicarse después de un octubre victorioso que le auguran a La Libertad Avanza de Javier Milei.
Ese alivio financiero se completó con el primer giro de la Casa Rosada a las arcas de la Caja de Jubilaciones de la provincia. Dos cuotas, 10 mil millones de pesos, que cortaron la sequía desde aquel 10 de diciembre en que se consumó la llegada de un Presidente sin partido, un jugador amateur de la política profesional.
La bocanada de aire se cortó abruptamente con una noticia de alto impacto. Otra vez, la cúpula policial se convertiría en ese nudo en el estómago del poder cordebesista. Llaryora hizo cambios profundos en el organigrama de las fuerzas de seguridad apenas asumió. Siempre supo que su antecesor en el cargo se fue con esa gran deuda.
El problema es que, en la oportunidad, el director de la Policía Caminera y otros seis integrantes del cuerpo fueron detenidos por sospechas de corrupción y asociación ilícita. Fueron designados durante la administración de la cartera del exjueciesta Juan Pablo Quinteros.
En el Centro Cívico no demoraron las explicaciones de corte institucionalista. La Justicia puede actuar en plenitud, por más que le duela al Poder Ejecutivo. Fue una semana intensa. Con noticias buenas, malas e insospechadas, como la polémica por el video con IA del radical Rodrigo de Loredo. “El gobernador no habló de Cristina, pero eligió responderle en persona al radical”, apuntaba una fuente observadora que sabe que de un lado o del otro de la trinchera sienten que sacaron ventaja.
Como sea, la otra foto disonante la aportó Juan Schiaretti, quien logró -por fin- mostrar el inicio de una sociedad en el bastión imposible para el cordobesismo: la provincia de Buenos Aires. Alejado de las buenas y las malas nuevas de su Córdoba natal, probó su sociedad con el radical díscolo Facundo Manes y con el exmassista Julio Zamora en La Plata.
Esa misma semana se conoció que la Justicia le reconoció la personería jurídica a su partido, Hacemos, en seis provincias: Buenos Aires, Catamarca, Córdoba, Jujuy, San Luis y Tierra del Fuego.
Lo cierto es que, en Córdoba, el nombre de Schiaretti resuena en cada rincón. Naturalmente, en los pasillos que habita el cordobesismo. Curiosamente, en los reductos del radicalismo. El operativo clamor a veces luce como un operativo desesperación.
La razón posiblemente se encuentre en que Schiaretti le arroja previsibilidad a un escenario convulsionado. Llaryora lo esperará hasta las 23.55 del 17 de agosto, plazo fatal para la inscripción de listas. No es novedad que el nombre elevaría la competitividad de Hacemos, colocaría en problemas a Natalia de la Sota, que amenaza con jugar por afuera, y abriría la posibilidad de pensar en un juego de provincias unidas en el Congreso.
El radicalismo local también ve mejorar sus chances con Schiaretti en la cancha. La encuesta exclusiva que publicó Letra Psugiere que una alianza con De Loredo y el PRO de Mauricio Macri en competencia configuraría un escenario de tercios.
En el schiarettismo no imaginan a su jefe rivalizando con Agustín Laje, que el 22 de julio tendrá su baño de masas en La Derecha Fest, un evento auspiciado por La Derecha Diarioy que promete ser animado por el politólogo y el Gordo Dan.
En el interior profundo, algunas autoridades municipales ya se animan a plantear consignas dicotómicas: si no es Schiaretti, que sea Manuel Calvo. El pedido invoca la participación del ministro de Gobierno de Llaryora. Ya salieron a batir el parche por el hombre nacido en Las Varillas, Gabriel Falletto (Marull), Matías Torres Cena (Laguna Larga) y Fabricio Díaz (Capilla del Monte), entre otros. Municipalismo, experiencia, gestión federal y conocimiento del territorio, son algunos de los elogios que le arrojan.
Nacido y criado en la capital cordobesa, el jefe de la bancada oficialista Miguel Siciliano realiza las recorridas de precalentamiento por si el gobernador lo elige.
La danza seguirá hasta último minuto. Las presiones por Schiaretti serán cada vez más profundas: o juega o se jubila, opinan sectores extremistas que piensan que existe la oportunidad de consolidar un movimiento de provincias unidas primero en el Congreso, después como alternativa para disputar el ’27.
Las encuestas repiquetearán en todas las mesas. Letra P accedió a una recién sacada del horno. El consultor Cristián Buttié hizo su trabajo de campo entre el 19 y el 24 de junio en Córdoba.
Allí sugiere que Schiaretti lograría una intención de voto del 27,5% si el apoyo libertario se divide: propone algunos escenarios y uno de ellos es con Laje corriendo con el caballo del Presidente (26,3%) y a Diana Mondino jugando por afuera, con el Partido Libertario de Agustín Spacessi, primer aliado de Milei en Córdoba. La excanciller lograría 9,2% de los votos. La especulación es válida, porque hace poco volvió a reinsertarse en su hábitat natural, las tertulias del Círculo Rojo cordobés.
En tanto, De Loredo y el PRO alcanzan el 11%; Natalia de la Sota con el PJ-K, 10,7%; Liliana Olivero por el FIT, 2,9%; y Aurelio García Elorrio, de Encuentro Vecinal, 1,4%.
Todo indica que no será una empresa fácil, ni siquiera para Schiaretti, el hombre más aclamado por todo el espectro político que mira el triunfo seguro de Milei en Córdoba.