Buenos Aires | Mar del Plata

Montenegro cultiva el dialoguismo y surfea tensiones para ganar gobernabilidad

El intendente hace equilibrio: buena relación con socios y el Gobierno, chispazos crecientes con el FdT local. El complejo mapa del Concejo y un hombre clave.

Con el diario del lunes del caótico paso de Carlos Fernando Arroyo por el palacio municipal marplatense, signado por cortocircuitos políticos con la Provincia y fracturas intestinas que confluían en el intendente como la causa central de todos los males, Guillermo Montenegro tomó nota y busca hacer todo lo contrario. Ya en la confección de su gabinete –no sin chispazos– hizo lugar a dirigentes de las múltiples líneas que conforman la gruesa telaraña de Juntos por el Cambio en Mar del Plata, en tanto que, de movida, sacó chapa dialoguista con los gobiernos nacional y bonaerense, destacándose desde su órbita reminiscencias a comunicaciones fluidas con Alberto Fernández y Axel Kicillof en tiempos de ministro de Seguridad porteño y diputado nacional.

 

Vidalista puro, avanza con la receta dialoguista de su madrina política y destaca el trabajo “mancomunado” con la Provincia y la Nación en tiempos de coronavirus, donde su municipio –de marcado perfil turístico– se encuentra fuertemente golpeado. “El virus no distingue grietas”, dijo recientemente a Infobae. De todos modos, en su círculo cercano no consideran que esa postura dispare enfrentamientos con el ala dura del PRO, desde donde se machaca contra la manera en que el Gobierno enfrenta la pandemia.

 

“Hay roles distintos. Patricia (Bullrich) es más crítica porque no gobierna”, admiten, sin dejar de recalcar que, a pesar de las “miradas diversas en lo micro”, en lo macro hay unidad de criterio. Así, el armado amarillo marplatense que reporta al intendente no solo mantiene charlas virtuales con dialoguistas como Jorge Macri, sino también tiene en carpeta conexiones vía Zoom con macristas de paladar negro como Hernán Lombardi y Guillermo Dietrich.
 

 


Mientras, el diálogo sobre el que excava el intendente viene acompañado de necesidades y pedidos, como la asistencia financiera que solicitó a Kicillof esta semana de más de 45 millones de pesos para afrontar el pago de sueldos municipales. Bajo ese estado de situación, en su entorno se encargan de diferenciar la “muy buena relación” con los estratos superiores de las fricciones que empiezan a aparecer con el Frente de Todos en el orden local. “La oposición viene cambiando la sintonía, mostrando un acompañamiento más crítico o planteando con intensidad reclamos de difícil resolución”, consideró una voz miembro del interbloque oficialista en el Concejo, para marcar contrapuntos en el abordaje de la emergencia.

 

En el Frente de Todos, el presidente del bloque de concejales, Marcos Gutiérrez, remarcó a Letra P la vocación de “construir una oposición inteligente y responsable” y que, “sobre todo durante los primeros 40 días” de la pandemia, se acentuaron los “espacios de diálogo y acuerdos” con el Ejecutivo. Gutiérrez dijo que pasado ese periodo, la bancada que encabeza comenzó “a ejercer un poco más el papel de oposición, proponiendo y desarrollando un control y seguimiento de las diferentes herramientas: tanto de la emergencia en materia de violencia de género como sanitaria y alimentaria”. En esa línea, enfatizó que “las construcciones de los ámbitos de oposición y oficialismo también son distintas”.

 

 

La potestad para la apertura de actividades también asoma como otro foco de tensión. “Los municipios son los más aptos para definir qué cosas se pueden hacer y qué cosas no. Es hora de retornar lentamente las potestades a los municipio”, indicaron a Letra P fuentes de la bancada oficialista, quienes admiten “matices” dentro de su propio espacio.

 

La fragmentación con la que fue concebido Cambiemos en Mar del Plata no deja de ser patente en la era de Juntos por el Cambio, aunque los esfuerzos por mantener un criterio de uniformidad desde el Ejecutivo da resultados más ordenadores que en los viejos tiempos del arroyismo en el poder.

 

Desde distintos rincones de la interna cambiemista coinciden en marcar el rol del coordinador de gabinete local, Alejandro Rabinovich, como nexo ordenador entre los socios internos y el gobierno municipal: “Está trabajando bien la construcción de la gobernabilidad”, ponderó una voz de la interna. En efecto, la necesidad del Ejecutivo de aceitar lazos con los distintos socios es vital en un Concejo Deliberante donde es evidente la carencia de ediles que reporten directamente al armado del intendente.

 

 


Al interbloque oficialista lo componen tres bancadas: la de la Coalición Cívica, la de la Unión Cívica Radical y la tercera “Vamos Juntos”, presidida por Alejandro Carrancio, alineado al partido CREAR del senador Lucas Fiorini, quien reporta al ex ministro de Gobierno vidalista Joaquín De la Torre. Ese espacio mantuvo chispazos iniciales con Montenegro por la presidencia del Concejo, la cual finalmente no fue para Carrancio, aunque se acordó para CREAR el manejo del Emtur (Ente Municipal de Turismo) y la vicepresidencia de Obras Sanitarias, cerrándose así las grietas.

 

También en el bloque de Vamos Juntos se sienta Nicolás Lauria, basquetbolista que, siguiendo la preponderancia que se le imprime a los outsiders en el manual de estilo PRO, ocupó el primer lugar en la lista de candidatos a concejales a pesar de no reportar a las filas de Montenegro, sino del Partido FE, estructura que ya no integra la masa societaria de JxC a nivel nacional. Más allá de esto, Lauria sigue reportando lealtad al Ejecutivo local.

 

Un tercer miembro de esa bancada es Guillermo Volponi, hombre del monzoismo que reporta en el pago chico al diputado nacional Juan Aicega, de tirante relación con Montenegro. De hecho, el año pasado Aicega estuvo al filo de colocar a un dirigente de su sector –Marcelo Lobbosco- como primer precandidato a concejal de la lista competidora a Montenegro y encabezada por Vilma Baragiola, algo que finalmente no se consumó por las fuertes rispideces que había disparado en la interna radical. Aicega fue el amarillo menos entusiasta a una candidatura de Montenegro.
 

 


En ese esquema, el concejal más alineado al intendente es Agustín Neme, quien se referencia con el ex titular del Emtur Emiliano Giri, dirigente PRO con línea directa con Montenegro y que por estos días es uno de los armadores más activos en lo que refiere a la organización de charlas virtuales para la militancia amarilla marplatense y en la Quinta sección.

 

En la UCR, en tanto, los “matices” también persisten debajo de la unidad de criterio en lo que al apoyo al Ejecutivo municipal refiere. En ese bloque aparece el presidente del Concejo, Ariel Martínez Bordaisco, quien reporta al diputado provincial Maximiliano Abad, el cual avanzó en un entendimiento político con la concejala Vilma Baragiola en un contexto donde se avizora la renovación de autoridades en el radicalismo bonaerense.

 

Cerca de Montenegro ven con buenos ojos la posibilidad de que Abad alcance la presidencia de la UCR bonaerense, al hacer foco en la fluida relación con el vidalismo, y admiten que harán esfuerzos por la figura del diputado provincial ya que “no es lo mismo poder sentarte a hablar con un ala más dialoguista con el PRO que con otra que tiene más ganas de romper”, en alusión al intendente Gustavo Posse.
 

 

 

De todos modos, en el armado amarillo marplatense no dejan de mirar de reojo a Baragiola, quien, posderrota en las PASO, mostró una total inactividad de cara a la elección general. Esa actitud de Baragiola generó fricciones puertas adentro de su propio esquema. Según pudo saber Letra P, la concejala Cristina Coria, que venía trabajando con Baragiola hasta la pasada elección, se alejó de ese sector por diferencias de criterio. Ante eso, Coria ya participó de charlas virtuales impulsadas por Evolución, el espacio liderado por Martín Lousteau que recientemente hizo pie en la Provincia, en respaldo a la figura de Posse para el Comité Provincia.

 

Pero estas internas dentro de la interna de Juntos por el Cambio aún siguen siendo controladas por el Ejecutivo, a seis meses de su asunción. Allí evalúan que, más allá de la rosca societaria, “se hizo una construcción política inteligente” con actores sociales, empresariales y mediáticos.

 

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