Cambiemos y las urnas: el plan de la UCR y los intendentes PRO para no perder
Controlan el 60% de las bancas que la alianza pondrá en juego. El radicalismo va por más. El costo lo deberán pagar socios minoritarios y autoexiliados.
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La UCR y los jefes territoriales del PRO, muchos de ellos intendentes, son quienes más pondrán en juego en la Legislatura bonaerense en 2021. Se trata de 20 legisladores y legisladoras repartidas por igual: 10 que integran el histórico partido y 10 que responden a mandatarios o exmandatarios. Del total de 35 bancas que arriesga Juntos por el Cambio en ambas cámaras, las 15 restantes se reparten entre la Coalición Cívica, el vidalismo y el peronismo. Los sueltos, los que perdieron parte del poder tras las elecciones del 27 de octubre y aquellos que se fueron sin que los echaran serían quienes paguen el costo en la confección de las listas ante las ambiciones de los dos socios mayoritarios de la alianza, que ya bosquejan un plan que satisfaga a ambos.
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El radicalismo, que se vanagloria de haber colocado la piedra fundacional a Cambiemos en la Convención de Gualeguaychú en 2015 y haber apuntalado durante cuatro años el gobierno de Mauricio Macri y de María Eugenia Vidal con el poder territorial de sus intendentes e intendentas, está dispuesto a ir por más. Busca sostener todas las bancas que arriesga y sumar otras. En el PRO lo saben y admiten que es un pedido natural tras la derrota ante Axel Kicillof que los dejó sin su carta fuerte en el palacio de calle 6 de La Plata, pero aun así no están dispuestos a ser las víctimas de la avanzada boinablanca.
De los 46 escaños que se renovarán el año próximo en Diputados, Juntos por el Cambio pondrá 19 a criterio de revalidación en las urnas, de las cuales 6 responden a distintos intendentes y exjefes comunales, 4 a la orgánica de la UCR, 2 a la exgobernadora, una a la Coalición Cívica y 6 se reparten entre Guillermo Dietrich, el diputado nacional Cristian Ritondo y el operador judicial Daniel Angelici; mientras que de las 23 bancas que se pondrán en juego en el Senado, este sector de la oposición arriesgará 16, entre los que se encuentran 5 integrantes del radicalismo, 4 controlados por intendentes, uno por la exmandataria bonaerense, otro por el expresidente de la Cámara de Diputados de la Nación durante la era macrista, Emilio Monzó, otro por la Coalición Cívica y 4, repartidos entre sueltos, peronistas y el propio presidente del bloque, Roberto Costa.
CÁMARA BAJA. Por el radicalismo, se les vence el mandato a Emiliano Balbín, Anahí Bilbano, Diego Rovella y Sandra París. Los últimos dos no tienen posibilidades de renovar debido a la ley que prohíbe las reelecciones indefinidas. Fuentes consultadas por Letra P indicaron que irán a la negociaciación del armado de listas con la pretensión no solo de mantener los lugares sino de sumar algunos. “Todo dependerá de cómo lleguemos a 2021, en términos de la pandemia y evaluación de la gestión del oficialismo. Pero, sin dudas, nuestra coalición ya no será como hasta ahora, debemos mejorar la performance”, dijo una experimentada fuente del espacio centenario.
En el PRO reconocen que deberán equilibrar los lugares de otra manera con la UCR ahora que no están en el gobierno. Estiman que ambas fuerzas tienen derechos similares y que quienes deberán pagar los costos son aquellos que no reportan a ninguno de los partidos principales ni a las intendencias.
Pese al escalón que subiría el radicalismo, estiman que se abrirán nuevos lugares ante una forma distinta de concebir los armados. Es que la ruptura de Cambiemos a fines de 2019 en la Cámara baja y la huida de un grupo de diputados para conformar otros bloques, la mayoría de ellos con mandatos a vencer en 2021, descomprime la presión sobre los lugares. Mario Giacobbe, un peronista opositor que hoy está en la bancada 17 de Noviembre, al igual que Fernándo Pérez, de extracción radical, y María Elena Torresi y Guillermo Bardón, provenientes del monzoísmo, deberán dejar sus bancas el año que viene y, si todo sigue como hasta ahora, deberán buscar su renovación por otros canales electorales. A no ser que un acuerdo superestructural reordene prioridades.
También hay importantes referentes de la territorialidad, algunos con grandes chances de continuar, como Adrián Urreli, vicepresidente primero de la Cámara y una de las espadas más importantes ante la defensa de los intereses de los jefes comunales de la oposición, quien responde directamente a Néstor Grindetti (Lanús). También está Santiago Passaglia, hijo del histórico exintendente de San Nicolás, Ismael, y hermano del actual jefe comunal, Manuel; y Carolína Píparo, secretaria de género ad honorem de Julio Garro (La Plata), a quien ya se la observa con intenciones de seguir representando a la Octava sección electoral.
Otros a quienes se les vence el mandato son Guillermo Sánchez Sterli, que responde a Martiniano Molina (exintendente de Quilmes) y fue miembro informante del nuevo código de procedimiento laboral y pieza clave en la Bicameral de Emergencia de la actual gestión; Néstor Resico, que reporta a Ramiro Tagliaferro (exintendente de Morón), y Rosío Antinori, cercana a Héctor Gay, aunque sin posibilidad de renovar producto de la ley mencionada.
Laura Aprile,Gabriela Bessana son dos de las mujeres que comparten espacio en el vidalismo y también terminan su mandato. Ambas fueron funcionarias en el gobierno bonaerense; Bessana suma trabajos legislativos bajo la conducción de Alex Campbell, uno de los diputados de mayor confianza de la exgobernadora. Susana Lázzari, una de las sueltas sin jefes o jefas políticas, comenzó a acercarse a Campbell en los últimos tiempos. “Todos los que trabajaron bien estos años deberían tener la posibilidad de renovar”, dice a Letra P una fuente que comparte reuniones asiduas con Vidal.
CÁMARA ALTA. En el Senado, donde Juntos por el Cambio hace sentir su mayoría, las próximas elecciones son esenciales para las dos fuerzas que lo integran, pero más aún para la oposición, que pone en juego nada más y nada menos que 16 de las 23 bancas en disputa. Además, algunos nombres emblemáticos no podrán renovar. Los senadores provenientes de la UCR que terminarán sus mandatos son Leandro Blanco, Flavia Delmonte, Emiliano Reparaz, Agustín Máspoli y Alejandro Cellillo, quien además fue intendente. En tanto que los que reportan a jefes comunales son Lucrecia Egger, esposa del jefe de Gabinete de Azul, Alejandro Vieyra; Daniela Reich, esposa del intendente de Tres de Febrero, Diego Valenzuela, y Gabino Tapia, una de las apuestas de Jorge Macri para la Legislatura. Quedan algunos sueltos y de destino incierto como la monzoísta Laura Geloso.
Un aparte merece el presidente del bloque, Roberto Costa. Sin posibilidad de ocupar una banca en el Senado por otros cuatro años, se lo ve abocado a un nuevo armado del espacio, con la idea de ampliarlo y atraer a vecinalistas, radicales y peronistas inorgánicos que hayan dejado Cambiemos en los últimos años. Si bien en su entorno aseguran que no está pensando en clave electoral, todo indica que aspira a mudarse al Congreso.
Los distintos referentes de la oposición se niegan a hablar en público de las próximas elecciones, aunque en privado ya toman nota de la cuenta regresiva y de los posibles lugares a defender y conquistar. La disputa de poder en épocas de pandemia, en el que se enfrentan halcones y palomas a nivel nacional, o intendentes y dirigentes sin responsabilidades de gestión a nivel provincial, es un anticipo de lo que busca cada sector de cara al 2021. En el medio del fuego cruzado quedan aquellos y aquellas que supieron responder a ministros nacionales e intendentes, pero que hoy están fuera del campo de batalla, y a quienes muchos ven como las primeras bajas en el próximo armado de listas.