Un año atrás, lo que ocurre hoy hubiese sido imposible. Impensado, casi una utopía de los fanáticos. Pero las encuestas y la coyuntura que pusieron en crisis la figura de Mauricio Macri de cara a las elecciones forzaron un fenómeno inédito: un acercamiento concreto del establishment a la ex presidenta Cristina Fernández para sondear qué país está pensando en el caso de un triunfo en octubre.
La mayoría de los que ven a la ex mandataria aún mantienen altos niveles de rechazo a su figura y lo más probable es que eso no se modifique, pero el abanico de posibilidades de sucesión al macrismo es tan amplio que se vieron obligados a sondear intenciones, ideas y cuestiones básicas que tienen que ver con sus negocios.
“Es una mentira grande como una casa que los empresarios se van si gana la señora, tenemos que seguir trabajando acá. La verdad, preferiríamos otra opción, pero hoy no se puede descartar nada y tampoco somos giles”, se sinceró ante Letra P uno de los que la frecuentó en una ocasión.
Kicillof, uno de los interlocutores preferidos de los CEOs.
Habituado a preservar secretos de manera efectiva, en el kirchnerismo negarán los encuentros tantas veces como sea necesario. Pero ocurrieron.
Los CEOs preguntan si con CFK vuelven el cepo cambiario y los Moreno y si hay chances de que prosperen reformas que Macri les debe.
CFK charló, en forma individual, con todos los CEOs o emisarios alternativos del Grupo de los Seis (bancos, campo, UIA, construcción, comercio y la Bolsa). También charló con un ladero del jefe de Techint, Paolo Rocca, y con el propio titular de Arcor, Luis Pagani.
Los banqueros son los más preocupados, los que más preguntan, sobre todo, si Cristina está pensando en volver a instaurar el cepo cambiario. Hay otras dos preguntas comunes en las reuniones: qué va a pasar con los funcionarios K que están presos y con los que se relegaron en su última parte del gobierno, caso Guillermo Moreno, y si tiene en mente reformas que las empresas le pidieron, sin éxito, al propio Macri.
Las respuestas técnicas, en general, las da uno de los pocos hombres de confianza de CFK en la materia, el ex ministro de Economía Axel Kicillof. Articulador con varios sectores empresarios y hasta con el campo, evita hablar de personas, pero deja en claro que un cuarto gobierno K no va a “confiscar ningún banco". "No somos anti capitalistas”, aclara. Y agrega que la idea de la senadora es, de ganar, sentarse a renegociar la deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Gabbi, uno de los integrantes del Grupo de los Seis. Mantuvo en los años K una relación de amistad con Boudou.
Lo que más obsesiona a los hombres de negocios es lograr una rebaja en impuestos que les permita volver a contratar, invertir e impulsar la producción para reforzar el mercado interno.
Una señal del viraje en la visión la dio el cafetero Martín Cabrales. Luego de la reunión con Macri y el ministro de Producción, Dante Sica, en la que se les agradeció el apoyo al congelamiento de precios, habló con el canal América y abonó una teoría curiosa. Le preguntaron a quién votaría en un hipotético ballotage entre Macri y CFK. “La verdad que no sé, votaría al que haga una reforma impositiva”. Esta respuesta, que muchos comparten, evidencia el malestar con el Gobierno. Aunque Cabrales seguramente se inclinaría por sostener a Cambiemos, la aseveración habla de cosas a las que la Casa Rosada decidió no prestarles atención. Una de ellas, que los CEOs aún detestan a la ex presidenta, pero lo que manda es el bolsillo y la supervivencia.
Los más duros son los industriales, que ya afirman en on y en off que Cambiemos no tiene política industrial ni la piensa tener y que, en ese tren, corren peligro aún más puestos de trabajo.
Antes de irse a la Secretaría de Energía, el ex vicejefe de Gabinete Gustavo Lopetegui les dijo a los laboratorios nacionales agrupados en CILFA que se reconviertan, que no son competitivos y que al Gobierno no le interesa esa industria. Tienen un único aliado en el sector, el titular del PAMI, Sergio Cassinotti, que hace equilibrio para evitar mayores enconos. Desde que la diputada Elisa Carrió le explicó al presidente que los popes de CILFA especularon con el dólar en las corridas de 2018 y los denunció penalmente por desestabilización, el Ejecutivo no hizo otra cosa que seguir esa línea y amenazarlos con algo que ocurre en pequeñas dosis: la importación de remedios desde India y China. Es una muestra de hostilidad que pocos se explican pero muchos padecen. CILFA, además, es un leading case: los popes de los remedios financiaron con gusto y placer la campaña Macri 2015 y volvieron a apostar por Cambiemos en 2017. Hoy se espantan por el destrato.
Puertas adentro del Gobierno, esta situación genera tensiones y dudas. Muchos no coinciden en cómo la Jefatura de Gabinete se manejó con el Círculo Rojo. Molesta, sobre todo, la reacción que han tenido grandes medios de comunicación en el medio de la crisis. Los insultos más fuertes están dirigidos a Daniel Vila, el CEO del Grupo América. Su canal, entienden en Casa Rosada, hizo un viraje “notable y agresivo” hacia una línea más que crítica.
No son los únicos y los cultores de Facebook y Google se muestran golpeados.
Naturalmente, los medios de comunicación masivos son los que más se han volcado a la línea de la ancha avenida del medio. Celebraron en las últimas horas el acercamiento y la foto de Sergio Massa con Roberto Lavagna en el marco de un evento que organizó Gerardo Martínez, el jefe de la UOCRA. También muchos grandes empresarios vieron al ex ministro de Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner en los últimos días.
Todos en el Círculo Rojo, hasta los mercados, que mostraron su enojo esta semana, están explorando alternativas. La de la ex presidenta no es la única, pero es la que aparece como una rareza considerando cómo el último kirchnerismo se manejó con los CEOs. El voto a favor de los K no es ni cerca una certeza, pero el pragmatismo manda.