Joaquín De la Torre quiere ser el próximo gobernador de la provincia de Buenos Aires. Un objetivo que comenzó a trazar de manera soslayada a fines de 2016 cuando se sumó al gabinete de María Eugenia Vidal y que ratificó de manera más clara una vez afuera del gobierno. “Tengo vocación”, afirmó en una entrevista reciente. Para eso retomó su viejo papel de armador y desempolvó una agenda de dirigentes de extracción peronista con la intención de ganar estructura política. Lo alientan la falta de un liderazgo claro y la multiplicidad de candidaturas en la oposición.
Asunción de De la Torre como ministro de Producción bonaerense
La estrategia del exministro bonaerense tiene, principalmente, dos caminos posibles. El primero es ganar adeptos internos y persuadir votantes desencantados con el gobierno del Frente de Todos, para erigirse como la figura principal de la frustrada pata peronista de Juntos por el Cambio, un lugar que hoy también quieren ocupar el expresidente de la Cámara de Diputados de la Nación durante el macrismo, Emilio Monzó, y delegados de algunos intendentes del Grupo Dorrego. El segundo, construir un esquema similar para dar pelea por afuera del PRO.
“Estamos armando en toda la provincia con intenciones de conducirla en 2023. Podemos confluir por adentro de Juntos por el Cambio, o por afuera, todavía hoy es prematuro definirlo”, dijo a Letra P una fuente que trabaja junto al exintendente de San Miguel en la propuesta.
Aclara que no quieren generar tensiones con sus socios partidarios y que el plan no significa una ruptura o alejamiento de la coalición que llevó a Mauricio Macri a la Casa Rosada y a Vidal al sillón de Dardo Rocha. Destacan que en las ocho secciones electorales bonaerenses existen cerca de 40 excandidatas y excandidatos a intendentes que compitieron por otros frentes electorales, perdieron, y son posibles incorporaciones. “Sacaron entre 10 y 15 puntos, algo que no debemos despreciar”, se entusiasman.
El 1 de diciembre de 2016, cuando todavía lo recordaban por haber integrado las filas del Frente Renovador, De la Torre asumió al frente del Ministerio de Gobierno. Para tomar la responsabilidad que le dio Vidal abandonó la conducción de la cartera de Producción -quedó acéfala durante largos meses- y se encaminó a cumplir el objetivo que hoy intenta retomar: sumar peronistas y ganar nuevos adeptos. Con aquella propuesta no le fue bien.
Grilla en construcción
Aun si cumple su objetivo inicial, De la Torre deberá enfrentar a otros cinco hombres y una mujer, quienes también se anotaron para pelear por la sucesión de Axel Kicillof: los intendentes Jorge Macri (PRO-Vicente López) y Gustavo Posse (UCR-San Isidro), Monzó, la líder de la Coalición Cívica, Elisa Carrió; el vicejefe de Gobierno porteño, Diego Santilli; y el titular del bloque de diputados nacionales del PRO, Cristian Ritondo.
“El problema de la provincia es que vienen personas desde afuera sin conocer cómo funciona”, aseguró De la Torre en una entrevista con Perfil. Su frase lo diferencia de Santilli, Ritondo y Carrió, tres dirigentes con ADN porteño, e incluso de su exjefa, Vidal, y lo acerca, no sin menos tensiones, a los jefes comunales del PRO que quieren posicionarse en el mismo territorio.
En la mesa de los barones del PRO ya midieron el alcance de De la Torre, sobre todo en el conurbano bonaerense, donde ellos también salieron a buscar nuevos nombres. “Lo que está haciendo Joaquín está bien, pero nosotros pensamos en el largo plazo y no mostrar algo para después arreglar lugares”, chicaneó un dirigente que trabaja para los Dorrego.