LA ECONOMÍA Y LAS URNAS

La inflación apunta a la baja, pero sigue lejos de la necesidad del Gobierno

Analistas calcularon entre 3 y 3,2% en junio. ¿Cuándo llegará el alivio? Los precios, campo de juego en el que se dirime el futuro de la política oficial.

La disolución de la meta oficial de inflación para el año, de entre 29 y 33%, en el ácido de la realidad golpea especialmente a la base electoral del Frente de Todos, atenazada como ha quedado entre los precios y una recuperación de los salarios que hasta el momento no se ha concretado. Ya con las cartas totalmente desplegadas sobre la mesa, el Ministerio de Economía se plantea ahora que el índice oficial promedie 2,2% hasta fin de año, de modo que se ubique a fin de diciembre más cerca del 40% que del 50%, pero las proyecciones privadas de junio y, en algunos casos, de julio también relativizan ese objetivo.

 

Una ronda de consultas entre consultoras realizada por Letra P indica que la inflación de junio se ubicó en el 3% o levemente por encima de eso –el INDEC dará a conocer su cálculo el jueves 15–. Mientras, los analistas advierten que el mes en curso suele ser picante, lo que deja la moderación efectivamente esperada para agosto, apenas antes de que se abran las urnas para que la ciudadanía vote en las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) que definirán en buena medida el sentido del voto popular. El tiempo es escaso para el Gobierno.

 

Analytica calcula que los precios avanzaron en junio entre 2,9 y 3%. A diferencia de otras, esa consultora espera una desaceleración de los precios este mismo mes, hasta un 2,5%, tendencia que continuaría a lo largo del segundo semestre.

 

Sin embargo, el promedio de ese período se ubicaría en 2,6%, por encima de lo esperado por Martín Guzmán, lo que redondearía en todo el año un 45%.

 

Seido, por su parte, pondera un 3,2% en junio, resultado que fue posible por la moderación de los precios en el tramo final del mes. Aunque sus analistas observan factores como el rezago del tipo de cambio en relación con la inflación, el cuasicongelamiento de las tarifas y otros controles oficiales como factores de moderación, no se espera que en lo inmediato el índice caiga muy por debajo del 3% mensual.

 

Esa firma mantiene su proyección del 50% para fin de año, aunque, dada la tendencia esperada, no descarta que termine algo por debajo de eso.

 

Anker Latinoamérica, fundada por los exfuncionarios macristas Luis Caputo y Santiago Bausili, apunta a un 3,1% en junio y advierte que julio es un mes estacionalmente alto, lo que dejaría para agosto una desaceleración más clara aunque transitoria.

 

Eso dependerá, señalan en Anker, de que el Banco Central mantenga bajo control los dólares negociados en bolsa, aunque los precios podrían volver a calentarse en el primer trimestre de 2022 si finalmente las tarifas de servicios públicos salen de la era de hielo y el dólar oficial acelera sus minidevaluaciones diarias. Todo eso interactuaría con el impacto monetario del déficit fiscal de diciembre y con el efecto de las reaperturas de paritarias. Para el año, la consultora ubica su pronóstico en 48,5%.

 

En tanto, Orlando J. Ferreres y Asociados calcula que la inflación en el Gran Buenos Aires alcanzó el mes pasado a 3,2%.

 

Si el INDEC confirmara los pronósticos de esas firmas, la inflación habría marcado en junio nueve meses consecutivos por encima del 3%, algo que no se había dado en los últimos 20 años.

 

Más allá de eso, después de guarismos subidos de 4%, 4%, 3,6%, 4,8%, 4,1% y 3,3% registrados por el instituto oficial entre diciembre del año pasado y mayo último, todo indica que está por comenzar una etapa de cierta tregua, aunque en niveles todavía demasiado elevados. Del resultado de las elecciones depende con qué fortaleza encarará el Gobierno la segunda mitad de su mandato y, en la interna, qué visión prevalecerá en relación con la inflación. ¿Será la cristinista, más dada al manejo de los precios regulados y a diversos mecanismos de control sobre los formadores privados, o habrá espacio para que Guzmán y Alberto Fernández vuelvan a la carga con la idea de normalizar gradualmente variables macro que han estado demasiado tiempo desmadradas?

 

El modelo está en juego.

 

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