CLIMA PREELECTORAL

La economía no levanta: ¿pasaron cosas o el Gobierno no acierta?

La lente distorsiva de 2020 y un globo que se desinfla mes a mes. Errores no forzados y remedios efímeros. Segundo semestre e incertidumbre del día después.

La reducción de la inflación deseada por el Gobierno para calentar los espíritus en la previa de las elecciones de septiembre-noviembre será una decepción, mientras que el rebote de la economía tras el desplome pandémico de 2020 probablemente tampoco sea el que esperaba. Lo segundo no deja de llamar la atención, con un un nivel de actividad que se desinfla mes a mes, que recrea el descolorido mantra macrista del “segundo semestre” y que, encima, deja dudas para 2022. ¿Todo sigue siendo culpa de la pandemia o el ministro Martín Guzmán y el presidente Alberto Fernández tienen responsabilidades que asumir?

 

De acuerdo con el Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) que elabora el INDEC, anticipo del Producto Bruto Interno (PBI), la economía creció en mayo 13,6% en comparación con el pozo profundo del mismo mes del año previo, cuando el país estaba confinado por el nuevo coronavirus. Sin embargo, cayó 2% frente a abril.

 

¿Fue solo un tropezón?

 

El dato se refuerza con la progresión reciente del EMAE desestacionalizado –cada mes contra el precedente–, que fue negativo en febrero –0,4%–, abril –0,3%–, y ahora en mayo.

 

Es más, la “recuperación” de marzo no podría haber sido más ínfima.

 

De esos números surge que el país creció 9,5% interanual entre enero y mayo, pero ese no será el dato que describa la totalidad del año, puesto que a partir de ahora la base de cálculo ya no estará tan condicionada por el “Gran Confinamiento”.

 

El economista Gustavo Reija le dijo a Letra P que “la caída de la actividad de mayo responde tanto a factores vinculados con las restricciones a la actividad que se impusieron ese mes como a factores estructurales vinculados a la persistente inflación y a caída del salario real del primer semestre”.

 

En efecto, cabe recordar que entonces el país atravesaba, sobre todo en su corazón productivo del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), el pico de la segunda ola de la versión local de la pandemia, que obligó al Gobierno a poner otra vez el freno de mano. Sin embargo, no todo pasa por esas limitaciones a la movilidad y hay que tomar en cuenta factores estructurales de la economía y, asimismo, errores de la propia conducción económica. En particular, el atraso de los salarios –y el consumo, variable que da cuenta de dos tercios de la economía nacional– frente a una inflación que galopa.

 

“La reapertura de paritarias y el efecto aguinaldo pueden lograr que los valores de mayo sean el piso de este año. Sin embargo, habrá que prestar atención a la evolución de las restricciones por una posible ola de la variante delta del (nuevo) coronavirus”, añadió Reija al advertir sobre acechanzas que no están despejadas.

 

Las tareas pendientes, acumuladas por la propia emergencia sanitaria como por respuestas oficiales que han sido insuficientes, sobran. “Hay que recordar que los valores de crecimiento de la actividad de este año tendrán una base de comparación muy mala como fue la de 2020 y que, a nivel bolsillo, el impacto no será significativo. Bajar la inflación sigue siendo prioridad para crecer y bajar la pobreza”, resumió.

 

La consultora Ecolatina señaló respecto de la evolución del EMAE dejó en mayo una retracción de 9,2% frente al mismo mes 2019. Así, si se tiene en cuenta que la caída de 2020 fue del 9,9%, cabe señalar que la Argentina permanece parada casi en el mismo lugar en relación con esos tiempos menos desdichados y que los números de “crecimiento” interanual son mera estadística.

 

El Gobierno lucha por revertir en una segunda ola de paritarias su error de haber pisado –con la intención de desacelerar la carrera con los precios– la actualización salarial en la primera apuesta al “segundo semestre”. Los especialistas en comunicación de los distintos ministerios involucrados han amordazado a sus jefes para impedir que usen la expresión hundida en el descrédito por las profecías nunca cumplidas del gobierno de Mauricio Macri.

 

Ese error de cálculo sobre una inflación en baja es el principal error de la conducción económica, lo que determinó actualizaciones salariales avaras que impidieron que el consumo se recuperara lo suficiente como para que la economía creciera de verdad. Sin embargo, lo que en el ala política del Frente de Todos es resignación a que la inflación del año supere el listón del 45% con tal de no seguir atrasando los ingresos, para Guzmán es diferente. El ministro confía en que, pisados el dólar oficial y los paralelos legales y atrasadas las tarifas, los precios tenderán a moderarse, por lo que no sería necesario convalidar cualquier incremento en las paritarias 2.0 para estimular el consumo, especialmente entre los más pobres, sector que, se supone, es el bastión social del oficialismo.

 

Otra vez según Ecolatina, “de cara al futuro, sobresale que en mayo-junio habría estado el piso del nivel de actividad de 2021. En estos meses se conjugaron los problemas de la primera parte del año –alta inflación– con los peores niveles en materia de contagios de coronavirus y, en respuesta, las mayores restricciones. Por lo tanto, podemos afirmar que, en el escenario más probable, lo peor ya habría pasado”. 

 

“La demanda y la producción se recuperarían a partir de julio. La celeridad del proceso de vacunación y las menores restricciones operativas, en un escenario de baja –lenta– de la inflación y recuperación –moderada– de los salarios reales, impulsarían al nivel de actividad en la segunda mitad del año”, avanzó.

 

“Si el nivel de actividad de mayo se mantuviera inalterado hasta el cierre de 2021, el PBI crecería 6% este año. Empero, proyectamos un crecimiento apenas menor al 7%, en línea con algunas estimaciones del Ministerio de Economía. Por lo tanto, la economía debería avanzar en los próximos meses para lograr este objetivo, algo que, efectivamente, proyectamos que pasará”, dijo la firma. 

 

¿Hacia un mundo feliz, entonces? No necesariamente. De acuerdo con el estudio, “a comienzos del año que viene, tanto el dólar oficial como las tarifas de servicios públicos demandarían algunas correcciones, en línea con las recomendaciones del FMI –con el que esperamos un acuerdo en el arranque de 2022–. En este marco, el crecimiento de la segunda parte del 2021 se interrumpiría apenas superado el año electoral”.

 

Ese el costo de barrer el polvo debajo de la alfombra.

 

Festeja Javier Milei: la industria subió 6,9% en julio y la construcción 8,1% mensual
José Luis Daza, el vice de Toto Caputo

También te puede interesar