Bessent o Perón II: ¿Fuerza Patria tiene un plan alternativo al de Trump y Milei?
El peronismo reacciona con estupor al rescate de Estados Unidos. ¿Cómo puede jugar si le corren el arco? Del FMI al virrey Scott: ¿atrapados sin salida?
Lo primero que surge de la última semana de vértigo, en la que el Gobierno pasó del filo del nocaut a una sobrevida de contenido incierto, es el desconcierto de la oposición. La entronización del secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, como virtual virrey del Protectorado del Río de la Plata, encontró reacciones escasas y tibias en FP.
Highly Respected President of Argentina, Javier Milei, has proven to be a truly fantastic and powerful Leader for the Great People of Argentina, advancing on all levels at record speed. He inherited a “total mess” with horrible Inflation caused by the previous Radical Left…
1) Cristina Fernández de Kirchner le dedicó un posteo a la cuestión. La expresidenta pone el foco, más que en la pérdida de soberanía que se anuncia, en el error de diagnóstico que atribuye al jefe de Estado anarcocapitalista –sic–, quien debería entender ahora que el problema principal de la economía nacional no es fiscal sino falta de dólares.
2) Axel Kicillof atendió una suerte de cumbre progresista realizada en Nueva York en homenaje a Pepe Mujica en la que se encontró con Luiz Inácio Lula da Silva, Pedro Sánchez, Gabriel Boric, Yamandú Orsi y Gustavo Petro. El gobernador no hizo referencias directas al tema del momento.
3) Sergio Massa calló y no termina de aclarar qué lugar pretende darse en la política que viene.
4) Como de costumbre, Juan Grabois fue quien más cuestionó una injerencia externa obscena en los asuntos internos del país, incluso usando lenguaje mileísta.
Imprimió un twit de Trump, lo puso en una carpetita y lo muestra como el premio Nobel que nunca le van a dar ¿Se puede ser más pelotudo? https://t.co/Fvroowys6K
El peronismo fue tomado con la guardia baja por la última audacia de Milei y Toto Caputo, aunque, si se lo piensa, la jugada resultaba previsible. ¿Cuál podía ser el recurso del que había hablado la semana anterior el ministro de Economía para hacer frente a los pagos de deuda del próximo año una vez que el Fondo Monetario Internacional (FMI) ya agotó –por mucho– lo que podía prestarle al país, el mercado voluntario estaba más cerrado que nunca y un riesgo país entonces de 1500 puntos hacía imposible siquiera pensar en un repo con bancos?
"El plan es que mientras Milei siga con sus políticas económicas podamos ayudarlo a llegar a las elecciones"
Scott Bessent, secretario del Tesoro de EE.UU., dijo que "el mercado no perdió la confianza en el presidente" y aclaró que "está mirando los siglos de mala gestión". pic.twitter.com/T5bAXVdWet
Se consuma así el tercer aporte de campaña extendido por Trump a sus amigos de la derecha argentina, después de los préstamos del Fondo a Mauricio Macri en 2018 y al propio Milei en abril último. La reacción de FP no parece, por el momento, estar a la altura de sus implicancias.
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Mauricio Macri y Donald Trump en 2018, el año en que el republicano estrenó su política de injerencia en los procesos electorales argentinos.
Lo primero que puede decirse de eso es que el rescate –a Milei, no a la Argentina– altera un estado de cosas que parecía llevar a La Libertad Avanza (LLA) a un desastre. La vehemente demostración de respaldo podría impresionar a un sector del electorado que venía desencantado, pero sobre todo impactaría el efecto de esos gestos en la estabilización de un mercado cambiario que venía flirteando con el colapso.
Sin embargo, cabe preguntarse qué porción de la ciudadanía reaccionará en las urnas pensando, más bien, en los problemas económicos y sociales de base, como ocurrió en el 7-S bonaerense, y cuál reaccionará con rechazo a la injerencia del ultraderechista estadounidense. Llama la atención que Fuerza Patria demore tanto en traducir lo que está en juego como un "Bessent o Perón", guion dictado en buena medida por el virrey Bessent, cuyo sesgo fuertemente antiperonista evocó Esteban Rafele en Letra P.
El peronismo no atina todavía ni siquiera a advertir claramente sobre la nueva devaluación del peso –y sobre sus impactos inflacionario y recesivo– que supone el plan Bessent para cuando se guarden las urnas. Lo siguiente, todavía más difuso, llegará en 2027.
CFK y Axel Kicillof: ¿hay plan?
El peronismo sufre unas cuantas desventajas, producto tanto de su desorden interno como del ritmo que el Gobierno le imprime a la realidad, el que no termina de descifrar. ¿Tiene, acaso, un plan para enfrentar el viento que se le viene encima desde el norte? No uno, sino varios. ¿Puede, en alguno de esos casos, hablarse de un "plan"? Probablemente, aún no. Más bien parecen esbozos de "canciones nuevas" que se van escuchando con mayor claridad, pero no terminan de salir de los borradores.
Quien hable con referentes del peronismo sobre 2027 escuchará un argumento atendible para justificar cierta perplejidad. "¿Cómo podemos plantearnos un plan de gobierno cuando no tenemos idea de qué va a dejar Milei?".
La agenda del peronismo viene unos cuantos pasos detrás de la realidad que apura el Gobierno. Mientras CFK parece anclada en la minimización del problema fiscal y en el carácter excluyente del que plantea el frente externo, Kicillof toca la cuerda keynesiana, destaca la necesidad de un "orden macroeconómico" y considera el superávit o el déficit simples herramientas macro dependientes de las circunstancias.
Sobre llovido (el FMI), mojado (Scott Bessent)
Si allí parece haber una diferencia de matiz, el desafío del sobreendeudamiento con el Fondo plantea una coincidencia de diagnóstico y un enigma en lo que respecta a su abordaje.
Cristinistas y kicillofistas coinciden en buscar una negociación política, de carácter tan "extraordinario" como la propia concesión de los dos préstamos, pero cualquier abordaje novedoso dependerá del aval del propio organismo, de su patrocinador –Estados Unidos– y de otros países que tallan fuerte en el Directorio.
El camporismo escucha a Daniel Kostzer, quien propone una relación con el Fondo que involucre solamente el pago correspondiente a la deuda que habría permitido tomar la cuota argentina –hasta 20.000 millones de dólares– y una negociación por el resto –unos 40.000 millones más– a través del Club de París. El entorno del gobernador bonaerense plantea esa cuestión algo vaporosamente, justamente por depender de la voluntad de la contraparte.
Sin embargo, mientras ese debate sigue pendiente, Milei acaba de sumar un término dramático a la ecuación. Cuando se pensaba que el FMI impondría el máximo condicionamiento a la libertad con la que un futuro gobierno pueda administrar la Argentina, aparece en escena nada menos que el del Departamento del Tesoro estadounidense. Sobre llovido, mojado.
Scott Bessent, el FMI y una lista de dilemas
A la deuda contraída con el prestamista de última instancia del sistema financiero internacional se suma otra, por ahora de monto y contraprestaciones no conocidos, con el prestamista de última instancia de aquel. El desconcierto que expresan las escasas reacciones del peronismo es enorme.
Algunos referentes parten de la idea de que sería posible desconocer ambos compromisos por su ilegitimidad de base. El argumento es tan justo, sobre todo cuando en Washington se explicita sin pudor su contenido político-electoral, como difícil de sostener en los hechos. ¿Es posible siquiera imaginar el potencial financiero disruptivo que tendría hacerle un pagadiós a la hiperpotencia? ¿Cómo ignorar contraprestaciones –eventual instalación de bases militares, acceso a recursos naturales o, como le ocurrió a México en 1995, garantía con ingresos petroleros– que acaso ni siquiera se hagan públicas?
Los desafíos que impondrá este nuevo experimento con ese conejito de indias que es la Argentina son inconmensurables. ¿Qué deuda con Estados Unidos sumará al final este país sobreendeudado? ¿A cambio de qué concesiones? ¿Quién emergerá como acreedor privilegiado cuando, de repente, surge uno por encima del Fondo? ¿Cómo metabolizarán ese hecho los acreedores privados, que hoy respiran con alivio por la aparición de dólares que podrán cobrar, pero que al final del camino los rezagará en la lista de espera de la renegociación que les esperaría en caso de triunfo peronista en 2027?
Es Trump quien plantea, sin ambigüedad, un Bessent o Perón. El peronismo, por ahora, reacciona con silente estupor a semejante audacia.