Las elecciones provinciales que se celebraron en Santa Fe, San Luis, Jujuy, Salta y Chaco tuvieron como denominador común una alarmante baja de participación en comparación con años anteriores. El fenómeno tiene diferentes explicaciones y se emparenta con datos preocupantes asociados a la valoración ciudadana sobre la democracia.
Los números son contundentes. El 13 de abril, los comicios de Santa Fe dieron la primera señal de alarma. La concurrencia fue del 55,6% del padrón electoral, el número más bajo desde 1983. Este domingo, pasó algo similar en otras cuatro provincias, donde también hubo una merma significativa.
Para hacer una comparación ajustada, vale medir los números contra otras elecciones de medio término, en las que la concurrencia suele ser menor a las ejecutivas. En este caso, en Jujuy, la participación fue del 70,5% del padrón, cinco puntos por debajo de lo que sucedió en 2021. En el mismo período, en Chaco, pasó del 66% al 52%; en Salta, el número bajó del 64% al 59%; y en San Luis, del 77,5% al 65%.
Embed - https://publish.twitter.com/oembed?url=https://x.com/SalinasPabloJ/status/1921750183185891512&partner=&hide_thread=false
Ya en las elecciones 2021 se había registrado una baja con respecto a los anteriores comicios de medio término. En la provincia de Buenos Aires, por ejemplo, pasó del 78,88% en las elecciones legislativas 2017 al 72,33%, cuatro años después. En aquel entonces, hubo un análisis que relacionó la baja de participación con la pandemia de coronavirus, que generó temor y también descontento.
Dos años después, sin embargo, el triunfo contundente de Javier Milei en el ballotage resignificó todo. El triunfo del libertario pudo haber sido un “que se vayan todos” de 2001, por otros medios. “La antipolítica encontró una canalización en 2023 y ahora hay una mezcla de antiopolítica con la desafección política, una dificultad para generar un ida y vuelta con la ciudadanía”, dice Shila Vilker, analista de opinión pública y directora, de la consultora Trespuntozero.
Embed - https://publish.twitter.com/oembed?url=https://x.com/Cicadok/status/1922401885689889259&partner=&hide_thread=false
Alerta, democracia
Las estadísticas sobre la baja de participación encuentran explicación, según Vilker, en la dificultad de la política para presentar ofertas movilizantes para la ciudadanía, pero también con electores que “no tienen una alta valoración sobre la práctica y el ejercicio de la democracia”.
Esta conclusión surge de un trabajo sobre “Democracia, Liberta y Estado”, que Trespuntozero publicó junto con La Sastrería. En ese estudio aparece información preocupante para el sistema, relacionada con la falta de respuestas económicas que los diferentes gobiernos dieron a la ciudadanía en estas cuatro décadas de democracia.
Si bien el 82,6% de los encuestados considera que la democracia es el mejor sistema para convivir entre quienes piensan distinto, también hay algunas alarmas. Ante la consulta sobre si apoyaría a un gobierno autoritario si logra resolver los problemas del país, un 29,8% de los participantes respondió de manera afirmativa, mientras que el 63,7% afirmó que “no apoyaría a un gobierno autoritario en ninguna circunstancia”. En tanto, un 6,5% dijo que no sabe.
3.jpg
La encuesta de Trespuntozero sobre la posibilidad de darle apoyo a un gobierno autoritario.
El mismo estudio explica los motivos de las dudas y la desilusión. Consultados sobre cuáles son los logros de la democracia desde 1986 a la fecha, los encuestados pusieron en primer lugar la libertad de expresión, seguida por el respeto a los derechos humanos y a las libertades individuales. Pero ubicaron en el tope del ranking de deudas de la democracia la distribución de la riqueza, el crecimiento económico y la justicia.
2.jpg
Los datos del estudio sobre Democracia, libertad y Estado, que publicaron La Sastrería y Trespuntozero explicanla baja participación en las elecciones.
“Hay un sistema que viene acumulando fracasos, un divorcio de la democracia asociada a la prosperidad económica. Los partidos tradicionales se vienen fragmentando y no dan respuesta. Por eso vemos que mucha gente está soltando el sistema, deja de creer”, dijo el politólogo Pablo Salinas.
Esta desafección se traduce en la merma de votos. “Antes, si estabas enojado con la democracia votabas a un Milei o anulabas, como sucedió en 2001, pero había actitud ciudadana. Ahora ni siquiera hay eso. Que no vayas a votar es que ya dejó de haber actitud ciudadana. Es una muy mala señal de la salud del sistema”, afirma Salinas.