A casi 7000 kilómetros de distancia, para bien o para mal, la centralidad de CFK en la política argentina es absoluta y su nombre gobierna la coyuntura.
Informada minuto a minuto sobre lo que pasa en Argentina, leyendo todo lo que le interesa en diarios y sitios especializados, la senadora recibió en las últimas horas las fotos de “Sinceramente” en las librerías de Buenos Aires. A casi 7000 kilómetros de distancia, para bien o para mal, su centralidad en la política argentina es absoluta y su nombre gobierna la coyuntura.
Para el gobierno del PRO y la alianza Cambiemos, es la culpable del riesgo país récord, la renovada desconfianza de los mercados y el fantasma del default que vuelve a rondar el país de Macri. Más allá de todo cepo, no deja de ser curioso: la ex presidenta se dedicó a pagar deuda como mandamiento irrenunciable y hasta se quedó sin reservas por cumplir con los vencimientos. De eso hablan Axel Kicillof y Alberto Fernández con los fondos de inversión que los visitan cada vez más. “Los tipos no tienen problemas con nosotros porque saben que nosotros pagábamos. La duda que tienen es de dónde van a salir los dólares para poner en marcha una economía asfixiada”, le dijo a Letra P uno de los colaboradores de la senadora.
Para la mayor parte de sus fieles, Cristina es la esperanza de volver a una recuperación que está a años luz de resultar sencilla. Llega al umbral del cierre de listas en una situación impensada hace poco más de un año, después de ser derrotada por Esteban Bullrich, cuando -dicen- comenzó a trabajar en el libro que terminó de corregir en soledad, en su primer viaje a La Habana. Hoy, hasta las encuestas de la Casa Rosada la muestran mejor que su espejo refractario, con por lo menos tres elementos a favor: el piso de adhesiones que nunca perdió, una fracción de los independientes que vuelve espantada de la incursión en el futuro que anunciaba Cambiemos y el rol indeseado que asume Macri como su jefe de campaña.
Mientras el oficialismo la muestra como sinónimo de cesación de pagos, la ex presidenta y sus colaboradores más cercanos dan señales de moderación, en un intento por recuperar el puente con los sectores empresarios que -según creen- se suicidan con el macrismo en el poder. Los capitulos del nuevo libro sobre el memorandum con Irán y la Ley de Medios funcionan a manera de autocritica de campaña, con el Circulo Rojo y Estados Unidos como destinatarios.
CRISTINA LIBERADA. Con Florencia Kirchner a salvo de la guillotina tendenciosa de Comodoro Py, la ex presidenta parece haberse liberado de uno de los condicionamientos que le marcaban sus enemigos. Más allá del estado real de salud de la hija presidencial, del que poco se conoce, su estadía en Cuba se anuncia prolongada y todo indica que se extenderá hasta que se defina la elección presidencial. Pueden quejarse ahora los aliados del oficialismo y los que orbitan en torno al poder de los jueces federales, pero la jugada se anunció durante por lo menos un año. Hace meses que entre los senadores del PJ, el peronismo antikirchnerista y un sector del gobierno se planteaba la situación de los hijos de la senadora como su talón de Aquiles, de cara a una nueva elección. Pensando en ellos, decían, la doctora iba a entrar en razones y abrirse a la unidad más amplia. De tan anunciada, la jugada merecía una respuesta que parece haber llegado en el inicio del año. Lo que se leyó en un principio como el inicio de un renunciamiento, hoy es narrado desde el cristinismo como un movimiento que no implica en lo más mínimo declinar el proyecto presidencial. Todo lo contrario.
El caso D’Alessio parece haber arrasado con la letra de Centeno, la causa de los cuadernos y la ofensiva de los jueces federales. Eso tambien, que preocupa y mucho en el establishment, deja al desnudo la economía de Cambiemos, el mejor escenario para la oposición cristinista.
YO O EL CAOS. El anticipo del libro de la ex presidenta sirvió para marcar la cancha de una campaña que acelera y tuvo una repercusión que sorprendió dentro y fuera del país. Mientras el oficialismo no entiende cómo puede generar tanta expectativa lo que diga una figura gastada de la política nacional, los fondos de inversión y los bancos del extranjero lo toman como una confirmación de que la Argentina de Macri no tiene rumbo y abre la puerta al regreso del populismo. Como un eco del pasado, CFK utilizó en su libro una fórmula que usaron otros presidentes para deslegitimar al adversario: consideró al ex presidente de Boca sinónimo de “caos”. Pero con una diferencia: el que gobierna es Macri y la que aparece como dueña de la coyuntura es ella, su archirrival y socia en una polarización que en 2015 -recuerdan muchos- terminó con el opositor ganando.
Pese a las alusiones al fracaso economico del ingeniero, Cristina se guía desde el año pasado con una hipótesis que ahora suena cada vez más fuerte: la ex presidenta repite en privado que Macri no será candidato a presidente y cederá finalmente su lugar a María Eugenia Vidal. Parada en el otro extremo de la polarización, la senadora razona igual que el Círculo Rojo, que pide a gritos que Macri entienda la urgencia y dé finalmente un paso al costado.
CFK mira el escenario y ve que su archirrival no tiene chances ciertas ni relato posible, para ir en busca de su reelección, con los resultados de su desgobierno a la vista de todos. Pero, además, afirma que el papa Francisco maneja el mismo dato. Como muestra de los puentes que unen a La Habana con el Vaticano, Cristina publicó, a un año de la primera corrida, el mensaje de Su Santidad contra los medio de comunicación.
Con el riesgo país en 1.000 puntos y el dólar otra vez descontrolado, los vaticinios del jesuita y la senadora parecen más certeros que nunca. La discusión está instalada en el edificio del Instituto Patria: otra vez con poder, el Fernández de regreso descarta que Vidal tenga chances de asumir la brasa caliente de la candidatura presidencial, como Plan V de un Macri que no llega. Compara su destino con el que le tocó a Eduardo Angeloz, después del golpe de mercado que selló la suerte de Raúl Alfonsín.
En el armado de lo que se llamó Unidad Ciudadana, afirman que “la sociedad ya eligió” y puso a Cristina como principal candidata de la oposición. Cuentan el acercamiento de gobernadores como Juan Manzur y Rosana Bertone y afirman que Roberto Lavagna ayudará a la ex presidenta si se mantiene en cancha en busca de captar a los desencantados de Cambiemos.
En el Instituto Patria, hasta los que le recomiendan bajarse admiten que CFK camina hacia un nuevo test electoral.
La ex presidenta tiene pensado regresar al país el martes próximo, 29 de abril, en la previa del paro del sindicalismo antimacrista y unos días antes de la presentación de su libro. Es una franja de tiempo exigua pero la velocidad de los acontecimientos, en un minuto a minuto signado por el gobierno pleno de los mercados. Puede generar, hasta entonces, novedades de envergadura. En una semana, el tablero puede ser el mismo o puede ser otro, completamente distinto.
Por lo pronto, Eduardo Valdés, uno de los cristinistas más activos, perdió las esperanzas que tenía. El ex embajador en el Vaticano, que le recomendó hace un mes a Cristina bajarse de su candidatura, admite ante los visitantes de “El Café Las Palabras” que su amiga camina hacia un nuevo test electoral. “Yo lo pienso por ella, pero no creo que me dé bola”, dice.
Sea cual fuera la decisión que según Kicillof aún no está tomada, CFK tiene en mente un tablero anticipado en el que tampoco su candidatura y eventual triunfo en un ballotage aparecen como un trámite. Mucho menos gobernar, pero ésa es otra historia, tan lejana como impredecible.