TIEMPO DE PASTORES

Con un team de fieles propios, Martín Llaryora fortalece su vínculo con la iglesia evangélica de Córdoba

Reglamentó la personería jurídica para los templos provinciales y teje en una comunidad clave. Una legisladora, un intendente y un secretario, referentes.

Martín Llaryora busca un nuevo modo de vincular al peronismo con la comunidad evangélica de Córdoba, un actor de creciente peso político y económico en todo el país. El gobernador opta por una estrategia de diálogo directo, en la que un grupo de jóvenes figuras de la dirigencia ocupa un rol central.

Pastores en su mayoría, se los reconoce por su trabajo en el territorio: prédica dominical y mano tendida para quienes manifiestan necesidades. Sucedáneos para un Estado ausente en diversos puntos de la capital y el Gran Córdoba, aún antes de la motosierra, algunos tienen cargos y exposición pública. Otras articulan la fajina terrenal con la rosca parlamentaria.

De ese lote hay nombres que suenan para integrar la lista de postulantes del PJ provincial para la Cámara de Diputados en octubre. Otros permiten tender puentes con organizaciones internacionales que no ocultan ligazones con fuerzas políticas.

Los nombres de Martín Llaryora

Marco Ferace, intendente de Santiago Temple, y Gabriel Larrahona, director de la Oficina de Culto Intermunicipal del gobierno de Córdoba, emergen como los interlocutores para la articulación con la feligresía evangélica. Así fueron ungidos por el propio gobernador en junio ante el Consejo Pastoral Evangélico.

Ambos son miembros de Parlamento & Fe, un movimiento formado por el pastor Luciano Bongarra que, según admite en su web, “busca influir en los centros de toma de decisiones (tales como gobiernos) y transformar la conciencia de quienes legislan y dirigen el destino de una nación”.

Creado en 2008 en Buenos Aires, el movimiento ha trascendido las fronteras nacionales. Con presencia en toda América, no disimulan ya tareas de lobby. Tampoco ocultan vínculos económicos o fuentes de financiamiento.

Martín Llaryora Martín Llaryora en la firma del decreto que reglamenta la personería religiosa en la provincia.jpeg

Médico e hincha de Talleres, Ferace cumple su sexto año como jefe comunal de Santiago Temple, localidad ubicada en Río Segundo. Pastor, predica los domingos y durante la semana participa activamente del Consejo Pastoral Evangélico, junto a más de 150 ministros

Profesor de Educación Física y comerciante en su Villa del Rosario natal, Larrahona juega un rol clave desde la Oficina de Culto Intermunicipal, un cargo de reciente creación para la provincia. Quienes lo conocen le auguran un futuro destacado, ora como pastor, ora como político.

Ambos son señalados como representantes de una camada de predicadores que se destaca por su conocimiento de la realidad de cada esquina, cláusula de proximidad con los fieles.

“Se acercan a la gente que no tiene un mango y le llevan comida, ponen plata de su bolsillo. Trabajan seriamente contra flagelos como el juego, la prostitución y el narcotráfico. Están donde tienen que estar”, explica un vocero a Letra P.

Un modelo diferente en Córdoba

Tales atributos también son empleados para contrastar con anteriores referentes de la comunidad, sobre los cuales se asentaba la construcción del peronismo años atrás, a quienes se achaca menor compromiso territorial y menor apego por la interacción pastoral. Especialmente, alfiles de Alejandra Vigo, quien durante la pasada década ya articulaba con templos de la ciudad.

Fuentes del sector recuerdan a aquellas referencias como verticalistas, de trato distante, condiciones que erosionaron su legitimidad. Por el contrario, destacan que el modelo que impulsa Llaryora propone que la propia comunidad se comunique, en camino inverso, a través de la actividad que coordina el Consejo Pastoral para casi 700 templos repartidos en capital y área metropolitana. Siempre con Ferace y Larrahona como enlaces hacia el Panal.

Tal decisión, comunicada al Consejo en junio, implicó también, en los hechos, la quita de legitimidad a aquellas viejas voces.

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Otro nombre clave para la rosca es el de la legisladora María del Rosario Acevedo. Nacida y crecida en Obispo Trejo, localidad del departamento Río Primero, acredita un diplomado en Doctrina Social de la Iglesia en la Universidad Católica. También trabajó en parroquias, albergues, clubes y comedores.

De bajo perfil en la actividad parlamentaria semanal, llaryorista de pura cepa, en sus redes destaca tanto su vocación de servicio como su plena integración a un “espacio político que busca representar a los cordobeses a partir de la producción y el trabajo”. A su gestión adjudican buena parte del acto que confirmó a los evangélicos como un jugador clave en el tablero actual.

El reconocimiento de Martín Llaryora

Durante la pasada semana, el gobernador firmó el decreto que reglamenta la personería religiosa en la provincia. La decisión fue presentada como un “acto de justicia”, pues “implica un reconocimiento pleno del Estado a un culto que no estaba integrado plenamente a la vida institucional y al cual se le negaban derechos básicos”.

“Antes, cada comunidad que se nucleaba en una iglesia, debía formar una fundación para poder contar con una personería para desplegar su funcionamiento. Los pastores debían comprometer su patrimonio para poder llevar adelante su obra evangélica, pero el problema no era solo operativo. Hasta ayer había un pueblo de fe que no era reconocido formalmente por el Estado. De ahora en más, cada iglesia podrá tramitar su personería, lo que abrirá un abanico de posibilidades y derechos antes negados”, explica un conocedor del paño.

Martín Llaryora con referentes del Consejo Pastoral de Córdoba.jpeg

La concurrencia al acto arrojó pistas sobre el valor de abrir el juego formal a un colectivo evangélico en crecimiento. Se estima que un 10% de la población cordobesa profesa este credo.

Presentes, en el auditorio, junto a ministros provinciales y secretarios municipales, aplaudían las figuras de la comunidad evangélica. Entre ellos Carlos Belart, líder de Cita con la Vida, el más importante de los templos cordobeses, quien también es vicepresidente de la Alianza Cristiana de las Iglesias Evangélicas de la Argentina (ACIERA), de fluido vínculo con el gobierno nacional y particularmente con el presidente Javier Milei.

A pocos metros, el exlegislador Gerardo Grosso, del mismo templo, quien suena para volver a representar a Encuentro Vecinal, el partido que lidera Aurelio García Elorrio y que por años representara al electorado conservador y cristiano.

También Evelin Barroso, nuera de Belart, quien, como parte del armado de Gabriel Bornoroni, parece número puesto en la lista que presentará La Libertad Avanza en las parlamentarias de octubre.

No pasó inadvertida la presencia de Natalia Quiñonez, quien mantiene vínculos con la grey evangélica, ahora como secretaria del Sistema Integrado de Seguridad Pública del ministerio que comanda el cuestionado Juan Pablo Quinteros.

Todos nombres que hasta hace años no ocupaban agendas públicas, hoy resaltan en cualquier cartografía preelectoral. Sobre todo para quienes buscan el voto conservador, sin beneficio de inventario progresista en una provincia donde la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo aún padece embates.

Predicadores ante miles de padecientes por un Estado ausente, los pastores, en su mayoría varones, también ofrecen vías de gestión de fondos ante firmas multimillonarias. Tampoco allí emergen rubores por dobleces.

Santiago Lambertucci se presentará como candidato para disputar la intendencia a Sara Majorel
Manuel Calvo es uno de los nombres que suena para encabeza la lista de Hacemos. Gabriel Faletto, a su izquierda, lo postula. 

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