Margarita Stolbizer rechazó la invitación a almorzar, pero charló con Florencio Randazzo en su oficina. Fue hace tres semanas en Perón y Paraná, dos años después de la última conversación que tuvieron.
Durante 2020, la exdiputada se cuidó del coronavirus y se quedó en su casa de Castelar. Con la flexibilización de la cuarentena, volvió a instalarse una vez por semana en su oficina. Hasta allí fue el exministro del Interior y Transporte tan delgado como siempre, bien afeitado y de muy buen humor. Le planteó a la líder del GEN más o menos lo mismo que viene repitiendo en cada encuentro que mantiene con dirigentes de distintos partidos, muchos de ellos experonistas y otros, integrantes de espacios diversos ubicados en el centro de la grieta.
El único que no encaja en ese perfil es el intendente de Vicente López, Jorge Macri, del PRO, protagonista esta semana de uno de los hechos políticos más trascendentes, como fue el inicio de las conversaciones sobre la postergación de las PASO en un acto en la Casa Rosada. Macri sí aceptó la invitación de Randazzo y cenaron en una famosa pizzería. Fue una charla a solas de la que ninguno de los dos dejó filtrar una palabra. “Conversan, se conocen desde hace años”, es todo lo que dicen mientras cerca del exministro descartan cualquier armado electoral con Juntos por el Cambio. Juran que no acordará con la alianza opositora y que no volverá al Frente de Todos, donde están convencidos de que toda candidatura bonaerense será definida exclusivamente por Cristina Fernández, Axel Kicillof y Máximo Kirchner.
“El Flaco” no decidió si será o no candidato, aunque hay quienes le insisten con que, sin candidatura a diputado nacional en 2021, no hay chances electorales para 2023. Habla con todos y con todas y propone reconstruir un espacio heterogéneo, aquella avenida del medio que tuvo como protagonistas a Sergio Massa, al fallecido José Manuel De la Sota y a varios gobernadores del PJ que finalmente no dieron el salto después de que Cristina Kirchner anunció que sería candidata a vicepresidenta como compañera de fórmula de Alberto Fernández. Con los que no se tentaron con el pase, Roberto Lavagna y Juan Manuel Urtubey, Randazzo busca consolidar un espacio mientras lee libros de economía y comparte el crítico diagnóstico del exministro Jorge Remes Lenicov.
Con el kirchnerismo no hay retorno, a pesar de que en campaña compartió una recorrida bonaerense con Alberto Fernández. De uno y otro lado no hay amnistía: en 2017, Randazzo no aceptó un arreglo de último momento para compartir candidatura a senador con la actual vicepresidenta, pero su medio millón de votos determinó la derrota de Unidad Ciudadana. Esteban Bullrich y Gladys González entraron al Senado por la mayoría después de imponerse por sólo 382.626 votos frente a la dupla Cristina Fernández-Jorge Taiana.
La propuesta de Randazzo a Stolbizer fue el armado de una fuerza que escape a la polarización Frente de Todos-Juntos por el Cambio reeditando lo que fue el Frente Renovador de Massa y el Consenso Federal de Lavagna. Sin cargo, la exdiputada le respondió que, después de varios intentos similares, se le hace difícil volver a intentarlo. En 2015, se presentó en elecciones con Hermes Binner y en 2017 sorprendió al aliarse con Massa y compartir una casi testimonial fórmula para el Senado. Además, la presionan desde el GEN, donde hay dirigentes dispuestos a acordar con Juntos por el Cambio. No es su caso, pero en la tercera vía ya fracasó. Los une la decepción: a ambos los dejaron sus exaliados Fernández y Massa para acordar con CFK.
A diferencia de Stolbizer, que cortó todo diálogo, el exministro de Transporte habla seguido con Lavagna, que sigue en Cañuelas escapando del COVID en su chacra. Lavagna avisó que no cuenten con él como candidato.
En el Congreso, el lavagnismo resiste en esa tercera vía, pero sus referentes no confirman ni desmienten las conversaciones con Randazzo. Jorge Sarghini, Graciela Camaño y Topo Rodríguez insisten en preservar una identidad propia y ser una oposición que ponga “límites” sin ser “destructiva”. En Diputados, única cámara donde tienen representación, suelen trabajar en sintonía con los socialistas. De hecho, el exgobernador y actual presidente de la Cámara de Diputados santafesina, Miguel Lifschitz, sostiene un diálogo permanente con Lavagna y cruzó algún mensaje con Randazzo.
Camaño no conocía a Randazzo. Ofició de celestino el diputado Eduardo Bucca. Ahora que lo conoce, lo define en privado como una persona “interesante”. El otro dirigente joven que le gusta es Urtubey, que también retomó sus charlas con Randazzo y empezó a trabajar detrás de escena para rearmar el espacio por el que fue candidato a vicepresidente en 2019 junto a Lavagna. A mediados de febrero, el salteño acompañó a Camaño en el lanzamiento en Buenos Aires del partido Tercera Posición. El afecto une a Camaño con Massa, a quien conoce desde los tiempos en que vivían a cinco cuadras en San Martín, pero se negó a seguirlo en su reconciliación con el kirchnerismo.
Bucca preside en Diputados el interbloque Federal, en el que coexisten socialistas, lavagnistas, provinciales y los cuatro diputados nacionales que responden a Juan Schiaretti, que finalmente dos años atrás se mostró prescindente. El cordobés siempre es esquivo a las alianzas que traspasen las fronteras provinciales.
En la lista de las puertas que tocó Randazzo hay peronistas con carnet en Juntos por el Cambio, como Miguel Angel Pichetto, hoy muy cercano a Mauricio Macri. También tiende puentes con Emilio Monzó, a quien conoce desde hace dos décadas, pero el expresidente de la Cámara de Diputados, leal a Horacio Rodríguez Larreta, ya avisó que será candidato dentro de Juntos por el Cambio.
Joaquín de la Torre, ministro de Gobierno bonaerense durante la gestión de María Eugenia Vidal, se vio la semana pasada con Randazzo. Coincidieron en la mirada sobre el gobierno nacional y el kirchnerismo. Experonista y exmassista, acaba de lanzar con Pichetto el partido Peronismo Republicano. Quiere ser gobernador y nunca terminó de cuajar con la impronta de Cambiemos.
El que por ahora dijo que no, también después de un almuerzo, fue un histórico del peronismo de Avellaneda, Baldomero Álvarez.
Zoom. Encuentro virtual organizado por el vecinalista matrplatense Pulti.
Además de los contactos personales, el exministro comparte charlas por Zoom. Una de las más recientes, a mediados de marzo, la organizó en Mar del Plata el exintendente Gustavo Pulti, de Acción Marplatense, que en 2019 también se plantó frente a la candidata K, Fernanda Raverta, y frente al macrista Guillermo Montenegro. La reñida elección dejó sin la intendencia a la actual titular de la ANSES sólo por un 3% de los votos. Pulti, que se ubicó tercero con el 11%, armó gustoso el Zoom para Randazzo, convencido de que “hay que reunir fuerzas que superen esta suerte de simetría del odio” y habló de los que se benefician con la bipolaridad.
En esa serie de contactos remotos, varios exduhaldistas se mostraron dispuestos a apoyar una eventual candidatura de Randazzo. De esas charlas sólo trascendió la que compartió con los referentes de Sumar por decir que el Presidente carece de poder y que el Frente de Todos es un armado para sostener el poder familiar de los Kirchner con Kicillof. Será por eso que tiene aprecio y buen diálogo con Fernando Gray, intendente de Esteban Echeverría y vice del PJ que enfrenta a Máximo Kirchner en la Justicia para frenar el camino del diputado a la jefatura del partido. Aunque el aprecio es mutuo, Gray no se alistará en las filas del randazzismo.