Donald Trump le lanzó el salvavidas que mantiene a flote al Gobierno, atrapado en el cortísimo plazo. El enimga del 27-O. Qué lindo es dar buenas noticias.
Javier Milei necesitaba un game changer, un hecho que le permitiera cambiar la negatividad de las últimas semanas, y lo consiguió: las vehementes promesas de asistencia crediticia del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos despejaron, al menos en el cortísimo plazo, las expectativas de estallido cambiario, default de la deuda y eventual fin de ciclo.
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Sin embargo, se impone una pregunta clave: ¿Eso le alcanzará para dar vuelta, ante las elecciones legislativas del 26 del mes que viene, las expectativas en baja que se le amontonaban? Más profundamente: ¿qué deberá entregar a cambio de una ayuda que parece más de gobierno a gobierno que de Estado a Estado y, atado a la falta de precisiones sobre el tamaño del programa y cuándo podría desembolsarse, el costo político y económico de la medida destinada a tender un puente hasta ese momento: la eliminación de las retenciones agropecuarias hasta el 31 de octubre o hasta que se alcance un nivel de liquidación de 7000 millones de dólares.
Esos debates calientes también influirán sobre la dinámica electoral. El círculo es tan perfecto como difícil de leer, pero, por lo pronto, la administración de extrema derecha logró que la palabra "dólar" saliera de los titulares, que los pronósticos ominosos experimentaran un reflujo, que el Karinagate dejara de ser la comidilla y que la agonía electoral y política dejase de darse por descontada. No es poca cosa y Milei viaja al norte, al fin, aliviado.
Estados Unidos prometió todo y un poco más
Después de los 678 millones de dólares prestados por el Fondo Monetario Internacional (FMI), de los que el Banco Central debió deshacerse el viernes –1110 millones en apenas tres ruedas–, los presagios para la apertura del mercado en el inicio de la semana eran oscuros. Más, cuando Milei debió posponer el domingo su viaje a Estados Unidos por un inconveniente no explicitado en torno a la reunión que debía mantener este lunes con Kristalina Georgieva y cuando el canciller Gerardo Werthein enfrió drásticamente, a primera hora en entrevistas radiales, el monto de la esperable asistencia estadounidense e incluso el "avance" importante de esas gestiones que había fantaseado Milei.
El canciller Werthein desmintió a Milei, quien había asegurado en La Voz que las negociaciones con el Tesoro de Estados Unidos estaban "muy avanzadas", y aclaró que todavía "no han comenzado"
"Eso es falso. No han comenzado negociaciones, si las hubiera se hacen bajo ciertos… pic.twitter.com/0P2ULWdBsN
Sin embargo, 15 minutos antes del inicio de la rueda, el secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, lanzó un hilo de posteos en Twitter que cambió dramáticamente el panorama.
Realzó el valor de la Argentina como aliada regional; prometió una asistencia financiera abierta a "todas las opciones" posibles; mencionó como herramientas "entre otras, líneas de swap, compras directas de divisas y compras de deuda gubernamental"; dio por descontado, mostrando la primera carta de las condiciones, el apego de Milei al equilibrio fiscal y a reformas no especificadas, y auguró progresos en las reuniones al más alto nivel previstas para martes y miércoles.
Por si eso fuera poco, reforzó el concepto en declaraciones a la emisora CNBC, en las que adelantó "una intervención grande y potente" en favor del aliado argentino.
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Javier Milei y el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent.
Presidencia
Milei, a quien le volvió el alma al cuerpo, agradeció y hasta Georgieva se congratuló por ya no estar sola en el entuerto argentino.
Enorme agradecimiento al @SecScottBessent y al Presidente @realDonaldTrump por el apoyo incondicional al pueblo argentino, que hace dos años eligió dar vuelta un siglo de decadencia con mucho esfuerzo. Los que defendemos las ideas de la libertad debemos trabajar juntos para el… https://t.co/odG0tjgyTE
¿Estamos ante un simple abrazo o ante un abrazo de oso? La noticia recuerda el Blindaje de diciembre de 2000, que llevó a Fernando de la Rúa a congratularse por "lo lindo que es dar buenas noticias" y a pronosticar un 2001 venturoso…
Embed - Fernando De la Rúa anuncia el blindaje financiero Argentina 2000
El Círculo Rojo del Protectorado del Río de la Plata
El mercado respondió de la mejor manera. Las acciones rebotaron con fuerza, los títulos de deuda, que podrían encontrar un comprador transitorio en Estados Unidos, recuperaron más del 20% desde el subsuelo de la virtual cesación de pagos y, en paralelo, el riesgo país se desplomó de unos 1500 puntos básicos a menos de 1100.
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Los mercados celebraron el lunes del abrazo de Estados Unidos a Javier Milei (fuente: Rava Bursátil).
En tanto, los diferentes tipos de cambio se acomodaron a la baja –entre 4,5 y 8%– y, lo mejor del día, el Banco Central no debió intervenir para que eso ocurriera.
Será importante seguir cómo se acomodan las expectativas y los negocios al paso de los días, en los que no habrá novedades permanentes, sobre todo en un contexto de campaña. Además, la evolución de un debate político que arreciará en torno a una asistencia que vendrá severamente condicionada: ¿megadevaluación posterior a los comicios, un ajuste todavía más duro que el conocido, garantías en forma –según el precedente mexicano de 1995– de ingresos de YPF por sus explotaciones de Vaca Muerta?
Por otro lado, más allá de los avatares que aguarden al nuevo Protectorado Estadounidense del Río de la Plata, los sostenidos y los bemoles de una eliminación temporal de retenciones de lo más controvertida.
Javier Milei y la opción por los ricos
Mientras el Séptimo Regimiento financiero llega al país, Toto Caputo, un ilusionista consumado, necesita tender un puente de dólares. Estas son, además de las condicionalidades de Washington, las otras espinas de la rosa porque las inconsistencias de su plan siguen ahí, esperando un sinceramiento socialmente doloroso.
La suspensión de las retenciones establece el mencionado objetivo de liquidación de 7000 millones de dólares, lo que supone una resignación de recaudación que el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF) ponderó entre 0,25% y 0,28% del producto bruto interno (PBI).
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Dándoles la razón a quienes advierten que el déficit fiscal no es el único padre de los dramas argentinos y recomiendan mirar el sector externo, el Gobierno pone en juego una parte no despreciable del superávit primario –previo al pago de deudas– para salir de su crisis inmediata.
Para lograrlo, acude a los sectores dueños de los dólares, quienes no se cuentan, precisamente, entre los más frágiles de la sociedad. Para estos últimos, por caso las personas con discapacidad, es lunes hubo promulgación de la ley de emergencia que el Congreso impuso al veto presidencial con más de dos tercios de los votos, pero con una "suspensión" de su ejecución difícil de sustentar jurídicamente.
Es llamativo: la emergencia en discapacidad tiene prácticamente el mismo costo fiscal que la caída de retenciones que acaba de disponerse, y lo mismo podría decirse de la sumatoria de la emergencia universitaria y pediátrica. Son decisiones, diría Miguel.
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La excusa para no reforzar el presupuesto de la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS) , donde se ha denunciado que funcionaba un masivo esquema de coimas con presunta terminal en Karina Milei, es que la ley de marras no establece qué partidas de gasto se deben cortar como compensación, aunque el propio Gobierno no se molestó en explicitar tal cosa al disponer la reducción de la tributación de las cerealeras y las aceiteras. Pese a los alivios que obtuvo, la crisis narrativa del mileísmo sigue siendo aguda.
Semejante doble patrón desnuda la "opción por los ricos" de la Casa Rosada y ya generó movimientos en pos de una interpelación y eventual destitución del jefe de Gabinete, Guillermo Francos. El ministro de Salud, Mario Lugones, también quedó en la mira.
Si el contexto político lo permitiera, el propio Milei podría ser sujeto de juicio político en base a un cargo de incumplimiento de sus funciones, esto es la aplicación de una ley votada por el Congreso y, por lo tanto, plenamente vigente.
¿Toto Caputo consigue dólares para hoy y hambre para mañana?
Más allá de lo político y lo legal, el puente de dólares de Toto Caputo adolece de fallas estructurales.
Como una sábana corta, lesiona la niña de los ojos de Milei –el superávit fiscal– y lo obliga, para compensar, a pensar en nuevos recortes socialmente lesivos.
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Toto Caputo sin plan B: se aferra al dólar y al mástil de Donald Trump (imagen generada por IA).
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Además, anticipa una liquidación de divisas que, por caer en las cuatro próximas semanas de campaña, dejarán de estar disponibles después, haciendo más acechante el posible big bang cambiario.
Asimismo, la desaparición temporal de las retenciones enganchará a la carne, el trigo y el maíz, entre otros productos básicos de la dieta popular, con el mercado internacional, presionando sobre la inflación y, dentro de esta, sobre el sensible rubro Alimentos y bebidas.
Por otro lado, habilita un juego financiero un tanto perverso: los exportadores pueden acceder ahora a precios netos históricos de la producción, liquidar las divisas, redolarizar de inmediato los pesos resultantes y sentarse a esperar el esperado salto del billete verde que bancos de inversión internacionales ponderan en torno a un 40%. El negocio puede resultar sensacional.
Adicionalmente, atiza, junto al salvavidas estadounidense, una sensación de crisis que no puede escapar ni al ciudadano menos pendiente de la política: ¿qué clase de plan económico pega semejantes barquinazos y precisa de rescates por decenas de miles de millones de dólares cada cinco meses?
Por último, lo crucial: el salvataje de la ultraderecha estadounidense, que podría ser aceptado por la parte del medio del arco político como mal menor ante un default, apuraría los plazos de una eventual devaluación, un endurecimiento del apretón fiscal y la ofensiva por las reformas impositiva, laboral y jubilatoria.