ELISA CARRIÓ

El control remoto de la matriarca de las palomas

Artista del home office, Lilita se juega a incidir en la interna PRO. De Macri "ya fue" a una Bullrich limitada. Marca el paso opositor en la pelea por Rafecas.

Elisa Carrió todavía no cumple cinco años en la casa que tiene en el partido bonaerense de Exaltación de la Cruz. Cuando dejó Barrio Norte, cambió su domicilio y, apenas renunció a su banca en la Cámara baja, dejó correr la versión de transformar la mudanza en una carrera electoral por la gobernación. Lilita está cada vez más empoderada desde su chacra. Abre sus puertas a las principales figuras de Juntos por el Cambio (JxC) que elige respaldar y les cocina rico. Ya no está tan segura de volver a ser candidata. Sólo tiene claro que respaldará a su amigo y aliado, el alcalde porteño Horacio Rodríguez Larreta, en la disputa con el expresidente Mauricio Macri. En la pelea, que excede los límites del PRO, la fundadora de la Coalición Cívica buscará terciar, desde su casa, al mando de las riendas de su partido y a favor del macrismo que se autodefine moderado. 

 

El gesto no será gratis. La chaqueña reclamará los mejores lugares posibles en las listas porteñas de JxC, donde la última palabra la tendrá Larreta. El jefe de Gobierno la necesita en la misión inmediata de frenar el desembarco capitalino de la titular del PRO, Patricia Bullrich. En el mediano plazo, cuenta con ella como una aliada clave para la carrera presidencial que planifica el alcalde para 2023. Del otro lado, la exministra de Seguridad de Macri se mantiene hiperactiva, protagoniza dos o tres visitas por semana y, al igual que Macri, sabe que hay un acuerdo para limitar su margen de acción en las próximas elecciones. 

 

Carrió se encargó de inclinar esa balanza con fuerza hace dos semanas para blanquear una lectura que comparte buena parte de la CC. "Yo estoy en la línea moderada desde siempre. Algunos me dicen que yo siempre fui halcón y sí, soy halcón cuando los presidentes están arriba y son corruptos, pero no golpeo a los que están abajo", disparó. La exdiputada tiene una interpretación bastante particular sobre la actual coyuntura, con una hipótesis que consume el mismo núcleo duro que sigue a Bullrich. Considera que el presidente Alberto Fernández enfrenta un golpe de Estado interno impulsado por la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner para controlar el Gobierno. Es parte del mantra que repite en los medios, aunque ahora considera que "hay que parar" y no pegarle en el suelo al caído. 

 

En su entorno aseguran que no hay novedades en el discurso de Lilita. A pesar del pésimo vínculo que tuvo en los últimos años, ahora dice que tiene una "buena relación" con Bullrich, aunque lleva más de un año sin hablar con Macri. La última vez que habló del expresidente dijo que "Ya fue". "Una cosa es luchar contra la corrupción y otra cosa es partir la Argentina, yo no quiero eso", aseguró a Radio Rivadavia

 

En el tercer socio de JxC, que conduce el diputado Maximiliano Ferraro, minimizan la diferencia con los duros. Admiten que el disparador de los desencuentros tuvo que ver con la aprobación en el Senado del pliego del juez federal Daniel Rafecas como Procurador General de la Nación. Tal como contó este portal, el año pasado hubo una discreta negociación en el Senado para que el interbloque de Juntos por el Cambio aportara los votos necesarios para que el pliego presentado por Fernández tuviera los dos tercios necesarios para nombrarlo. A cambio, pedían modificaciones al proyecto de reforma del Ministerio Público Fiscal (MPF) antes de que fuera aprobado por la Cámara alta. La propuesta la promovió el titular del espacio, Luis Naidenoff, con el guiño de su par radical en Diputados, Mario Negri, un estrecho amigo de Lilita. Las gestiones fueron frenadas por insistencia de Macri y las brasas de esas diferencias volvieron a encenderse esta semana, cuando el oficialismo logró darle dictamen  de mayoría al proyecto que aprobó el Senado en noviembre. 

 

El encargado de mencionar que Carrió fue la primera en mover esa pieza, fue el jefe del bloque de la CC, el diputado Juan Manuel López, pero este medio pudo confirmar que fue ella la que empujó a sus interlocutores radicales para sondear al oficialismo. 

 

El proyecto ahora puede pasar al recinto, pero el Frente de Todos todavía no tiene los votos necesarios. En el medio Negri y Naidenoff reclamaron que el oficialismo trate el pliego de Rafecas como una forma de revivir el consejo de Lilita y arrinconar al Gobierno con un nombramiento que lleva casi un año sin avances. Nada de eso pasa inadvertido para Carrió, que sigue la pelea por el MPF desde Exaltación de la Cruz con atención en los movimientos del oficialismo, pero también en el rol que quieren jugar los "duros".

 

Plan canje

Las diferencias van más allá del nombramiento del procurador. La semana pasada Carrió aprovechó otra entrevista para renovar sus castigos discursivos contra Macri.  "Si soy un líder de convicciones y de principios, no me puedo ir a vacunar a Miami", disparó para cuestionar al expresidente por vacunarse en su último viaje a Estados Unidos. No fue lo único que dijo. "Él cree que tiene que haber interna en todos lados. Yo creo lo opuesto, por el momento que vive la Nación, no porque le tenga miedo a una interna", aseguró. El mensaje lo lanzó tres días después de abrir su chacra para recibir a Rodríguez Larreta, a la exgobernadora bonaerense María Eugenia Vidal y al vicejefe porteño Diego Santilli. El alcalde amasa el plan de hacer un enroque: que la exmandataria se postule en capital y que el "Colorado" haga lo mismo en la provincia. Cerca de los tres macristas insisten que "no hay nada confirmado", pero la postergación del calendario se encamina a concretarse en el Congreso y las definiciones comienzan a ser apremiantes.

 

Carrió habría bendecido el plan canje de Larreta. Algunos dan un paso más. Se animan a traducir su afirmación de que va a “poner el cuerpo en las elecciones” y la ubican secundando a Santilli en la lista bonaerense. Si ese apoyo se exterioriza, las preocupaciones de Macri serán mayores, porque su influencia corre el riesgo de diluirse ante la decisión implícita de sus antagonistas de clausurar las chances de que el exmandatario vuelva a pelear una candidatura.

 

Federico Achaval, intendente de Pilar.
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