El 18 de mayo de 2019, Cristina Fernández de Kirchner pateaba el tablero con la designación de Alberto Fernándezcomo el candidato de lo que todavía no era el Frente de Todos, con ella en el segundo término de la fórmula para las presidenciales de ese año. Cinco meses y nueve días después, 12.946.037 votos bendecían la jugada maradoneana de La Jefa. Este viernes 1 de julio, dos años, ocho meses y tres días después de aquel domingo peronista y 48 años después de la muerte de Juan Perón, Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner, con un río caudaloso corriendo bajo el puente y llevándose puesto el proyecto que re-unió al movimiento, se torean y se miden: se desafían a pelear en las urnas de las primarias 2023 por la candidatura presidencial del FdT, si es que ese sello siguiera existiendo al momento de los bifes.
"Ratifico mi candidatura en las PASO", dijo el Presidente en la entrevista que brindó el miércoles por la noche en C5N. Corta la bocha. "El mejor peronismo es el que está movilizado, que discute y debate. Nada es mejor para un candidato que haber sido elegido", completó y ratificó el llamado a internas bien abiertas en la coalición peronista para seleccionar, incluso, al aspirante a la presidencia. Quien quiera presentarse que se presente, invitó.
Es loable y a la vez curiosa la determinación del jefe del Estado, más allá de la clásica explicación del miedo a convertirse en un pato rengo, como si no lo fuera ya. ¿Quién lo bancaría en esa aventura reeleccionista si el miércoles por la noche, en la misma presentación televisiva, denunció que tuvo que frenar un intento de golpe de mercado y, como señaló este portal, no salió a respaldarlo nadie en el ancho munco del Frente de Todos, ni siquiera su propio equipo de gobierno?
A esta altura, queda claro: el Presidente no cree en estructuras. No cree o se hace el que no cree porque no ha sido capaz de crear una. El albertismo nunca nació. Fue un espejismo. En cambio, Fernández cree en los números. Está convencido de que la economía, ese barco que parece a la deriva, tironeado por corrientes que lo zarandean a babor y a estribor, le dará esos números contra los que nadie podrá pelear.
Este jueves, su vocera difundió datos que fueron un mensaje directo a la enemiga íntima: como le pedía ella misma, la economía crece y distribuye, Fernández cumple y dignifica. La crisis, gritó el mismísimo mandatario horas después en La Rioja, es virtuosa: faltan dólares porque crecemos a lo pavote. "¡Tenemos una crisis de crecimiento!", se cebó.
Se pregunta, Alberto: ¿Quién no le daría un turno más a un presidente que, a pesar de la herencia, la pandemia y la guerra, puso a la Argentina en la senda del crecimiento con justicia social?
Se pregunta, Alberto: ¿A qué peronista de Perón se le ocurriría descartar a un estadista que ofreciera esos resultados al pueblo trabajador?
El problema, por ahora, es la soledad: así como nadie salió a bancarlo en la pelea contra la mano invisible del mercado, nadie se subió a festejar las buenas noticias. ¿Será entonces capaz, Alberto, de juntar unos cuantos amigos del campeón si, como él está convencido de que ocurrirá, termina saliendo campeón de la economía?
La única
En una entrevista que brindó este jueves a El Destape, el lanzallamas designado por la vicepresidenta, Andrés Larroque, anunció el fin de "la fase moderada" del peronismo todista, que implica ir a la cancha solo a empatar, y advirtió: "La única manera de recuperar la esperanza es a través de la política y la persona que todavía es creíble, que representa esperanza y está dispuesta a enfrentar al poder es Cristina". Si eso no es el lanzamiento de una candidatura, en este caso desde el corazón mismo del cristinismo -antes lo había hecho el lobo solitario kicillofista Carlos Bianco-, ¿los lanzamientos de candidaturas dónde están?
Un día después, en el amanecer de la efeméride peronista, La Cámpora, la organización que tiene a Larroque como secretario general, lanzó un video-homenaje al General. En la pieza, habla el General: "Solo quedan dos caminos: un conformismo suicida que ni ofrece siquiera una aleatoria tranquilidad presente ni asegura una realidad futura, sometida a la tarea destructora del famoso Fondo Monetario Internacional; o la lucha, que, si bien impone sacrificios, puede alcanzar soluciones y honra". La teoría larroqueana del empate; la "fase moderada", que "esta agotada", versus la esperanza cristinista.
Este viernes, Alberto Fernández rendirá homenaje al Viejo en un acto con la CGT que vino de nalgas, pero, al final, vino. Este sábado, Cristina Fernández de Kirchner hará lo propio en Ensenada, tierra del radical peronizado Mario Secco, que servirá de anfitrión para otra parada de un tour que se parece tanto a una campaña. Giras paralelas, tituló este portal una nota premonitoria escrita por Gabriela Pepe hace casi dos meses.
Dicen que a Perón no lo asustaban las internas. Primero venía Juan y le decía que iba a hacer tal cosa que iba a embromar a Pedro. Perón habilitaba. Después venía Pedro y le avisaba que iba a hacer tal otra cosa, que iba a joder a Juan. Adelante. Si viviera, acaso el Gran Conductor miraría el show de este fin de semana salvaje con una media sonrisa dibujada en su rostro.