ELECCIONES | BUENOS AIRES

El peronismo del día después del batacazo que nadie vio

Axel Kicillof consolidó su liderazgo. Alianza táctica con Massa y convivencia gélida con CFK. Una victoria sobrada que incomoda. Interna congelada, por ahora.

Lo sabía Sergio Massa de antemano, que apareció en los últimos días de la campaña para sumarse a los actos de cierre del gobernador. El líder del Frente Renovador tenía números que auguraban un triunfo peronista. Lo sospechaba el camporismo, que definió el viernes que el domingo se sumaría en pleno al búnker que armó el kicillofismo. Se ilusionaban intendentes alineados con Kicillof que miraban, azorados, la falta de conducción mileísta. Decían que habían dado todo y más para ganar la elección. Pero nadie imaginaba una diferencia tan grande.

La victoria, tan contundente, ahora instaló escenarios inesperados, dentro y fuera del peronismo. Los candidatos de Fuerza Patria para octubre están de fiesta. En las provincias, los nombres que encabezan las boletas de diputados y senadores esperaban un envión que llegara desde la provincia de Buenos Aires para salir a militar con un mensaje claro: sólo el peronismo puede ganarle a Milei.

Embed - https://publish.x.com/oembed?url=https://x.com/Kicillofok/status/1964889452972536191&partner=&hide_thread=false

“Un nuevo capítulo de la fallida serie del fin del peronismo. Se vienen más temporadas”, presagió el gobernador de La Pampa, Sergio Ziliotto. Kicillof se encargó de que la luz bonaerense empezara a irradiar hacia el resto de los distritos. “Este es un triunfo de los bonaerenses para todo el país y un triunfo del peronismo para todos los argentinos”, dijo el domingo sobre el escenario del búnker montado en La Plata, donde nombró a los candidatos que competirán en octubre, como Jorge Taiana, Juan Grabois, Hugo Yasky, Vanesa Siley y Sergio Palazzo.

Embed - https://publish.x.com/oembed?url=https://x.com/QuintelaRicardo/status/1964844158008635452&partner=&hide_thread=false

Así, el gobernador despejó una primera duda que se había instalado en la previa de la elección. Se dijo, cuando Kicillof decidió desdoblar las elecciones, que después de ganar la propia, los intendentes y el gobierno provincial se desentenderían de los comicios nacionales y dejarían a la boleta de Fuerza Patria a la deriva, sin militancia ni empuje territorial. Fue uno de los reparos que puso Cristina Fernández de Kirchner en abril, cuando criticó en público el desdoblamiento. Entonces, el gobierno libertario se vendía como invencible.

Ahora, con Milei acorralado y el futuro abierto, nadie imagina que el peronismo quiera bajarse del carro de la victoria en la provincia que concentra el 38% del padrón nacional. Por el contrario, con su liderazgo consolidado por el poder territorial de los municipios, el mensaje de Kicillof buscó empujar a los propios en las siete semanas que quedan hasta la elección del 26 de octubre, cuando La Libertad Avanza se jugará por completo la gobernabilidad.

Hay un riesgo: que el Gobierno utilice el resultado de la elección bonaerense para tratar de aglutinar aún más al antiperonismo, que los comicios del 7 de septiembre tengan un efecto similar al que tuvieron las PASO de 2019, cuando gobernaba Mauricio Macri, y que eso motive a ir a las urnas al votante que quiere evitar una victoria peronista nacional. La mala noticia para Milei es que, a diferencia del expresidente, a él le quedan pocos votos para ir a buscar. La elección se polarizó entre Fuerza Patria y el conglomerado que armaron los libertarios y el PRO. En el medio no quedó casi nada.

El camino de Axel Kicillof

Solo Kicillof podrá colgarse la medalla de la decisión de avanzar en el desdoblamiento electoral por primera vez en la historia bonaerense. Lo hizo en contra de la opinión de CFK, apalancado en quienes le pedían que declarara la independencia de su entonces jefa política. Con el diario del lunes, el acierto resulta indiscutible. Por virtudes propias y una colección de errores ajenos, sometió al gobierno de Milei a un terremoto político de consecuencias impredecibles.

En el tránsito, Fuerza Patria estuvo varias veces al borde de la ruptura. El cierre de listas fue caótico, la campaña generó enfrentamientos públicos y otros que pasaron por debajo del radar entre el kicillofismo y el cristinismo. Las dos tribus comparten la idea de que la división “no tiene retorno”. Con su decisión, Kicillof propició la ruptura con un liderazgo y la transición hacia otro, el suyo. Es algo que parecer haberse empezado a delinear este domingo.

Kicillof CFK.jpg
Axel Kicillof con CFK. 

Axel Kicillof con CFK.

Con todo, la decisión de sostener la unidad contra viento y marea se impuso por sobre todo, bajo la premisa de que el electorado no le hubiera perdonado nunca al peronismo una ruptura mientras la sociedad atraviesa momentos de zozobra. “La gente nos va a matar”, repitió varias veces Massa, a quien Kicillof le agradeció especialmente su trabajo en pos de la unidad. Cristina también la cuidó desde su lugar: sempre bajó la orden de evitar la ruptura. Sin excepciones, los intendentes de todos los sectores le pusieron el cuerpo en la campaña. Pero a nadie se le escapó nunca que una victoria demasiado holgada del peronismo dejaba a Kicillof mucho mejor parado de lo que el cristinismo deseaba.

El líder del Frente Renovador estuvo este domingo en el escenario junto a Kicillof, a quien acompañó también sobre el final de la campaña. No es una señal inocente. Massa tenía, hasta ahora, una sociedad consolidada con Cristina y Máximo Kirchner. Visitó a la expresidenta en su departamento de Constitución, donde cumple arresto domiciliario y donde Kicillof nunca fue recibido. Pero sobre el final del camino se pegó al gobernador. ¿Qué pasó en el medio?

Massa mastica bronca desde los cierres de listas, provincial y nacional. Perdió lugares en el último y vio cómo ganaba su archienemigo interno Juan Grabois, al tiempo que se hartó de mediar en el conflicto entre Kirchner y Kicillof. Los días anteriores a la elección tuvo los datos precisos que mostraban el número final del conteo de votos. Kicillof no tardó en llevar agua para su molino cuando levantó la figura del líder del Frente Renovador frente a todos. Es un aliado clave.

Embed - https://publish.x.com/oembed?url=https://x.com/gkatopodis/status/1964858789665898773&partner=&hide_thread=false

Terceras vías, abstenerse

El enorme triunfo del peronismo en la provincia de Buenos Aires generó un efecto impensado en los gobernadores de otras provincias, que desde hace algunas semanas empezaron a distanciarse de la Casa Rosada. El santafesino Maximiliano Pullaro, el cordobés Martín Llaryora y el santacruceño Claudio Vidal, integrantes de Provincias Unidas, salieron a remarcar que los resultados de las sucesivas elecciones provinciales son “un claro llamado de atención que el Gobierno nacional debe atender”.

“Sin gestión, no hay futuro. La gente no quiere más gritos, quiere hechos. Los argentinos queremos crecer y desarrollarnos con seguridad y en paz”, dijeron, a coro. Ninguno mencionó a Kicillof. En el peronismo se leyó como un intento por despegarse del gobierno libertario, al que muchos mandatarios sostuvieron con votos en el Congreso desde la sanción de la ley Bases, hito fundacional del mileismo, al que luego acompañaron con políticas como el recorte a las jubilaciones.

Embed - https://publish.x.com/oembed?url=https://x.com/maxipullaro/status/1964838467252404653&partner=&hide_thread=false

El triunfo imponente del peronismo en la provincia de Buenos Aires resulta un problema para las terceras vías. En territorio bonaerense, la expresión Somos Buenos Aires, que intentó transitar la avenida del medio con fuerza territorial propia, cosechó sólo el 5,24%, apenas un punto por encima del Frente de Izquierda. Ni el PRO quedó en pie. El aporte que el partido amarillo venía a hacerle a LLA para terminar con el peronismo quedó sepultado por los votos que cosechó Fuerza Patria.

Para los mandatarios del centro, la consolidación del liderazgo de Kicillof también es un problema. Hasta ahora, el gobernador de la provincia de Buenos Aires no tenía el camino despejado hacia la carrera presidencial, a la que varios pretenden subirse. Pero el triunfo le dio una plataforma perfecta para transitarlo.

Las nuevas melodías del peronismo

“Se siente, se siente Axel presidente”, cantó la militancia kicillofista en el búnker platense, donde el gobernador celebró la victoria. Kicillof devolvió el clamor con un anuncio: “Vengo a decirles que se confirmó que en la Argentina que hay otro camino y hoy empezamos a recorrerlo”. Y se plantó como némesis de Milei. "Espero el llamado, tené el coraje y la valentía de llamar para ponernos de acuerdo”, desafió.

En su discurso, el gobernador agradeció a Massa y a Cristina, "injustamente condenada que tendría que estar en este escenario”. La expresidenta siguió el discurso desde San José 1111, junto a Máximo Kirchner. Salió a festejar al balcón frente a una multitud. Y mandó un audio al búnker de Fuerza Patria para felicitar “a los intendentes, intendentes, a Axel, a Sergio, a Juan y a Máximo”, por el triunfo.

Si la interna amenazaba con estallar al día siguiente de la elección provincial, ahora quedó congelada hasta nuevo aviso, mensajes gélidos mediante. El gobierno de Milei tiene demasiados problemas como para interrumpir a tu contrincante cuando se equivoca. El peronismo tendrá tiempo para dirimir si el liderazgo de Cristina puede convivir con una figura que se impone desde la provincia de Buenos Aires.

Embed - https://publish.x.com/oembed?url=https://x.com/CFKArgentina/status/1964841149740261515&partner=&hide_thread=false

Kicillof, mientras, levantó a los propios. Felicitó a su ministro de Gobierno, Carlos Bianco, al ministro de Seguridad, Javier Alonso, a la policía bonaerense, y a la Junta Electoral bonaerense por la organización de una elección “transparente, sin una denuncia”. Todo funcionó mejor de lo esperado. El gobernador facturó toda su ganancia.

Detrás de Kicillof sonreían los que esperaban que sonaran las nuevas melodías. Intendentes, dirigentes sindicales, funcionarios que empujan la aventura presidencial 2027 y esperan que el gobernador los conduzca. El peronismo, mil veces muerto, otra vez vuelve para dar batalla.

Axel Kicillof, en su noche más soñada, una pesadilla para Javier Milei.
Santiago Caputo saborea el derrumbre de Karina Milei.

También te puede interesar