A los pocos minutos de avisar arriba del escenario del acto en San Juan que será “el presidente que derrote a la inflación”, el ministro de Economía, Sergio Massa, volvió a cebarse. En su celular le indicaban que la semana del Dólar Maíz, una de las medidas fiscales que sacó a la cancha para engordar reservas, cerraba mejor imposible: en tan sólo cuatro días alcanzó el 45% de los 2.000 millones de dólares que pretende que le liquiden.
Por la mañana, el FMI anunció fumata blanca de los objetivos centrales del Staff Level Agreement, es decir, el nuevo acuerdo, incluso con desembolsos y permisos que le servirán para contener el dólar, a dos semanas de las PASO. Por la tarde, los 884.770.500 millones de dólares liquidados sumaban alivio al ministro-precandidato que se nutre de mostrar la camisa arremangada, pero no arrugada.
Según explicó un corredor a este medio, el recinto de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) se movió muchísimo esta semana, sobre todo por los grandes traders. Hay una aclaración: el grueso son prefinanciaciones, un mecanismo por el cual el agroexportador toma un financiamiento en dólares de un banco, generalmente del exterior, o un anticipo de la casa matriz, entra esos dólares y los liquida en una suerte de anticipo al Gobierno. Por eso muchas ventas y exportaciones no se efectivizaron. Una sintonía fina con las cerealeras que esta vez no quisieron ni hablar del programa.
Como sea, los casi 900 millones de dólares comercializados le dan crédito al ministro que hizo debutar al maíz, lo mandó a la cancha, y terminó metiendo un gol para salvar la ropa en un partido chivo. Claro que ese crédito político también tiene sus costos como todo lo que sucede en el plano de la macroeconomía en estos momentos de danza con lobos. Lo que por un lado te da, por otro te quita, o mejor dicho, te pone, porque ya se empieza a palpitar un probable rebote en la inflación. Si eso pasa, el autodenominado sicario de los precios altos deberá inventar algo, una vez más.
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Por el incentivo del dólar maíz, el precio doméstico del cereal aumentó un 25%, lo que se trasladará seguramente a los precios internos de la cadena. Es lo que las diferentes instituciones del agro de la zona núcleo definen como “distorsiones y asimetrías” y criticaron en la semana, como la Bolsa de Comercio de Rosario, Maizar, y la Sociedad Rural Argentina (SRA), entre otros. El salvavidas permanente que significan los programas dólar soja y maíz, fue justificado por el ministro en la semana en La Rural. Explicó que "tienen que ver con la realidad del momento", y al parecer también la de los productores que vendieron para comprar insumos, sacar una diferencia y seguir con los ciclos de cultivo. Entonces, tan mala no era la carta.
En los remates de este viernes en el mercado ganadero Rosgan se detectó un aumento de casi 30% en el precio de la hacienda. Posiblemente los feedlots donde engordan al ganado ya se cubren de una suba del maíz como insumo para el engorde y esto se traslada a los frigoríficos, y, luego, a las góndolas. Nadie quiere perder. Se le suma que la diferencia de ese dólar especial se banca con emisión, que suma al efecto inflacionario. La pregunta es qué impacto tendrá en el índice inflacionario de junio por más que se difunda luego de las elecciones.
Restan unas 20 millones de toneladas de maíz disponible para ingresar al mercado. Claro que estos días de fuerte liquidación no significa que se vaya a mantener de esta manera durante el mes que resta de programa. Sin embargo, superará las expectativas de un Massa que tomó el maíz pisingallo, lo metió en la cacerola y se hizo una balde de pochoclos, mientras escucha las críticas.