LETRA PEPE

Giras paralelas

Cristina disparó desde Chaco y considera invitaciones para salir al territorio. Fernández dice que le gana cómodamente las PASO a cualquier enviado K.

“La semana que viene estoy invitada a dar una conferencia, también magistral, en Marruecos, en una convención de juristas sobre Derecho Penal y Derechos Humanos, que la verdad me interesa mucho. Como es el jueves 12 y el Presidente tiene que viajar el lunes a Europa obviamente no podré ir. No podemos estar ambos afuera”

 

Al pasar, Cristina Fernández de Kirchner contó este viernes en Chaco que tuvo que declinar una invitación para dar una ponencia en Marruecos. El tema de la conferencia, el lawfare, la movilizaba particularmente, en especial, ante una tribuna internacional. La vicepresidenta ya había avanzado en el cierre de los detalles del viaje cuando Alberto Fernández confirmó que saldrá este lunes rumbo a España y Alemania. Las agendas se cruzaron y Cristina canceló su participación.

 

La de Marruecos es una de las varias invitaciones que Cristina tiene en agenda para los próximos meses. Como hizo en 2019 con el Sinceramente tour, la vicepresidenta está dispuesta a empezar a recorrer el país y también a volar al exterior para plantar sus verdades, con doctorados honoris causa y conferencias magistrales como excusas formales. En Resistencia mostró el primer movimiento, que fue transmitido en una involuntaria cadena nacional.  

 

“Ocho años estuve sentada en la Casa Rosada, atajando penales. Cuando hablo no es un ejercicio académico”, dijo. La frase tuvo un destinatario claro, el Presidente, que voló el viernes hasta la otra punta del país, a 3.800 kilómetros de donde habló Cristina. La vice refrendó así su principal reclamo a Fernández: que la convoque a participar de la toma de decisiones del Gobierno, del cual es la accionista mayoritaria.

 

El jefe de Estado no tiene previsto ceder. En la intimidad de la Casa Rosada les hizo saber a los dirigentes que lo vieron en los últimos días que no piensa cambiar ninguna pieza del Gabinete ni habilitar el armado de una mesa política que limite la toma de decisiones. “Al que van a juzgar por estos cuatro años de gobierno es a mí. Nadie habla del gobierno de Néstor Kirchner y Daniel Scioli. Ni del de Cristina y Amado Boudou. Al que juzgan es al Presidente”, repite entre los suyos para explicar por qué evita la convocatoria al sistema colegiado que proponen Cristina y La Cámpora.  

 

Las razones de ambos chocan en el origen mismo del armado del FdT y de la conformación de la fórmula presidencial. Cristina siente que Fernández desdeña su experiencia. En la carta que publicó tras la derrota electoral de las PASO reveló que durante 2021 tuvo “19 reuniones de trabajo en Olivos” con el Presidente. La mayoría, dijo, a iniciativa suya. El primer mandatario lo confirmó con otras palabras en una entrevista que le concedió a PERFIL en diciembre. “El mundo en el que Cristina gobernó es distinto al que me toca a mí, sus experiencias me sirven de muy poco en muchos casos”, dijo. Esa frase desató la furia del Instituto Patria.

 

Antes, otro movimiento presidencial había quebrado el contrato original del FdT. Fue el 17 de noviembre, cuando Fernández dijo en la Plaza de Mayo que las candidaturas de 2023 debían dirimirse en las PASO. El cristinismo apuntó que al Presidente “le pareció bien cuando lo eligieron a dedo a él”, pero una vez sentado en la Casa Rosada quiso cambiar las condiciones, sin consultarlo con nadie. El acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) llegó para complicar aún más lo que ya estaba dañado y cristalizó la falta de acuerdo interno sobre el programa económico.  

 

Fernández está “convencido” del rumbo económico elegido. A los propios les bajó la orden de concentrarse en la gestión. Cree que, una vez que la inflación empiece a ceder, habrá poco para discutirle. El ministro Martín Guzmán prometió que el número de mayo empezará a mostrar alivio. Para el Presidente, sería una buena carta para sentarse a negociar con más espalda con sus socia política. El cristinismo cree que, tal como están las cosas, el Frente de Todos "pierde contra cualquiera” en las elecciones. La única forma de evitarlo es mejorando el poder adquisitivo, dicen. 

 

La ruptura está descartada en todas las tribus. En público y en privado, Cristina y La Cámpora reafirman que nadie dejará el Gobierno. Fernández tampoco tiene previsto echar a nadie. El ejemplo vivo de los últimos días está en el Ministerio del Interior. Por su cuenta, Eduardo de Pedro armó una gira junto a gobernadores que lo llevó una semana a Israel. Fernández comunicó su “satisfacción”. Para dirigentes cercanos al Presidente, fue un movimiento "insólito" que solo se explica por el afán de construcción política de cara a 2023. El funcionario suena como posible candidato del cristinismo para las PASO.  

 

Fernández dejó hacer. El Presidente cree que estará en condiciones de ganarle cómodamente en las primarias “a cualquier candidato” bendecido por Cristina. La ecuación cambiaría si ella misma decidiera presentarse. Los propios no lo descartan. “Si en octubre gana Lula en Brasil, puede volver ella también”, se entusiasmó este viernes en Chaco un camporista, mientras esperaba el comienzo de la exposición de la vice. Hace diez días, el Comité de Derechos Humanos de la ONU reconoció que Luis Inácio “Lula” da Silva fue víctima del lawfare. El brasileño fue esta semana tapa de la revista TIME, que lo da por resucitado. ¿Cristina se mira en su espejo?

 

La vice no cesará en la presión. El viernes, en Chaco, puso sobre la mesa la interna del FdT. Cuestionó el plan económico, refrendó la lista de ministros apuntados, Guzmán, Matías Kulfas y Claudio Moroni, y la amplió aún más, con la mención a Juan Zabaleta. Cuanto más el cristinismo los mencione menos los moverá, hizo saber el Presidente. Fernández piensa que los problemas de la Casa Rosada están más en la política que en la economía.

 

Mientras espera que los números de la inflación mejoren, reactivó su agenda política, con viajes a las provincias y al exterior e incursiones en el conurbano. Sin decirlo, ya está subido a la campaña. Sus dirigentes más cercanos no comparten tal optimismo. “Lo único que no puede pasar es que siga todo igual. Algo tiene que hacer Alberto. De esta forma, nos estrellamos”, apunta el referente territorial alineado con el Presidente que tiene diálogo con el cristinismo. “Por lo menos Cristina y La Cámpora plantean algo concreto, la mesa de decisiones. Tienen un objetivo claro. Alberto tiene que ordenar políticamente esto”, se lamenta. 

 

En la intimidad, uno de los funcionarios más experimentados del Gabinete que tiene acceso al despacho presidencial también pide orden: “Desde que milito en el peronismo nunca vi algo así. Tenemos el Gobierno, pero no sabemos qué hacer”. Otro dirigente de confianza de Fernández asegura que el Presidente está “cómodo” y “tranquilo” en su posición. Juega a que el tiempo le dé la razón, montado sobre los resultados de la macroeconomía. El llamado a Cristina todavía puede esperar. 

 

Edgardo Kueider, senador de Unidad Federal, durante el debate de Boleta Única. 
Hernán Lacunza, Nicolás Dujovne y Cristian Ritondo en una conversación con el bloque del PRO sobre el Presupuesto.

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