Se paró, le dijo "gracias", le tendió la mano y partió, un poco enojado por el nivel del pedido y los modos de su interlocutor. En 2014, Mauricio Macri era jefe de Gobierno de la Ciudad y buscaba entre los CEOs fondos para financiar su aventura presidencial. En los desayunos que armaba para convencer a empresarios de que el PRO era la opción al kirchnerismo, el hoy presidente había logrado sentar al supremo: Paolo Rocca, el jefe de Techint, era uno de los peces gordos, de esos cuadros del Círculo Rojo que se ponen mano a mano con la política.
Pero Macri violó algunas convenciones que alteraron los nervios del italiano, como haber sumado a ese café a otros empresarios de menor rango. No le cayó bien la propuesta de Macri y decidió, horas después, que en los períodos siguientes desplegaría un doble juego para financiar al oficialismo -Daniel Scioli, el candidato de Cristina Fernández- y al candidato presidencial de lo que sería la alianza Cambiemos. A tales fines, designó dos delfines: Luis Betnaza, afín al radicalismo, para jugar con la oposición, y Daniel Novegil, CEO de Ternium, en la línea del ex ministro de Economía Axel Kicillof.
En el peor momento de Rocca, la relación con Macri mejoró.
Cuatro años después, el vínculo entre Macri y Rocca parece haber virado a paisajes más amables. Justo en el momento más complejo en la vida del zar del acero, un hombre que jamás pensó estar sentado en Tribunales, cosa que hará el 16 de octubre ante el juez Claudio Bonadio en la causa de los cuadernos de la coimas K. La relación entre ambos es paradójica y el Gobierno ha decidido bancar al milanés de 65 años en medio del tiroteo judicial. Los unen hoy los negocios petroleros, las inversiones y la intención de ambos de sostener el modelo macrista.
Junto a Héctor Magnetto, CEO de Clarín, y Luis Pagani, de Arcor, Rocca completa la triada de los empresarios más poderosos del país y, en casi todos los casos, de la región. Fundada hace 56 años en la localidad bonaerense de Campana, Techint se expandió como reguero de pólvora por generaciones. El creador fue su abuelo, Agostino Rocca, fanático de la aviación privada y con contactos históricos con Benito Mussolini. En 1985 representó el año del inicio de la actividad de Paolo dentro del directorio. Licenciado en Ciencias Políticas (egresado de la Universidad de Milán), siempre jugó en el plano empresario y político con la habilidad que añoran y respetan muchos de sus pares.
Sus artes hicieron crecer a la única firma que vende caños sin costura en el mundo. Tanto, que la expansión global es caso de estudio en universidades. Hoy, Techint tiene menos del 10% de su facturación en Argentina. Este punto es, precisamente, lo que explica –según sus colegas- que haya seguido respaldando a Macri incluso en lo más crudo de la crisis, algo que han dejado de hacer, por caso, el propio Pagani, seriamente afectado por la caída en las ventas y el parate en las exportaciones, que ya lleva más de siete años.
En los años K mantuvo buen vínculo con Néstor Kirchner y rompió lanzas en los tiempos de CFK.
La curiosidad política de Rocca lo llevó a ponerse al frente de negociaciones y apoyos en momentos de crisis del país. Lo hizo en 2001, brindando respaldo, y supo acercarse también al primer Néstor Kirchner. Lo propio hizo con el venezolano Hugo Chávez en los años previos a la radicalización del conflicto en Sidor, la acerífera expropiada por el gobierno bolivariano. Es precisamente una presunta coima pagada para facilitar el pago de la compensación por esa empresa la razón que lo depositará frente a Bonadio para contarle lo mismo que dijo públicamente ante la tribuna de la Asociación Empresaria Argentina (AEA): que conocía la intervención de Betnaza en pagos a funcionarios kirchneristas para destrabar la operación.
Rocca tiene buen vínculo con el ex presidente Eduardo Duhalde, que lo convocó en 2011 a aportar a un frente opositor a los K. Años después, eso se cristalizó en el triunfo de Sergio Massa, en las legislativas de 2013, contra la boleta del Frente para la Victoria (FPV) que encabezaba el intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde. Las gestiones del italiano fueron siempre bajo perfil, “porque es un hombre al que siempre le gustó hablar con todos”.
El conflicto por Sidor en Venezuela, la pista de Bonadío para citarlo a indagatoria.
En este contexto y en paralelo a la relación netamente política, Macri estrecha el vínculo con Rocca con otras dos ideas fuerza: la primera, el esquema asociativo en Vaca Muerta; la segunda, estratégica, la obsesión de Rocca por cerrarle a China las puertas de Argentina. Fortín de Piedra, el yacimiento que opera Techint en el shale neuquino es un milagro. En solo un año ya produce más del doble de gas que el mejor pozo de cualquiera de las petroleras grandes en el área (unos 10 millones de metros cúbicos al año).
El CEO de Techint, que opera con Tecpetrol, le comunicó al Presidente inversiones por 2.300 millones de dólares. Pocos se preguntan cómo y por qué una empresa sin expertisse energético en relación al resto de los competidores (YPF, Total, Pan American Energy o Shell, por citar algunas) pudo en tiempo récord transformarse en la firma más relevante del área estrella de la energía. La explicación la tiene la Resolución 46, firmada por el ex ministro de Energía Juan José Aranguren. Esa normativa le permitió a Tecpetrol cobrar 7,50 dólares por millón de BTU producido, un valor subsidiado por el Estado para fomentar la inversión. La competencia cobra, en promedio, el valor de mercado, entre 4,85 y 5 dólares.
Según publicó el portal Econojournal, Rocca percibirá este año más de 300 millones de dólares por este concepto. El CEO lo agradece con fotos con Macri en el yacimiento, incluso en pleno estallido del cuadernogate. “Fue casi un tailor made para Paolo”, cuentan en las petroleras sobre el subsidio, que nació a la par de la intención de Tecpetrol de trabajar en Vaca Muerta.
Hace dos años, Rocca quedó entrampado en una situación extraña en una obra de gasoductos en Córdoba. Había intentado venderle a Juan Schiaretti los caños a un precio determinado, hasta que el gobernador se percató de que los chinos le enviaban un producto parecido pero a la mitad del precio. Elisa Carrió entró a jugar: en una reunión de comisión en la Cámara de Diputados, admitió que “saben que Paolo no es santo de mi devoción, pero les pido que hagamos fuerza para que le compren a él y no a los chinos”. Este punto, que pareció entonces una anécdota, es una de las coincidencias que unen a Rocca con el Gobierno en su alianza temporal.
El jefe de Techint es una espada propia y del Gobierno para pelear contra el desembarco chino. Fue el primero que le pidió al Presidente que no votara la declaración de economía de mercado y ambos coincidieron en que el eje estratégico debe pasar por Estados Unidos. Cada vez que pudo, Rocca bajó línea sobre la cuestión ante diferentes auditorios. “El tema de la relación con China es parte del desafío de definir cuál es la inserción internacional para la Argentina. El caso de China tiene distorsiones, subsidios y una intervención del Estado que crea un plano inclinado con el cual es muy difícil competir”, expresó.
Betnaza, su alfil en Techint, confesó presuntos pagos a los K para destrabar la indemnización por Sidor.
Con semejante nivel de coincidencia, la alianza entre Rocca y el Gobierno se explica más claramente. En paralelo, fuentes del Gobierno confiaron a Letra P que “hay un terreno intocable” en el vínculo. Confiesan funcionarios que el tema judicial “va por otro camino”. Diferentes fuentes consultadas por este medio dijeron que el empresario “no pide favores judiciales”. Naturalmente, el holding cuenta con abogados y operadores, como la mayoría de las firmas grandes. Pero la citación del jefe máximo a indagatoria encendió alarmas internas como nunca antes.
Un importante empresario que frecuenta el aura roquista especuló con que “Paolo está tranquilo”, porque “entiende que las acusaciones se tienen que probar”. Las especulaciones van por el carril de afirmar que la acusación y la sospecha sobre las gestiones en Venezuela ocurrieron, precisamente, en el exterior. Ergo, no serían cuestiones pasibles de sanción interna. Lo equiparan, por caso, con las investigaciones que pesan sobre Techint en Italia. La apuesta es de riesgo, pero es una llave en una causa que el propio Bonadio redactó confesando un profundo descreimiento de las excusas de los CEOs.