Después de una victoria contundente en las elecciones Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), el candidato a gobernador por el Frente de Todos, Axel Kicillof, llega a la disputa de este domingo con la meta lograda de haber recorrido los 135 municipios, de haberse reunido –entre las elecciones primarias y las generales- con Ceos y eclesiásticos, con industriales y ruralistas. Sobre el cierre, volvió a los medios, habló de narcotráfico y el Gobierno le salió al cruce. Macri lo subió al ring en pleno debate presidencial y casi que ya lo dio como ganador contra María Eugenia Vidal. Desmintió todos los nombres que aparecieron para integrar su posible futuro gabinete, profundizó su discurso sobre la deuda que tomó la gobernadora y contó, a grosso modo, qué hará si el domingo es electo gobernador de Buenos Aires: austeridad e inyección crediticia como shock adrenalínico para reanimar el corazón productivo.
El 11 de agosto, Kicillof le ganó a Vidal y a las encuestas que lo daban arriba por seis u ocho puntos. Sacó 18,2 de ventaja. Esa diferencia ordenó las cosas. Desde ese momento, los intendentes del PJ, muchos de los cuales todavía miraban de reojo al ex ministro de Economía, se entregaron sin más al huracán AK. El candidato dijo una y otra vez que –de ganar- el Gabinete se armaría después del 27 de octubre. A horas de ir a las urnas y con el resultado que para propios y extraños está cantado, al candidato no se le escapó ninguna certeza sobre quién se sentará en su mesa ministerial.
“Primero el plan, después los nombres”, repetía. Se supone que, si gana la elección, su equipo más cercano desembarcará en las áreas económicas y de finanzas. Algunos nombres que integran esa esfera son los del ex secretario de Comercio Augusto Costa, el ex titular de la Comisión Nacional de Valores, Cristian Girard y Juan Cuattromo, también de pasado en la función pública.
Todo pareciera indicar que para Seguridad, Infraestructura, Salud y Desarrollo Social escuchará las propuestas de los intendentes y del Frente Renovador, la agrupación de Sergio Massa. “Hemos hablado poco hasta ahora sobre esos temas, estuvimos enfocados en la campaña. Si todo sale bien, el lunes empezaremos a charlar”, le dijo a Letra P un intendente poderoso del conurbano bonaerense a minutos del arranque del acto de cierre de campaña en Mar del Plata que el jueves encabezaron los Fernández.
¿Qué hará? Algo puede inferirse. En el tramo final de la campaña, el candidato habló de mejorar el poder adquisitivo de los docentes. Su compañera de fórmula, Verónica Magario, le dijo a Letra P que era necesario reabrir las paritarias.
Repitió que gobernará como hizo la campaña. En contacto con la gente y de manera austera. La situación económica no da para grandes proezas. No habla de ajustes, pero es probable que revea el organigrama ministerial. No le cae en gracia, por ejemplo, que cada área destine parte de su presupuesto a publicidad.
También remarca que la política crediticia a bajas tasas, a través del Banco Provincia, es una política troncal para llevar adelante su gestión. Cree que podrá reactivar la actividad productiva desde la principal herramienta que tiene el Estado bonaerense. Por eso, durante la campaña, reiteró que el Bapro en la gestión Vidal estuvo direccionado a “la timba financiera”.
Pero lo que les importa a él y a su equipo es saber con qué se van a encontrar. Hablan de un déficit que ronda entre los 50 mil y los 80 mil millones de pesos. También preocupan los vencimientos de deuda en dólares que debe afrontar el Estado bonaerense en 2020. Ya a partir de enero, debe pagar deuda por 570 millones de dólares.
GENERACIÓN K. Su candidatura fue también el acierto de Cristina Fernández de Kirchner, que siempre lo quiso bonaerense. En esta elección, la generación que se forjó políticamente durante el primer y el segundo kirchnerismo tiene un rol protagónico. Mayra Mendoza en Quilmes, Fernanda Raverta en Mar del Plata, Florencia Saintout en La Plata y el propio Kicillof, entre otros, juegan sus propios plenos electorales con chances concretas.
En el cierre de la campaña nacional, la propia CFK lo ratificó: “Axel y Fernanda comparten miradas, comparten ideales”. El candidato bonarense le agradeció cada vez que pudo.
Si Kicillof gana, promete gobernar desde La Plata. No vivirá en la capital bonaerense, pero es una posibilidad que se mude a Vicente López. Tiene que ajustar detalles familiares como el colegio de sus hijos. No quiere interrumpir mucho su estilo de vida. Tampoco vivirá en La Plata su compañera de fórmula.
Cuarenta y ocho años de edad, dos hijos (León y Andrés) y casado con Soledad Quereilahc, a quien en la última recorrida de campaña por Lobos, Brandsen y La Plata la gente también le pidió selfies, delinea qué hacer a partir del lunes. Si repitiese el resultado de las PASO, a primera hora daría una conferencia. Sería en La Plata, ya con traje de gobernador electo.