Las figuras confirmadas en el gabinete de Maximiliano Pullaro ya aprestan su cuestiones personales para asumir. Es el caso de Lisandro Enrico y Felipe Michlig, quienes decidieron jurar y no renunciar a sus bancas en el Senado provincial, sino tomarse licencia. Hasta ahí una práctica que tiene antecedentes. El detalle es que, a pesar de tomar esa determinación, igual proyectan ser reemplazados por sus suplentes, las únicas dos mujeres que tendrá la próxima cámara: Leticia Di Gregorio ocupará el escaño de Enrico y María Paula Salari hará lo propio con el de Michlig, por el tiempo que sus titulares se desempeñen en el Ejecutivo.
Enrico y Michlig son las dos figuras radicales más importantes del Senado. Enrico, presidente del bloque de la UCR en la Cámara alta, es cacique en el departamento General López, en el sur santafesino, donde obtuvo su tercera reelección con de 81% de los votos. Michlig, además titular del Comité Provincial de la UCR, hace pata ancha en el departamento San Cristóbal, al que representa en el Senado desde 1999 -obtuvo su séptimo mandato en las últimas elecciones con casi el 65% de los votos-.
Los dos referentes radicales fueron muy relevantes en la génesis del frente Unidos para Cambiar Santa Fe y los armadores más importantes que tuvo Pullaro. Son quienes el gobernador electo designó para representarlo en negociaciones antes de las elecciones, para anunciar la victoria en la noche del 10 de septiembre pasado y para capitanear la comitiva encargada de llevar adelante las reuniones de transición con el gobierno de Omar Perotti. En virtud de esa confianza, Pullaro decidió que Michlig sea su ministro de Gobierno y que Enrico ocupase la cartera de Obras Públicas, aunque antes le ofreció Seguridad y Justicia.
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Fuentes al tanto de la negociación informaron que el tema ya fue conversado en la Cámara, incluso con referentes del peronismo. En esas charlas, los caciques desarrollaron dos argumentos para persuadir a sus colegas para que permitan que asuman los suplentes. El primero es que la representación en el Senado provincial es unipersonal, es decir, hay un senador por departamento, con lo cual tomarse licencia y no renunciar sin permitir que asuman las suplentes implicaría dejar a dos departamentos sin representación.
El otro argumento que esgrimen surge del artículo 48 de la Constitución de Santa Fe, que sostiene que “cada Cámara es juez exclusivo de la elección de sus miembros y de la validez de sus títulos”, por lo que la decisión es potestad del propio cuerpo legislativo, en el que al parecer hay consenso.
Lógicamente, la solución poco ortodoxa de crear “senadoras interinas” surge de la necesidad de no poner en riesgo la mayoría obtenida en la Cámara alta tras 36 años de dominio peronista. La poca cantidad de escaños (19) hace que cada uno de ellos tenga un valor especial. Unidos consiguió en esta elección las 13 bancas que garantizan los dos tercios del pleno.
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Según cuentan en el entorno de los senadores, ambos evaluaron que los escaños son puestos electivos y ellos van a un Ejecutivo que no se sabe cuánto tiempo les demandará. “Esto se da porque ganó Maxi y necesita su colaboración en el Ejecutivo”, dicen. “La gente les dio un apoyo muy importante, entonces tampoco es cuestión de decir «ahora gané y me desentiendo, hago cualquier cosa»”, argumentan.
Hay un ejemplo al que recurren: el caso del senador nacional Eric Calcagno, quien asumió la banca en 2007 reemplazando a Cristina Fernández de Kirchner, pidió licencia para asumir como subsecretario de Desarrollo Regional, pero renunció a su cargo ejecutivo y volvió a ocupar el escaño ante la urgencia del peronismo de asegurar un bloque de leales en su disputa voto a voto por aprobar la ley de retenciones móviles a mediados de 2008. La diferencia es que, en ese caso, durante su licencia, la banca de Calcagno no fue ocupada por ningún suplente.
