MEMORIA & BALANCE

El Círculo Rojo y el besamanos de México 337

La peregrinación de empresarios al búnker de Fernández marca el cambio de tendencia política entre los CEOs, que ven en el candidato gestos positivos. Quiénes son. Las tres dudas que se sacan.

Nunca cortó el vínculo con el poder económico, ese que rompió lanzas con el kirchnerismo más duro, el más combativo, el que representó la última parte del gobierno de Cristina Fernández. El otro Fernández, Alberto, siguió en línea con empresarios incluso fuera del espacio. Esa construcción es, paradójicamente, la que parece rendirle frutos en el plan reconciliación del Frente de Todos con un Círculo Rojo que fue adicto a Mauricio Macri hasta el resultado sorpresivo y abrumador de las PASO. El Fernández candidato a presidente edifica su nueva mayoría con casi todos los sectores y transformó, sin quererlo, el búnker de la calle México en el templo de los conversos precoces. Son los hombres de negocios que ven en su figura un principio de sucesión ordenada en un Poder Ejecutivo que venía del salto de CFK a Macri, sin lugares seguros intermedios.

 

El listado es extenso y las visitas son guardadas bajo siete llaves por parte del albertismo. Lógico: los CEOs entienden que la elección está jugada, pero muchos son hasta amigos personales de Macri y no quieren generar más turbulencia. Por momentos, el volumen de los pedidos de reuniones hace que Fernández comparta esos acercamientos con Santiago Cafiero, su jefe de campaña y también anfitrión de empresarios que conoce de su época de funcionario en la provincia de Buenos Aires.

 

Guardia constante. La catarata de invitados al búnker pone al periodismo alerta. 

 

 

Hace unos días, se acercó por San Telmo el presidente de River, Rodolfo Donofrio. Se ofreció a ayudar en todo lo que fuera necesario. El hombre de los seguros es dueño de uno de los restaurantes que albergan la rosca política del establishment (el Dashi de Figueroa Alcorta) y le tomó la temperatura a los resultados algo antes del 11 de agosto. Donofrio apoyó en su momento la candidatura de Lavagna cuando aún existía articulación con el peronismo, pero luego desistió. Hoy charla con el candidato a jefe de Gobierno porteño por el Frente de Todos, Matías Lammens, y se acerca al espacio. No se lleva nada bien con Macri. En el encuentro de Clarín en el Malba hubo una nota de color: en un momento Ricardo Roa, uno de los directores del diario, le hizo una broma futbolística al Presidente, que respondió con algo vinculado al partido en el que River le ganó a Racing 6 a 1. Donofrio, desde su lugar en las gradas, refunfuñó y se quejó. "Siempre hablando de lo mismo", vociferó y pidió que se ocupe más de gobernar. Terminó enojado. 

 

 

Galperín, la sorpresa más grande. 

 

 

No es el único de los que querían un peronismo soft que frecuentó a Fernández. Sebastián Eskenazi también se interesó por saber de qué se trata. El mismo camino del ex YPF y CEO de Petersen siguieron varios laboratoristas nacionales de la cámara CILFA, que pidieron guardar sus nombres.

 

El más llamativo de los encuentros fue el que protagonizó el titular de Mercado Libre, Marcos Galperín, que hasta se hizo ver a la salida del búnker de México. Integrante del chat de WhatsApp Nuestra Voz, creado en su mayoría por CEOs que apoyaban a Macri, recibió felicitaciones después de la movida, criticada por funcionarios de Cambiemos. También se acercó el cafetero Martín Cabrales y, como Marcelo Mindlin, habló pero en otra locación el líder del Grupo Insud y laboratorios ELEA, Hugo Sigman. Lo mismo ocurrió en el encuentro con el jefe de Clarín, Héctor Magnetto.

 

 

Donofrio estuvo por México. Se lleva mal con Macri. 

 

 

La caravana a San Telmo seguirá por lugares impensados si se recapitula la relación que ha tenido el kirchnerismo con dos sectores como los bancos y el agro. Claudio Cesario, titular de la Asociación de Bancos Argentinos (ABA), confirmó que la entidad que nuclea a entidades privadas extranjeras ya pidió un encuentro con Fernández. Lo propio hizo la Mesa de Enlace. “Tengo muy buena relación con Alberto, lo conozco del conflicto por las retenciones”, dijo a este portal el titular de la Sociedad Rural (SRA), Daniel Pelegrina, quien admitió que en su momento Fernández no tenía poder para influir en las decisiones.

 

El campo sigue apoyando ideológicamente a Cambiemos, pero los directivos creen que hay que avanzar. En el nexo con el agro hay un hombre clave: el economista Guillermo Nielsen, amigo personal del vice de SRA, Carlos Vila Moret. El albertismo, vía Felipe Solá, ya venía trabajando fino en el acercamiento. Uno de los golpes de efecto fue la reunión con foto que se tomó Fernández con Roberto Urquía, el dueño de Aceitera General Deheza (AGD) en su planta de Córdoba.

 

Los banqueros, en tanto, son los más reservados en el besamanos, pero están en diálogo y son los conversos más convencidos de que el discurso anti grieta y de negar default y cepo es positivo. Otros de los que pidieron reunión fueron los líderes del Foro de Convergencia Empresaria, que verán a todos los candidatos. Reunidos en IDEA, también decidieron otra rareza: invitar a Fernández al Coloquio que se celebrará en Mar del Plata una semana antes de las elecciones, una plaza que el kirchnerismo esquiva desde principios de los 2000. 

 

El último acercamiento de CEOs a Fernández fue de visitante. El jueves, en su recorrida por Mendoza junto a la candidata a gobernadora de Todos, Anabel Fernández Sagasti, Pidieron ver al candidato desde pymes hasta empresas grandes. 

 

 

Eskenazi, el jefe de Grupo Petersen.  

 

 

Los acercamientos, según describen los CEOs que asistieron a México, son para desmitificar las construcciones que se han hecho sobre Fernández y aquellos que lo rodean. Son cuestiones muy básicas que, por ahora, no se relacionan con temas de fondo que debería definir si fuera ratificado en octubre. Son tres preguntas, en parte respondidas en el evento del Grupo Clarín: cómo sería su gobierno y qué nivel de influencia tendría CFK; qué hay de cierto en el tema de la Argentina Venezuela y cuál es el plan con la economía, si seguirá la apertura o volvería a cerrarla. De allí salen, según cuentan los invitados ocasionales, convencidos de que el que gobernaría sería Fernández y que la radicalización discursiva y gestual es, a priori, cosa del pasado. Muchos lo comparan con “el primer Néstor (Kirchner)”, pero aclaran que lo que le faltará será el viento de cola y el boom de los commodities. Por esto último, lo que venga después de octubre será más complejo que sencillo.

 

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