A seguro se lo llevan preso, pero Maximiliano Pullaro es amplio favorito para quedarse con la gobernación de Santa Fe. En las primeras encuestas que se filtraron, aventaja por más de 20 puntos al senador peronista Marcelo Lewandowski. El escenario lleva a que la política y el Círculo Rojo de la Bota adelanten sus tiempos y vean al diputado provincial como el reemplazante natural de Omar Perotti, pero también ponen al ganador de las PASO santafesinas a planificar antes de lo imaginado. El radical ya le confió a su entorno más cercano que, en caso de vencer el 10 de septiembre, armará “un gabinete de gobernadores”, un equipo con hambre y la ambición política suficiente como para pensar sucederlo en 2027.
Con la diferencia que Unidos le sacó a Juntos Avancemos, el bosquejo del gabinete de Pullaro ya se mastica. Para el radicalismo santafesino, es una oportunidad histórica, ya que hace 60 años que no gobierna la provincia. Y lo anhele o no, el ex ministro de Seguridad es convertirá más temprano que tarde en un actor nacional. Todo ganancia.
Pullaro, a diferencia de Perotti, cranea un gabinete de hombres y mujeres con ganas de hacer política, nada de administrativos ni de perfil bajo. Escuderos de la gestión, vocerías por doquier, sin temor a hablar y plantar bandera. “Que quieran ser gobernadores a futuro”, sintetiza una persona de confianza del candidato.
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Con el radicalismo como socio mayoritario de Unidos, el candidato se recuesta sobre su grupo chico y también en integrantes de la Cámara alta provincial, correligionarios que aportaron y mucho para su victoria. “Más de un senador quiere ser ministro”, le confiaron a Letra P desde las entrañas del pullarismo.
Sobresalen los nombres de Felipe Michlig y Lisandro Enrico, el primero es una suerte de padre político de Pullaro; el segundo, oriundo del sur, misma zona del candidato. Ambos tienen capital y dominan sus territorios ¿Michlig a Gobierno y Enrico a Justicia?
Pullaro, no obstante, también tiene para elegir en su núcleo chico, en su equipo de toda la vida. Ahí asoman la trompa como primera línea de confianza el secretario parlamentario de la Cámara de Diputados, Gustavo Puccini, y el diputado provincial Juan Cruz Cándido, quien puso la cara por el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, en la provincia, pero quedó muy relegado en la lista final.
El candidato piensa replica el esquema ministerial que ideó el socialista Miguel Lifschitz, otro de sus padres en política, admitido por él mismo. El ex gobernador, por un lado, robusteció las áreas de gobierno, en cantidad de funcionarios y dependencias, y entregó ministerios enteros, no como luego hizo Perotti. El actual mandatario loteó varias de las carteras, juntó diversas tribus, pero se guardó para sí al habilitado o habilitado, la persona encargada de abrir la caja de fondos. Pullaro, en cambio, hará lifschitzmo.
El radical tiene decidido que, en caso de festejar en tres semanas, abrirá su gabinete a otros partidos de la coalición y entregará el Ministerio entero, nada de partes. Solo hará algunas “sugerencias” para el radicalismo. Como Lifschitz hizo con él con Seguridad.
A propósito de la cartera más caliente de la provincia, el pullarismo suelta que es el área que menos preocupa para su conformación, producto de la expertise que ya tiene el sector. En ese marco, hay un nombre propio que suena fuerte, el de Pablo Cococcioni, ex secretario de Asuntos Penitenciarios, aunque también rankean el aliado PRO Gabriel Chumpitaz y el ex secretario de Seguridad y gendarme retirado, Omar Pereyra.
La elección no está resuelta, a Pullaro no le conviene vender victoria asegurada porque eso implicaría que problemas que todavía son de Perotti cambien de dueño y responsable antes de tiempo. El radical mantiene el perfil bajo y la mesura, aunque tiene bien en claro los primeros trazos de su futuro gabinete. Si gana en septiembre.