SEGUNDO TIEMPO

La peronización de Kirchner

Fin de una larga marcha y próximos pasos de una etapa con el norte en 2023. Cómo irradiar más allá del kirchnerismo y una apuesta al interior bonaerense.

No pocos pidieron, sugirieron o plantearon a La Cámpora cambiar de nombre cuando los distintos sectores del peronismo dividido se reagruparon en 2019 en el Frente de Todos. Máximo Kirchner dijo que no. Aguantó, a pesar de la derrota de 2015 y de las que siguieron. "Nadie es dueño de nada", reconoció este lunes a Letra P uno de los intendentes con más poder en el conurbano bonaerense, que ahora estará bajo mando K. El barón señalaba su pecho e imaginariamente el de otros cuando repetía que la ciudadanía mandó mensajes de advertencia a todos los sectores políticos en las urnas. Incluso, indicó, a Juntos por el Cambio. "Nuestra gente no nos votó, no fue a votar en muchos casos para no votarnos en contra, por eso Juntos no subió su porcentaje", analizó. Ese escenario debilitó a toda la dirigencia. En el empate, pusieron las barbas en remojo y ensayaron la épica de la "derrota digna".

 

Para La Cámpora, en cambio, una derrota no es un drama, excepto que se cambie el proyecto. Entregar banderas, para la agrupación, es peor que perder. Sus dirigentes recorren el camino inverso: en lugar de dar la espalda al PJ, como hizo Cristina Fernández durante mucho tiempo, su líder, Máximo Kirchner, se pondrá al frente del partido en la provincia de Buenos Aires para comandar la carrera hacia 2023. Aunque el kirchnerismo duro niegue un plan, el hijo de dos expresidentes lo tiene y le garantiza incluso independencia política respecto de su madre. 

 

El lunes por la tarde, el dirigente que dio el primer paso al hacerse elegir como jefe del bloque del Frente de Todos en Diputados dos años atrás, convocó a su despacho a las principales figuras del territorio bonaerense. Fueron varios de sus posibles contrincantes en un hipotético 2023, desde Martín Insaurralde a Fernando Espinoza y desde Gabriel KatopodisAndrés Larroque. Más y menos K, y albertistas en minoría, conformaron la mesa de una treintena de funcionarios y funcionarias nacionales y provinciales, además de legisladores e intendentes. La charla arrancó con las preguntas de Kirchner: "¿Cómo creen que debería ser el acto?", consultó, y pidió ideas sobre qué debería plantear en su discurso. Julio Pereyra le aconsejó que hable del peronismo, como lo hizo en el discurso del Congreso Justicialista de junio. Mario Ishii (el mismo que apoyó a Alberto Fernández en su intento de despegue post PASO) recordó a Néstor Kirchner y el posicionamiento de la juventud. Gustavo Menéndez, presidente saliente del PJ bonaerense, tomó nota de lo necesario para la organización y acordó que abrirá el evento, mientras analizan si darán la palabra también y como un gesto a la vicegobernadora Verónica Magario.

 

Kirchner, que ya cogobierna con Axel Kicillof y le marca el ritmo en Diputados a Sergio Massa, pasará a tener el control del partido hasta por lo menos las próximas elecciones y el recambio de Gobierno. Su cargo será refugio y comando electoral, previo bautismo de fuego en la Quinta 17 de Octubre, rodeado de peronismo este sábado. En ese lugar cargado de simbología iniciará un trasvasamiento desde su agrupación, que seguirá siendo su base de poder, en otro paso para irradiar más allá del kirchnerismo. Parte del proyecto que tiene en mente apunta al interior bonaerense, que el peronismo desatiende. Aunque las elecciones se ganan en el conurbano, pesan los municipios más chicos, allí donde hace pie el radicalismo y el electorado es esquivo, y no solo por el conflicto con el campo. Varios municipios de la costa son el ejemplo, como también la poderosa ciudad de Bahía Blanca. De hecho, una figura como Facundo Manes revivió a la UCR sobre los votos del interior. El ejemplo es tentador.

 

Tras una elección virtual y anticipada, judicializada por el vicepresidente del PJ e intendente de Esteban Echeverría, Fernando Gray, el diputado nacional dará otro paso. "Con Cristina sola no alcanza y sin Cristina no se puede", era la frase con la que Fernández maduró el embrión del Frente de Todos. La regla aplica también para Máximo K, por más plazas que llene, por más pulseada que sostenga con el sindicalismo y con los movimientos sociales, como el Evita. Por esa misma razón, en los próximos días convocará a varias reuniones para distender esos vínculos, mientras que el hábil y contenedor Espinoza convocará al Congreso justicialista para este miércoles. 

 

El crecimiento electoral de la agrupación no barrió los estigmas. A los integrantes de La Cámpora muchos todavía los llaman "los pibes". Para peronizarse, Kirchner hijo promete una mesa partidaria bien amplia pero, por si acaso, se rodeó de sus más fieles y hábiles espadas: Larroque, Fernanda Raverta, Mayra Mendoza y Vanesa Siley, por la rama sindical, son algunos de sus nombres en el Consejo. A propuesta de Máximo, entre ellas podría estar al menos una de las posibles vicepresidentas. Lo propuso el diputado nacional y coincidieron en acompañar la equidad de género la veintena larga de dirigentes que acudió a la reunión el lunes por la tarde. Esa distribución de cargos se pateará para adelante y los cargos se discutirán luego de la asunción. 

 

La elección del acto del sábado tuvo tintes emotivos que pasaron a descarte. Insaurralde había propuesto Santa Teresita, en homenaje a Néstor Kirchner, cuyo discurso en ese lugar, el 9 de enero de 2010, recuerda cada tanto la vicepresidenta. Otras voces, por la logística, sugerían Villa Gesell y algunas Mar del Plata, para mantener viva la llama peronista en un distrito gobernado por el PRO. Espinoza, tras conversar con dirigentes de La Cámpora, hizo la sugerencia salomónica que facilita la organización y aliviana recelos. Esta semana exige más esfuerzos en Diputados, donde hay ajustado cuórum y votos para el Presupuesto y una oposición recargada. En ese contexto, el acto no puede ser un problema.

 

Máximo Kirchner es en sí mismo la prueba de su proyecto. Viene de una seguidilla de eventos con los que levantó nuevamente su perfil, después de la derrota en las elecciones que lo mantuvo en boxes: movilizó el viernes a Plaza de Mayo (convocó a "reventarla en serio"), dio una inusual entrevista al paso a C5N (su canal favorito), se llevó a Lula Da Silva a Mercedes y por primera vez dio un discurso en la Casa Rosada, este lunes sentado junto al Presidente. Durante la charla en su despacho mencionó a Gray. "No estoy enojado", respondió Kirchner, a pesar de que una avanzada camporista caminó el municipio del intendente que se le plantó. Según algunos participantes del encuentro de este lunes, el sábado arranca otro tiempo y el nuevo jefe del PJ bonaerense ya pidió pensar un rol para integrar al intendente que lo cuestionó y que aún tiene una causa contra él en la Corte Suprema.

 

Florencia Carignano, líder de La Cámpora en Santa Fe
Karina Milei, secretaria general de la Presidencia.

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