Una llega con dos candidatos muy diferentes que terminarán compitiendo en internas y la otra, con la unidad a la fuerza y una mujer que rankea para quedarse con la cabeza de la lista de postulantes. En la provincia de Buenos Aires, el distrito del 40 por ciento del padrón electoral, las alianzas Juntos y Frente de Todos entran en la última semana de rosca para el diseño de su mejor oferta. Diego Santilli (PRO), Facundo Manes (UCR) y Victoria Tolosa Paz (FdT) caminan rumbo al cuadrilátero para una pelea clave de medio término que será determinante para la segunda mitad de la gestión peronista. Buscan una banca en la Cámara de Diputados de la Nación, donde por la provincia de Buenos Aires se ponen en juego 35 lugares. En esta nota, una primera aproximación a los tres: fortalezas, debilidades y algunos misterios.
Dueña de una verborragia visceral, con el correr de los años Tolosa Paz fue sacándole punta a su modo de decir hasta convertirse en una hábil declarante. La platense de 47 años está curtida en el golpe por golpe que proponen los shows televisivos del prime time convertidos en tribuna de políticos. Como en las anteriores de este siglo, pero más en la de este este año debido a la pandemia, una ultra mediatización de la campaña puede calzarle mejor a ella que a sus competidores. Hay quienes la ven como la vocera de la que careció el Ejecutivo en lo que va de su mandato.
Aunque considerada dirigente del albertismo, en comparación con otros candidatos y otras candidatas en danza emerge como la mejor síntesis de los Fernández. Respaldo total al Presidente y, al mismo tiempo, defensora permanente de las políticas kirchneristas, de Néstor y de Cristina. Nunca sacó los pies de ese plato. Ni siquiera uno.
La vacunación, la economía y la seguridad serán tres temas inevitables de campaña. En el primer ítem -pese a los más de cien mil muertos sobre los que esta semana martilló la oposición, la partidaria y la de los medios hegemónicos-, el aluvión de dosis llegado al país contra todo pronóstico y el ritmo sostenido de inoculación serán un caballito de batalla del oficialismo, sobre todo en el primer tramo de la carrera electoral: la visión de que el enorme desastre pudo haber sido aun mayor de no ser por la gestión del Gobierno puede desvanecerse en el imaginario colectivo con el paso del tiempo; tal vez ese caballo llegue cansado a la recta final de la pelea por los votos. Tendemos a olvidar rápido.
Se verá cómo esta contadora lidia con la economía y la inseguridad. La inflación es un potro indomable para el gobierno y, pese a las explicaciones que pueda ensayar y el impulso que vaya a darle a la economía con inyección de dinero y obras, la falta de plata en el bolsillo de la gente da en su línea de flotación. Un Berni compañero de fórmula podría servir en el restante aspecto. Pero hay quienes piensan que sería vestir un santo desvistiendo a otro (¿qué otra mano toma ese hierro caliente en Buenos Aires?). Además, para el segundo lugar de la tira piden pista los intendentes.
Ser la única mujer en la pelea puede aportarle un plus en tiempos de militancia -por verdadera convicción o conveniencia, depende de quién se trate sin distinción de color político- de la igualdad.
Como se ha dicho en este espacio, el radicalismo está en el zaguán de una nueva hora. Al impulso que le dio la derrota de 2019 con la consecuente salida del poder de su socio PRO, el lanzamiento de Manes a la arena política le sumó envión. De alto nivel de conocimiento en la gente, el neurocientífico goza además de buena salud política. Es decir, no acarrea muertos en la mochila, camina livianito.
El ejército de intendentes que gobierna en territorio bonaerense -que el exvicegobernador Salvador se ufana de haber construido con un “estratégico” alineamiento total a Vidal- es la unidad de potencia que empuja a “Goropo”, como conocen a este outsider de la política en su Salto natal. Entre ellos, será clave cómo juegue Posse, dueño de una montaña de votos en la Primera sección, quien al cierre de esta nota sostenía su candidatura con lista propia.
Pero, ¿qué tiene Manes en la cabeza? ¿Qué quiere hacer? ¿Cuál es su propuesta para diferenciarse del modelo macrista que postula a Santilli? “Tenemos que convertir la resignación y el desencanto en esperanza. Es tiempo de estar presentes. Se viene un nuevo país, el nuevo mundo. El futuro depende de nosotros”, dijo en el spot con el que confirmó su postulación vía redes sociales. Su gran desafío es llenar de contenido su campaña. No parece ser suficiente la dictadura del optimismo en formato charla TED. No alcanza con una figura. Si de verdad pelea por mandar en la alianza opositora, la UCR tiene que disputarle al PRO no solo los votos sino también, y fundamentalmente, el liderazgo conceptual e ideológico.
El vicejefe de Gobierno porteño corre con la ventaja de haber iniciado antes su campaña de instalación. Con su misterio en torno al distrito por el que iba a competir, Vidal le dio una centralidad estratégica a Santilli avivando la competencia con el intendentismo referenciado en el Grupo Dorrego primero y, en los últimos tiempos, específicamente en Jorge Macri, quien finalmente declinó su postulación sin conocerse aún los términos finos de ese acuerdo. Mirado en perspectiva, parece haber sido una jugada maestra de Rodríguez Larreta, quien en lo que va de la aventura macrista se muestra como el mejor estratega del espacio amarillo.
Aunque con menos que la UCR, el PRO cuenta con intendentes que gobiernan distritos clave, muy populosos, del conurbano y también del interior. Por citar algunos: Vicente López, Lanús, Tres de Febrero y La Plata, por las secciones Primera, Tercera y Octava. Tierra adentro, tiene Bahía Blanca, Mar del Plata, Junín y Olavarría, perlas de las secciones Sexta, Quinta, Cuarta y Séptima, respectivamente. Nada despreciable.
La buena imagen que Vidal aún conserva en el territorio que gobernó también le traccionará votos a Santilli, quien acaso logre sacarle algún rédito a su -aunque lejano- origen peronista.
Algo del voto paloma tendrá que disputar con Manes. Pero donde su usina de campaña probablemente deba trabajar con precisión quirúrgica es en la estrategia para sumar el voto halcón licuando, al mismo tiempo, la carga negativa que dejó la aventura del expresidente en la Casa Rosada. Es decir, dejar atrás el “para el cambio” parido por el ingeniero y borrado de un machetazo del nombre de la alianza, para instalar el Juntos, a secas. Santilli necesita al macrismo sin Mauricio. Y en eso están todos en la fuerza amarilla.