(Producción: María Eugenia Suárez, Facundo Cottet, Pablo Lapuente y Damián Belastegui)
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(Producción: María Eugenia Suárez, Facundo Cottet, Pablo Lapuente y Damián Belastegui)
En su segundo año de gobierno en la provincia de Buenos Aires, la amalgama de kirchneristas y peronistas en el poder deberá combatir en distintos frentes. Por un lado, contener una vez más la crisis social y económica provocada en buena medida por la pandemia y, por el otro, sostener la unidad del Frente de Todos. A priori, la tarea asoma posible en la superestructura en la que conviven el gobernador Axel Kicillof; el presidente de la Cámara de Diputados de la Nación, Sergio Massa; el jefe del bloque oficialista en ese recinto, Máximo Kirchner, y los intendentes justicialistas. Sin embargo, tendrán que administrar tensiones en la infraestructura en varios puntos del territorio bonaerense, donde confluyen intereses y diferencias que ganarán espesor en el cierre de listas. ¿Quiénes tendrán el poder de la lapicera y qué grado de amplitud habrá para mantener la unidad?
Junto con la Tercera, la Primera sección electoral suma los votos necesarios para imponerse en cualquier elección en territorio bonaerense, incluso para inclinar la balanza en los comicios nacionales. Con 24 distritos y más de 4 millones seiscientos mil electores y electoras, para el Frente de Todos -y, puntualmente, para las intenciones del gobernador-, una buena elección en esa región implicaría empujar el triunfo general, ratificar las políticas que inició un año y medio atrás y, en lo inmediato, dar vuelta la actual relación de fuerzas en el Senado. Este año se renuevan ocho bancas por la Primera, de las cuales cinco están en manos de Juntos por el Cambio. La confección de listas será compleja: hay pocos lugares y varios interesados e interesadas. Los intendentes buscarán retener lo que tienen en la Cámara alta, Massa acumula su caudal dirigencial en esta región y La Cámpora, vía Máximo K., también tendrá su voz, incluso, con el agregado de la estructura del Partido Justicialista. Kicillof, que tampoco estará ajeno al armado, tiene al menos dos apellidos de peso para ser parte de la discusión, uno de ellos es el secretario general de la Gobernación, Federico Thea.
Marta Pérez, Gustavo Soos y Luis Vivona son hoy quienes ocupan bancas por el Frente de Todos de la Primera sección electoral. El tridente responde directamente al esquema de los intendentes de Ituzaingó, Merlo y Malvinas Argentinas, aunque debe sumarse a otros jefes comunales oficialistas que también buscarán lugar en la Cámara alta. Ariel Sujarchuk(Escobar), Juan Zabaleta (Hurlingham), el ministro de Infraestructura de la Nación, Gabriel Katopodis; y Mario Ishii, de José C. Paz.
La Segunda fue la única sección electoral del interior de la provincia de Buenos Aires donde el kirchnerismo logró imponerse al macrismo en 2019. No es un dato menor si se considera que esa región, que alambra a buena parte del corazón sojero bonaerense, venía siendo un reservorio del voto amarillo. Pero esa victoria no despejó el panorama interno en el peronismo en cuanto a la identificación de liderazgos y la organización territorial. Es más, el oficialismo, que de lograr una segunda victoria al hilo sumaría una banca en la Cámara baja, muestra una mesa de cuatro patas: al trípode clásico que se observa en otras secciones (intendentes, La Cámpora y el Frente Renovador) se suma un ministro con aspiraciones de mayor protagonismo y que, en su sección de origen, comenzó a acentuar el armado propio: Sergio Berni. En cada rincón político abordado por Letra P admiten un panorama de “dispersión” interna, carente de construcción conjunta.
En el caso de los intendentes, de los siete que tiene el oficialismo, cuatro no podrán renovar mandato en 2023, por lo que se les abre la salida legislativa. En el peronismo tradicional no tienen opción de seguir Ricardo Casi (Colón) y Ricardo Alessandro (Salto). El jefe comunal restante en esa condición es Carlos Puglelli (San Andrés de Giles), miembro del Frente Renovador. Muchos lo ven como la figura para ocupar el lugar reservado al massismo dentro de los casilleros de privilegio en la lista seccional.
Bastión histórico del peronismo y cuna de numerosos dirigentes con proyección nacional, se convirtió en el principal campo de batalla de cualquier elección. En diciembre se renovarán 18 bancas en la Cámara de Diputados, de las cuales diez están en manos del Frente de Todos (FdT), por lo que la confección de las listas para 2021 no será sencilla, aunque el valor primario que buscarán los líderes de los principales espacios será la unidad contra el macrismo. A esa mesa donde se confeccionarán las listas del peronismo se sentarán los mismos tres actores que guían la política superestructural: Kícillof, Kirchner, Massa y los intendentes, vía Martín Insaurralde.
La elección de candidatos cobra espesor no sólo por el número de bancas en juego sino por el peso político que tienen quienes las ocupan. Las de mayor relevancia son las del lomense Federico Otermín, presidente de la Cámara -uno de los hombres de máxima confianza del intendente lomense- y la del matancero Facundo Tignanelli, titular del bloque del Frente de Todos y responsable bonaerense de La Cámpora, un hombre de estrecho vínculo con el líder del espacio y próximo presidente del PJ provincial. También ocupan lugares relevantes Susana González, integrante del Consejo de la Magistratura provincial y espada política del jefe comunal Mario Secco (Ensenada), Jorge D´Onofrio, que si bien es oriundo de Pilar, en la Primera sección, logró mantenerse en la Legislatura por ser uno de los principales referentes en temas de seguridad del Frente Renovador, y Julio Pereyra, un histórico del Partido Justicialista que fue varias veces intendente de Florencio Varela y tejió relaciones de proximidad con el por entonces presidente Néstor Kirchner.
La marcada atomización de la oferta peronista en 2017 (Unidad Ciudadana, Frente Renovador y Cumplir) incidió con fuerza en la distribución de bancas al Senado bonaerense en la Cuarta sección electoral, reparto hipercapitalizado por un Cambiemos por entonces en su esplendor dentro de una de las jurisdicciones del interior agropecuario donde se posa una porción significativa de su núcleo duro. De los siete escaños en juego, fue cinco a dos. Cuatro años después, el panorama es diametralmente opuesto. En unidad y bajo el ala de los gobiernos nacional y provincial, el FdT se ilusiona con dar vuelta la taba en 2021. Sus dirigentes esperan, de mínima, sumar una banca a las dos de la magra perfomance de 2017.
La Cuarta exhibe diversas referencias, muchas de ellas, oriundas de los distritos con mayor cantidad de electores: desde el peronismo tradicional alineado a la figura de Julián Domínguez en Chacabuco, pasando por el randazzismo en Chivilcoy con Ariel Franetovich como abanderado o el massismo en Junín con el ministro Mario Meoni como referencia central, hasta el camporismo que tiene presencia repartida en el territorio y en la Legislatura, en este caso, con la senadora María Elena Defunchio (9 de Julio) y la diputada Micaela Olivetto (Chacabuco). Pese a ello, a un lado y otro del oficialismo, coinciden que sin la unidad de todos los sectores, no hay posibilidad de triunfo en una sección de corte agropecuario y paladar conservador.
Este año, uno de los desafíos que asoma en el Frente de Todos –sea en su lista seccional como en la local en varios de sus principales distritos- será cómo articular armónicamente una propuesta electoral que contenga a las múltiples expresiones que piden protagonismo de cara a la próxima pelea en las urnas sin dejar de mirar hacia 2023. Nuevamente, como bloques divisibles aparecen los intendentes, La Cámpora y el Frente Renovador. La Quinta pone en juego cinco bancas, por lo que el acceso a un casillero expectante tiene capacidad restringida en una jurisdicción donde se viene imponiendo el cambiemismo y el esquema de reparto reciente fue tres y dos.
Buena parte de los jefes comunales de Todos no podrá renovar (según la ley de tope a las reelecciones) en 2023, por lo que el acceso a la Legislatura bonaerense es una de las opciones que algunos tienen sobre la mesa. Es algo que ya en 2019 hicieron dos: Juan Pablo De Jesús (La Costa) y Germán Di Césare (Miramar). Mientras que por el lado de La Cámpora, la referencia insoslayable es la de la actual titular de Anses, Fernanda Raverta, a quienes muchos observan con poder de influir directamente en la confección de listas.
El triunfo nacional y provincial del FdT no ordenó la tropa peronista de la Sexta sección electoral. Aunque todos están encolumnados detrás de Alberto Fernández y Kicillof, persisten dos grupos bien marcados liderados por intendentes. El desafío es agruparse. En la última elección, en el peronismo primaron los acuerdos a pesar de las diferencias. Es que la tensión entre sectores de esa región fue un ejemplo del debate que atravesó la definición de la fórmula provincial. Por un lado, los intendentes que trabajaron por la candidatura de Verónica Magario, y que en el conurbano son parte del ala kirchnerista que representan el exintendente de Avellaneda y ministro de Hábitat de la Nación, Jorge Ferraresi, y Mario Secco, de Ensenada. Por el otro, los que reportan al lomense Martín Insaurralde, quien sonó como postulante a la gobernación hasta que los números de las encuestas impusieron al exministro de Economía protegido de CFK.
Haciendo una actualización de los nombres, a la luz de las modificaciones en los ámbitos locales, en el primer grupo están Marcelo Santillán (Adolfo Gonzales Chaves), Pablo Torres (Laprida), Julio Marini (Benito Juárez) y el senador Alfredo Fisher, exintendente de Laprida. En el segundo se anotan José Nobre Ferreira (Guaminí), Alejandro Acervo (Daireaux) y Alejandro Dichiara (Monte Hermoso), quien reportaba a Florencio Randazzo cuando este era ministro kirchnerista.
El peronismo no tiene presencia en el Senado bonaerense por la Séptima sección electoral. JxC usufructúa la victoria de 2017 y hace pesar su superioridad numérica en el recinto. Por eso, el oficialismo apuesta a tener una buena performance en las próximas elecciones de medio término. Salvo para el Frente Renovador en 2013, esa sección le ha sido esquiva al peronismo. Como en otros escenarios, en esta región, intendentes peronistas, La Cámpora y Massa negociarán la conformación de la lista para ir a una pelea por un botín de tres bancas que se reparten de manera particular: si una sola de las fuerzas competidoras obtiene más del 33,33% de los votos, automáticamente se lleva todo.
Hoy, la sección tiene en el diputado provincial César Valicenti al principal armador del kirchnerismo. El legislador oriundo de Hinojo, Olavarría, encabezó la lista por la Séptima en las elecciones pasadas y renovó su banca hasta 2023. Las fuentes consultadas coinciden en que, para “armar” en la sección, hay que “hablar con César”. En la consideración de Kirchner y el propio Kicillof, Valicenti tendrá nuevamente participación activa en la campaña.
En la última ronda electoral, el FdT mostró la mayoría de sus patas en las primarias y si bien lideró el podio en la primera vuelta, no pudo sostener el triunfo en las generales debido, fundamentalmente, a dos razones: sus propias desavenencias en el tramo final de la campaña y la maquinaria que desplegó el oficialismo PRO para revertir el resultado. Con la batalla legislativa por bancas en el Concejo y en la Legislatura por la Octava sección a pocos meses, superar los desacuerdos y cohesionarse en una propuesta es el desafío para el heterogéneo armado que el FdT tiene en La Plata. La experiencia de un amplio bloque unido en el deliberativo local provoca optimismo en el frente, pero será clave el proceder y el acuerdo que logren las dos dirigentes con mayor peso en la Región Capital, Florencia Saintout y Victoria Tolosa Paz.