ELECCIONES | BUENOS AIRES

El gobierno de Javier Milei, en un callejón ¿sin salida?: el problema es El Jefe

El Presidente culpó a la política y no a su modelo. Sin decirlo, la derrota le pesa a Karina. Caputo, reivindicado. Objetivo: volver a hablar con gobernadores.

"No tengo pruebas, pero tampoco dudas". Apelando a la clásica muletilla de Twitter, en el Gobierno entendieron que la autocrítica que prometió realizar Javier Milei frente a la paliza que recibió La Libertad Avanza a manos del peronismo deberá quedar a cargo de Karina Milei.

El Presidente no sólo dijo que mantendrá el rumbo (económico y de gestión), sino que prometió profundizarlo. La culpa, interpretan exégetas libertarios, fue de la política, que está a cargo de su hermana.

Así lo dijo el mandatario arriba del escenario del búnker de LLA en el salón VonharV, en la localidad platense de Gonnet: “Si hemos cometido errores desde lo político los vamos a corregir y vamos a trabajar para ser mejores”. Como los gestos valen más que mil palabras, entre los que tiraban nafta al fuego de la interna libertaria destacaban que Milei se mostró con Santiago Caputo, el asesor que había quedado desplazado en el armado de las listas por Karina y su brazo ejecutor, Sebastián Pareja; y que el único que recibió un saludo sin abrazo fue Martín Menem, ladero karinista en el armado nacional de LLA.

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Sacando el Karinagate como variable de la ecuación, este domingo fue una estrepitosa derrota de El Jefe y los Menem (mencionado también en los audios de Diego Spagnuolo, Lule no apareció en público en el búnker) y lo que su entorno llamaba "el purismo" para la expansión libertaria, que se presagiaba de doble filo, con la expectativa de teñir lo que sea (la provincia, el Congreso) de violeta. Un dirigente libertario lo planteó crudamente: "Se terminó eso de mandar gente a la mierda". La venganza de los heridos.

El triángulo (isósceles) de hierro

En la interna del triángulo del hierro, la derrota del domingo hizo ganar al sector "dialoguista" (de la época de la ley Bases), reversionado al sector "acuerdista" (en época electoral). Caputo le decía a Milei que había provincias, como Corrientes (donde LLA salió cuarta, como presagiaban las encuestas), en las que era necesario negociar con el gobernador. La ácida recriminación de este sector a Pareja en el armado provincial es que se llegaron a detonar acuerdos por no ceder un lugar en las nóminas para los concejos deliberantes. Pero entencian que es un "empleado", en este caso, de Karina. "Es un profesional de la política, no un abanderado de las ideas libertarias. Y hace bien su trabajo", lo defendieron en una tribu que se mantiene lo más prescindente que puede en la interna.

Si bien la jornada arrancó con supuestas luces amarillas en la fiscalización (Pareja prometió un ejército de 45 mil personas), al final del día no hubo una recriminación en ese sentido, pero sí le pegaron por otro lado: pasadas las 20, cuando la carga de datos oficiales ya presagiaba la paliza, en LLA le achacaban al armador que aún no estaban consolidados los datos de las mesas testigos. Hay quienes sostienen que usaron parte de esos datos para convencer a Milei de viajar de la Quinta de Olivos a Gonnet, cuando su asistencia se terminó de confirmar a último momento.

Otros también lo acusan de haber entusiasmado al Presidente para que en el cierre de LLA, el miércoles en Moreno, dijera que había un "empate técnico". "No fue Santiago", acotan, con malicia, si bien reconocen que podría haber sido una hipérbole como último esfuerzo para movilizar a votantes desencantados.

Después de quedar relegado en uno de los vértices de un triángulo isósceles de hierro, Caputo regresó a la mesa de campaña con las listas confeccionadas. "Le dijo a Javier que entró en el segundo tiempo y que ya estaban perdiendo por dos goles", repiten cerca suyo. Enseguida avisaron: la provincia se pierde por diez puntos, como contó Letra P hace un mes. Se llegó a pensar que era una estratagema del asesor para jactarse de una remontada que nunca llegó.

Esta semana, en la Casa Rosada se conformaban con perder por cinco puntos, ya sin siquiera soñar con ganar más secciones que el peronismo, cuando en algún momento pensaron que podían quedarse con siete de ocho. Es lo mismo que pedía aceptar el JP Morgan, pero la derrota lejos estuvo de ser digna.

Lo que sigue para Javier Milei: ¿hay fusibles?

Como si fuera algo del karma, si un Caputo es entronizado, ¿otro cae en desgracia? La ausencia de Toto Caputo en el búnker no pasó desapercibida. Después del discurso de aceptación, el bautizado por Milei como "mejor ministro de Economía de la historia" posteó que "nada va a cambiar en lo económico". Las versiones de la previa tomaron más fuerza: que podría ser reemplazado por Pablo Quirno, el secretario de Finanzas, o por Federico Sturzenegger, ministro de Desregulación, quien sí estuvo en Gonnet, cerca de donde pasó su infancia.

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Tampoco estuvo Guillermo Francos, ausente con aviso. Hace unos días que el Jefe de Gabinete había avisado que no estaría en el búnker, mientras se peleó con el Gordo Dan por un tuit en el que algunos vieron los dedos de Caputo y que detonó la tregua de la interna libertaria.

¿Podrá ser el fusible uno de los Menem? La derrota estrepitosa se entremezcla con la causa judicial como para confundir: una salida de Lule podría ser leída como una admisión de culpabilidad en un escándalo que involucra a Karina, figura indivisible del Presidente, casi según sus propias palabras.

Objetivo: gobernadores

"Puede no haber cambio de nombres, pero sí de retoques en la conducción", aporta una fuente violeta que, igual, coincide con otras voces libertarias: tiene que haber un golpe en la mesa. Como si fuera parte de un trabalenguas, necesitan a los gobernadores para dar sensación de gobernabilidad y tratar de atenuar la espiral de crisis en la que el Gobierno naufraga desde $LIBRA. "Al menos los que te respaldaron el año pasado, por conveniencia o vocación institucional", apuntan, en referencia al plano legislativo, donde Milei los necesitó para blindar vetos presidenciales.

Además de aquellos que firmaron acuerdos electorales, como Rogelio Frigerio (Entre Ríos) o Alfredo Cornejo (Mendoza), apuntan a Gustavo Sáenz (Salta), Hugo Passalaqua (Misiones), Raúl Jalil (Catamarca) y Osvaldo Jaldo (Tucumán), los "héroes" que ayudaron a rechazar la ley de financiamiento universitario. Con el péndulo donde está ahora, junto a las heridas que dejaron los armados territoriales de LLA cuando se apalancaban en una imagen presidencial que parecía imbatible a pesar del ajuste, no parece tarea fácil. "No más discursos de odio, nada bueno puede construirse desde ahí", tuiteó el salteño.

Hay un gato en la habitación que nadie en el Gobierno desea mencionar aún: ¿Y si Milei le pide ayuda a Mauricio Macri, quien terminó humillado con el pacto LLA-PRO? Después de meses de culparlo a Caputo de haber sido marginado del Gobierno, quien hizo todo lo posible para alimentar el rencor del expresidente, los intereses de ambos lograron coincidir. Retomaron el diálogo y se mostraron en público juntos en abril, en la cena de la Fundación Libertad.

El norte es octubre

En LLA todavía están mirando los números. La fallida "derrota digna", igual, les dejó alguna esperanza. Por un lado, si bien la participación fue más alta de la esperada, hay cierta expectativa en el 7% que falta para llegar al 70% más habitual. Los memoriosos recuerdan que el "Sí, se puede" de Macri en 2019 (que no le alcanzó para ser reelecto) se nutrió en parte de quienes no habían ido a votar en las primarias. Antes de nacionalizar esta elección, con Milei poniendo el cuerpo, en la Casa Rosada se esperaba que el 7-S oficiara de PASO para octubre. Por eso, el mandatario habla de un "piso" de LLA y un "techo" de Fuerza Patria que, este domingo, se fue muy alto.

Por eso, más que al "voto útil" (forzar una polarización antiperonista), en la Casa Rosada ya le prenden velas a los intendentes. "Ahora que se aseguraron sus distritos, ¿van a jugar a fondo en octubre?", se preguntan, deseando que la respuesta sea negativa.

Karina Mieli
Salón Vonharv, donde La Libertad Avanza montó el búnker.

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