ELECCIONES 2025 | CABA

Batacazo en la Ciudad de Buenos Aires: ¿la consolidación de la rabia o la apatía en el poder?

La Libertad Avanza ganó bien el festival porteño de la fragmentación y el ausentismo. Manuel Adorni, Javier Milei y un desierto a sus pies.

El resultado supone un paso más en el crecimiento de La Libertad Avanza (LLA), un armado que, al no encontrar obstáculos en partidos políticos que no saben si son oposición u oficialismo o, cuando se definen, no tienen idea de qué hacer, parece haber llegado para quedarse como un factor relevante del poder.

El mercado financiero probablemente festejará que el modelo vaya construyendo su soporte político a pesar de la motosierra inequitativa, la olla social a presión, el desplome de los ingresos y el consumo popular, la licuación y nuestra represión de cada miércoles a los jubilados, el encogimiento de la clase media, el abandono de la infraestructura, el endeudamiento y las inconsistencias del plan económico, invisibles por ahora al ojo del hombre y la mujer comunes. También, a pesar de la incitación a la violencia, el acoso en las redes y el manoseo de la convivencia democrática. ¿Nada de eso importa? Sí y, de hecho, es lo que lleva a preguntarse hasta qué punto el crecimiento que se verifica implica consolidación para un proyecto nacido ayer nomás, en 2021.}

Embed

Una democracia que se vacía de contenido

El triunfo de Adorni, con el 30% de los votos, es, en rigor, una primera minoría. Ese éxito, posible por el derretimiento final de las candidaturas de Ramiro Marra y Silvia Lospennato, resultó difícil de prever por la mayoría de las encuestas –no por todas– debido a dos factores: la aceleración de su crecimiento en los últimos días de la campaña y el elevado ausentismo, que agujerea cualquier proyección.

Podría añadirse un tercer factor, que no es culpa de las firmas encuestadoras, sino de la lectura incorrecta del grueso del periodismo: decir que un candidato supera a otro por cuatro o cinco puntos puede no significar nada si el margen de error muestral es el dos a dos y medio punto estándar. Como el mismo rige hacia arriba o hacia abajo, una ventaja tal puede ser eso, un empate o un resultado opuesto.

Pero volvamos a lo central: la abstención. Seguramente influido por el desdoblamiento, que privó al comicio porteño de tracción nacional, un nivel de participación históricamente bajo del 53%, el menor desde el regreso de la democracia en el distrito, parece un paso más de un sector importante de la ciudadanía hacia un desapego, si no definitivo, al menos duradero con la dirigencia política.

Sobró para elegir: hubo 17 listas, incluso algunas verdaderamente inviables. Es llamativo que ni entre tal abundancia se haya encontrado algo realmente atractivo.

Debate de candidatos porteños.
Elecciones 2025 en la Ciudad de Buenos Aires: 17 listas.

Elecciones 2025 en la Ciudad de Buenos Aires: 17 listas.

El peronismo no enamora, el PRO se derrumba, Horacio Rodríguez Larreta deberá remar más de lo que creía para volver y el radicalismo porteño se ha vuelto irrelevante.

¿Y el Gobierno? ¿Tampoco convence demasiado?

Alerta, Javier Milei: ganar no inmuniza contra la indiferencia

20250518-adorni Libertad avanza-GESUALDI-61.JPG
Topo Giggio: Manuel Adorni pide una ovación para él durante los festejos de La Libertad Avanza.

Topo Giggio: Manuel Adorni pide una ovación para él durante los festejos de La Libertad Avanza.

Adorni, Milei y Karina Milei –sobre todo ella, armadora en jefe y cada vez más empoderadaganaron con un 30% de los votos, pero, si se considerara la totalidad del electorado, el porcentaje de la ciudadanía porteña que realmente se movilizó para apoyar al oficialismo nacional se reduciría al 16%.

En tanto, si la participación hubiese trepado a un 70% más estándar, el volumen efectivo de los votos de la extrema derecha habría superado por poco el 20%. Poco impresionante.

Ese tipo de cálculo suele ser tramposo porque nada mella la legitimidad de un vencedor en un proceso limpio y, además, porque la representación debe calcularse sobre la base de quienes deciden votar. Sin embargo, esta vez hay un problema concreto: ¿cómo se analiza semejante desafección por la política?

Si un gobierno se moviliza plenamente en una campaña que se desarrolla en la ciudad que es el asiento de su poder; despliega una narrativa eminentemente nacional; saca a la cancha al Presidente y a todo su gabinete; selecciona como candidato al vocero del jefe de Estado –Milei hecho hombre–, y se prodiga en un populismo de dólar barato, desinflación forzada y aliento a las importaciones para la clase media, lo natural sería interpretar que el modelo no cautiva. Crece, ¿pero se consolida?

Javier Milei se abraza con Manuel Adorni en el cierre de campaña porteño..jpg
Javier Milei se abraza con Manuel Adorni en el cierre de campaña porteña.

Javier Milei se abraza con Manuel Adorni en el cierre de campaña porteña.

La continuidad del calendario electoral hasta las legislativas nacionales del 26 de octubre, con escala de alto impacto –y pronóstico reservado para un peronismo con ganas de partirse– en la elección bonaerense del 7 de septiembre, puede cambiar ese estado de cosas. Como pasa con el margen de error: puede ser para mejor o para peor.

Por ahora, hay que decir que la política en general sigue registrando un electroencefalograma plano, condición que, tal vez, comienza a afectar al oficialismo. Si el voto bronca consagró a Milei hace menos de dos años, lo que parece quedar de esa expresión es un poco de esperanza y mucho de desapego.

¿Algo de esto sorprende? No, en la medida en que las oposiciones no refrescan ni rostros ni ideas y que el oficialismo embiste con una agenda durísima, que un sector de la sociedad soporta porque le ofrece la módica ventaja de ordenar su empobrecimiento.

La era de Javier Milei y otras formas de medir el crecimiento

Ese crecimiento es palpable. LLA casi duplicó su cosecha de 2021 y metió 11 representantes en la Legislatura, un avance muy concreto, toda vez que ponía en juego cuatro.

En tanto, el peronismo arriesgaba ocho y ubicó diez. En el PRO salen seis y entran cinco. El radicalismo pierde las dos bancas que ponía en juego, El Frente de Izquierda una de dos y Larreta ingresa con tres. ¿Hay tanta novedad?

Embed

Más conceptualmente, sólo cinco listas obtuvieron representación y 12 quedaron fuera de todo, un universo de nada menos que 13,4 puntos porcentuales del electorado. Delicias de la fragmentación y la eliminación irresponsable de las primarias "para no molestar a la gente".

No hay que engañarse: no es la mitad de la Legislatura local lo que estuvo en juego este domingo. Para dolor de Jorge Macri, que anticipó la cita –acaso demasiado– para que la política nacional no opacara más una gestión de por sí opaca, la pelea excedió el terruño capitalino.

El peronismo, ni para atrás ni para adelante

"Jugamos como nunca; perdimos como siempre", dijo alguna vez un medio mexicano ante una nueva derrota de la selección nacional en un partido importante. La frase le cabe de maravillas al peronismo porteño.

En términos de percepciones, así como a Adorni le jugó a favor la arremetida final, a Leandro Santoro le jugó en contra haber liderado las encuestas durante varias semanas.

santoro 22.jpg
Leandro Santoro, segundo en las elecciones porteñas.

Leandro Santoro, segundo en las elecciones porteñas.

Al final, el peronismo local volvió a quedar en su nivel de siempre –entre 25 y 30 y poco por ciento–, el que registra tanto cuando le va mal como cuando le va bien. Al revés de LLA, el peronismo no creció y, para peor, salió segundo.

Por un lado, esto cuestiona las bondades de Santoro como candidato promisorio, más allá de su preparación, su discurso elaborado y su conocimiento de la ciudad. Por el otro, da por tierra con una estrategiabasada en el liderazgo de un extrapartidario –un radical alfonsinista–, el ocultamiento del factor kirchnerista –aunque lo contrario probablemente tampoco habría hecho diferencia–, el intento de construcción de un porteñismo relativamente ajeno a la dimensión nacional y el objetivo de pergeñar una nueva transversalidad con sectores del progresismo que quedaron sin representación. Sumados, la derecha dura y el centroderecha se siguen devorando el 60% del electorado y no dejan demasiado espacio para armar una mayoría alternativa.

Un párrafo aparte merece la lista de Alejandro Kim, que tributó a Guillermo Moreno. Los votos de ese sector difícilmente justifiquen los minutos que, por una razón que intriga, le prodiga la TV. Tampoco sorprende: ¿qué destino podía tener una oferta que se basó en denunciar a Santoro por ser radical? El peronismo significa poco en el distrito, la UCR nada y esa pica todavía menos.

Kim dragon ball.jpg
Alejandro Kim, el candidato de Guillermo Moreno en la Ciudad de Buenos Aires. 

Alejandro Kim, el candidato de Guillermo Moreno en la Ciudad de Buenos Aires.

Su único rasgo relevante es su poder de daño. El 2% de Kim, que trilló un campo de ultraderecha ya ocupado, y el 0,5% de Juan Manuel Abal Medina –¡0,5%!– fueron casi la diferencia de Adorni sobre Santoro. El gran "aporte" de ambas listas fue el de una irrelevancia quirúrgicamente funcional a LLA.

Kim por lo menos puede ufanase de haber superado a Ricardo Caruso Lombardi… Lo de Abal alguna vez será explicado.

El submarino amarillo de Mauricio Macri

Si el porteñismo peronista no nace, el PRO directamente se hunde y la continuidad del cronograma electoral le promete más golpes. Nada es para siempre, ni las dos décadas de hegemonía ni, tal vez, el desastre actual, pero Mauricio Macri haría bien en replantearse por qué se ha convertido en un rey Midas al revés.

Lastre para Silvia Lospennato –lo mismo que el alcalde Jorge–, el expresidente hizo todo mal. Se alineó caninamente en lo nacional con el mileísmo, no hizo en casi un año y medio ningún gesto significativo de diferenciación, y se pasó por estudios de televisión y actos partidarios con cara de sueño, derrotista y deseoso de salir corriendo.

macri en el bunker 2.jfif
¿El fin de Mauricio Macri? El bastión PRO se derrumbó.

¿El fin de Mauricio Macri? El bastión PRO se derrumbó.

Así, perdió la gran interna abierta por el control de las derechas, rotundamente ganada por los ultras. Adorni prácticamente duplicó a Lospennato y la diputada hizo lo propio con Rodríguez Larreta. La historia de las derechas moderadas que resultan devoradas por versiones extremas no es una rareza argentina.

Si la traición de Milei al proyecto de Ficha limpia le había dado una oportunidad a la candidata, su principal impulsora parlamentaria, esa chance se dilapidó en medio de cálculos electorales ajenos al territorio porteño. Capitalizar esa defección sólo era posible llamando las cosas por su nombre. Al no atreverse a quemar los puentes en pos de una presunta alianza futura, sobre todo en la provincia de Buenos Aires, la oportunidad se hizo humo.

Impenitente, Macri abrió otra vez la puerta en TN, pero todo indica que no habrá alianza propiamente dicha y que Karina Milei avanzará con la marca propia y se llevará sin permiso todavía más pedazos del PRO. Después de lo visto este domingo, ¿qué incentivo tienen referentes como Diego Santilli, Cristian Ritondo, Guillermo Montenegro y varios más para no sacar lo pies del plato?

Embed - https://publish.twitter.com/oembed?url=https://x.com/Letra_P/status/1924263030592053334?t=-9ptStlHna5P4Z_NwQ01LQ&s=08&partner=&hide_thread=false

Encima, Lospennato debió lidiar con la fake news del video de inteligencia artificial sobre "el retiro" de su candidatura. La pieza, difundida por el Ministerio del Odio, llevó al PRO –se supone– a conocer el verdadero rostro de sus rivales.

"Macri está hecho un llorón", lo humilló Milei después de votar. ¿No hay retorno? Siempre lo hay, al punto que Patricia Bullrich pasó en cuestión de días de "montonera" que "ponía bombas en jardines de infantes" a –el colmo– ministra de Seguridad. El tema es para qué querrían ahora al expresidente los hermanos Milei.

Debido a esa fake, un aviso de lo que LLA está dispuesta a hacer con las reglas de juego, el PRO se acordó recién el sábado a la noche de que la trolera oficial es una amenaza para la democracia y la voluntad popular.

Octubre de 2005. Primer triunfo del PRO en la Ciudad de Buenos Aires. Este domingo se quedó sin invicto.
Leandro Santoro, segundo en las elecciones porteñas.

También te puede interesar