LA ECONOMÍA Y LAS URNAS

El plan del Gobierno para desbaratar las profecías de devaluación

Augurios, opiniones e interés. ¿Hacia una elección sin traumas? Controles, poder de fuego y viento de cola externo. La adecuación a la inflación sería suave.

La campaña electoral está dando sus primeros pasos y el mercado, acostumbrado a que coyunturas de ese tipo se traduzcan en presiones sobre el dólar, hace sus apuestas. El consenso indica que el tipo de cambio oficial estará bajo control en base al cepo, que los paralelos legales –que se negocian en bolsa a través de la compra de títulos públicos en pesos y su reventa en dólares– estarán más "picantes" pero lejos de un estallido y que el ilegal blue, con sus oscilaciones, no tiene entidad para mover la aguja de las expectativas. Sin embargo, sorprendieron en los últimos días una serie de augurios acerca de un salto de la divisa posterior a los comicios legislativos, necesaria, se supone, para paliar el atraso que esta viene experimentando en relación con la inflación. Ante eso, en el Gobierno replican que no habrá tal devaluación y para evitarla hay condiciones objetivas y también un plan.

 

Abrió el fuego Morgan Stanley, cuyos analistas Fernando Sedano y Lucas Almeida predijeron el 21 de junio una veloz adecuación del tipo de cambio a comienzos del año que viene. La misma, pronosticaron en un informe, se haría inevitable "antes de un eventual programa del FMI" y oscilaría en torno a un 15%.

 

"Con las elecciones aplazadas hasta mediados de noviembre, ya no vemos un ajuste único del tipo de cambio oficial este año. Sospechamos que es una decisión política difícil de tomar, ya que un movimiento único en noviembre o diciembre produciría un pico inflacionario antes de las vacaciones", señaló el banco de inversión. Así, estimó, el movimiento del dólar sería similar, en proporciones y modalidad, al llevado a cabo a comienzos de 2014 por el entonces presidente del Banco Central, Juan Carlos Fábrega, quien consumó la devaluación en solo tres ruedas. Cabe recordar que esa decisión hizo de ese año uno de recesión y caída del consumo, compensada recién al año siguiente, cuando Mauricio Macri derrotó a Daniel Scioli.

 

No curiosamente, el propio Fábrega, quien condujo la autoridad monetaria entre noviembre de 2013 y octubre de 2014, en tiempos de Cristina Kirchner, opinó en el mismo sentido.

 

Para él, el presidente del Central, Miguel Pesce, y el ministro de Economía, Martín Guzmán, harán un "esfuerzo titánico" para que la cotización oficial no se les escape antes de las elecciones de noviembre, pero sí "una corrección del atraso de este año" después de esa fecha. "No veo un atraso (cambiario) significativo, pero si pisan el tipo de cambio con una corrección de 1% mensual y una inflación del 3%, a fin de año habría una diferencia del 15% o el 20% y se va a imponer hacer algún ajuste que se pueda controlar", expresó.

 

Antes de que los pronósticos devengan en expectativa y estas en presión, el Gobierno y el Banco Central preparan su plan.

 

En el contexto de administración del tipo de cambio, el Central, en acuerdo con el Palacio de Hacienda, atrasó el ritmo de depreciación mensual del peso en relación con la inflación. De ese modo, hasta el cierre de junio, el dólar subió 13,7% en el mercado mayorista, mientras que el índice oficial de precios acumuló alrededor de 25% –21,5% hasta mayo, último dato disponible–.

 

El "atraso", sostienen en el Gobierno, no es tal ya que la recuperación de la economía internacional desde el pozo pandémico del año pasado ha provocado una fuerte mejora de los precios de los productos nacionales de exportación y, más recientemente, revaluaciones de las monedas de los principales socios comerciales del país –en especial Brasil–.

 

Según informes técnicos que circulan en los despachos oficiales, el tipo de cambio real multilateral –que incluye las mencionadas variables– se encuentra 0,5% por encima del promedio de los últimos 23 años (+0,5%) y no exhibe riesgos de deterioro inmediato.

 

En ese contexto, el Central logró dar vuelta una temporada de exportaciones de soja que, en el inicio, no dejó demasiados dólares en sus reservas, algo que cambió en el último tiempo. De ese modo, confía en haber generado un colchón, no cómodo pero sí suficiente –en concurso con el cepo– para hacer frente a una eventual corrida. En efecto, las reservas brutas que se ubicaban en 39.501 millones de dólares a principios de enero cerraron junio en 42.438 millones.

 

Al revés de Morgan Stanley y Fábrega, el mercado tampoco aguarda un salto devaluatorio postelectoral.

 

Con el dólar oficial atado, sí espera una aceleración de las minidevaluaciones que permitan recuperar el terreno que aquel perderá en relación con el índice de precios. No sería una decisión de un tajo como la de 2014.

 

De hecho, los precios de los futuros no reflejan un escenario de esa índole. El Banco Central no tiene en ese mercado ninguna posición, está prácticamente "en cero", y hasta los bancos están "cortos" –vendidos–. Todo eso indica que el primero mantiene su capacidad de intervenir en el mismo y que los segundos desestiman un riesgo de salto brusco.

 

En lo que respecta a los llamados dólares bursátiles, traders con los que dialogó Letra P registran una demanda sostenida y descreen que, pasada la temporada alta de la soja y del ingreso de dólares comerciales, el Central cuente con dólares suficientes para mantenerlos totalmente a raya. Si bien la entidad cuenta con títulos públicos para seguir operando sobre esas cotizaciones –el "contado con liquidación" y el "dólar MEP"–, es posible que la brecha con el oficial se amplíe del actual 75% a algo más parecido a un 100%. Un nivel delicado, pero no un seguro de estallido.

 

E mercado ilegal, el del blue, es impredecible. Más allá de que cuando se dispara suele aparecer alguna intervención paraoficial –de hecho, todo el salto de la semana pasada, diez pesos, se revirtió en buena medida en pocas ruedas en la actual–, su escaso volumen limita su capacidad de dañar las expectativas. "No es un mercado como el de los bursátiles, que viene moviendo unos 90 millones de dólares por día. Con dos millones al blue se lo da vuelta como una media", resumió un operador en diálogo con este medio.

 

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