“Quiero enviar un mensaje de unidad al pueblo de la provincia de Buenos Aires en esta circunstancia tan complicada”. La frase con la que el gobernador Axel Kicillof eligió este lunes abrir su mensaje sobre la nueva fase de la cuarentena y el balance del seguimiento epidemiológico del coronavirus coincidió con la puesta en escena: una mesa amplia en la que incluyó a intendentas e intendentes propios y opositores. Pero, al mismo tiempo, contrastó con gran parte de su discurso, donde remarcó diferencias con la política aperturista del PRO, dijo que “es un error abrir de más” y que no puede “acompañar las aperturas”, que no gobierna con encuestas o focus groups y pidió dejar de lado cuestiones electoralistas. Múltiples mensajes a diversos destinatarios, en el nuevo tiempo de comunicar, ya sin aquellas conferencias de la Triple alianza del AMBA encabezadas por el presidente Alberto Fernández de las que también participaba Horacio Rodríguez Larreta.
Mesa completa. Oficialistas, opositores y personal de Salud (Foto: AGLP)
Esta vez, el gobernador armó una mesa con intendentes oficialistas y opositores para bajar un mensaje claro de no relajamiento de la sociedad ante el avance de la peste. “A veces me pregunto cómo transmitirlo”, dijo. Para remarcar la situación de agotamiento hospitalario, Kicillof también sentó a la mesa a la doctora María Elisa Estenssoro, quien además de ser la jefa de cuidados intensivos del Hospital San Martín de La Plata es la titular de la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (SATI).
“A mí me eligieron para gobernar y tomar decisiones, no lo voy a hacer con Focus Group o encuestas de opinión.” (Kicillof)
En el medio, apuró a la oposición, dijo que no hay que politizar y pidió que no haya más aperturas. El domingo por la tarde, el gobernador llamó a los intendentes PRO Julio Garro (La Plata) y Néstor Grindetti (Lanús) para invitarlos al acto. Los jefes comunales aceptaron y fueron coprotagonistas del mensaje. También dijeron presentes, casi en su totalidad, ministras y ministros provinciales; la vicegobernadora Verónica Magario y el presidente de la Cámara de Diputados, Federico Otermín.
“No es un momento para politizar la situación, hay que dedicarnos a cuidarnos entre todos”, dijo el mandatario. Y fue explícito ante la oposición: “Necesitamos que nos ayuden”, pidió en medio del puntapié electoral que los intendentes del PRO lanzaron el viernes último. El pedido de colaboración –que conlleva la crítica– no fue solo hacia los intendentes, con quien el gobierno mantiene una sintonía de trabajo, sino, y fundamentalmente, a los sectores duros de la oposición donde además de Patricia Bullrich y compañía el Ejecutivo bonaerense encuadra a la exgobernadora María Eugenia Vidal. Kicillof contraatacó al decirles que “no es un año para politizar”, y que “el virus no distingue de partidos políticos, no vota”.
“Todos los intendentes hemos trabajado de manera muy ordenada y reconociendo un grave problema que es este virus que se nos cruzó en el camino que nos hizo reeducarnos”, dijo el platense Garro, esquivando las críticas a la gestión anterior en materia sanitaria que su par de Quilmes, Mayra Mendoza, también sentada en la mesa central, recordó.
“Los que todo el tiempo desinforman y critican lo que hace el gobierno que tengan en la cabeza que no hay una elección. Pongan en pausa la discusión política.” (Kicillof)
Kicillof remarcó además que hubo un aprendizaje que fue “abrir de más, apresuradamente”, y que “en esta situación, no podemos acompañar más aperturas. No podemos perder en cinco días lo que logramos en cinco meses”, dijo el gobernador en lo que fue un mensaje hacia adentro y hacia afuera de la provincia.
Hacia afuera, contra la política aperturista de Rodríguez Larreta, con quien el bonaerense dice mantener “buen diálogo” –según se encargó de reiterar a los medios luego de la conferencia– pero con quien no comparte la estrategia para enfrentar la pandemia. “Necesitamos seguir trabajando articuladamente”, dijo la intendenta de Quilmes, sentada a la izquierda del gobernador. Y explicó que “no hay que sufrir injusticias sobre qué está habilitado en un lado y qué en el otro; porque nuestros vecinos de Quilmes miran por las pantallas que a 20 minutos de sus casas están viviendo una realidad (actividades) con una crisis sanitaria igual o peor y que en Quilmes (esas actividades) no lo pueden hacer y no lo van a hacer porque somos conscientes”.
Hacia adentro, por la expansión del virus en distritos del interior, parte de la cual se debe al relajamiento del aislamiento que ahondó la grieta entre jefes comunales peronistas y de Juntos por el Cambio. Como ocurrió en el país, la provincia también debió seguir con atención casos puntuales de rebrotes y saturación del sistema sanitario de alta complejidad, como ocurrió en el municipio de Bragado. O la vuelta a Fase 3 de General Pueyrredón iniciada este lunes. “No es una derrota ni algo para estar triste”, suavizó el gobernador. Pero agregó: “Esperamos poder controlar la situación sanitaria que está más compleja en Mar del Plata, como pasa en los 40 municipios que están en la fase 3, lo más rápido posible. Si se mejora, avanzar en flexibilizaciones; si empeora, (debemos) ir a más limitaciones para poder generar mayor cuidado”.
Garro, junto al intendente de Hurlingham, Juan Zabaleta (Foto: AGLP)
SOLO. Kicillof se soltó de Fernández. La poblada (llevó a todos sus ministros) y extensa (duró más de una hora y media) conferencia de este lunes fue moldeada tras un anuncio presidencial diferente a todos los anteriores desde el inicio de la cuarentena, en marzo. Fue un mensaje grabado del Presidente que duró pocos minutos y dado a conocer por redes sociales. Allí, el mandatario autorizaba las reuniones de hasta diez personas al aire libre. Rápidamente, el Gobierno bonaerense aclaró que esa decisión no era aplicable en Buenos Aires.
En La Plata aclaran, no obstante, que no hay desentendimiento con la Nación. En sintonía, fuentes de la Casa Rosada indicaron a Letra P que en una reunión previa al mensaje del viernes, el Presidente habría mostrado su total acuerdo con la estrategia del bonaerense. Pero, con el virus exparciéndose por cada rincón del país, la preocupación ya no es exclusiva del área metropolitana, por lo que en Balcarce 50 se enfocan ahora en una mirada más federal, dejando que la Ciudad y la Provincia definan sus propias acciones, pese al riesgo que conlleva la aplicación de diferentes estrategias en dos distritos considerados sanitariamente indivisibles.