A un mes de las elecciones de Río Negro, que coronaron la vuelta del senador Alberto Weretilneck al gobierno provincial a partir de diciembre próximo, todavía no hubo una foto para escenificar el inicio de la transición con la gobernadora Arabela Carreras, aunque ambos pertenecen al mismo partido. La escena contrasta con lo sucedido en Neuquén, donde se votó el mismo domingo 16 de abril y la reunión entre el mandatario, Omar Gutiérrez, y su sucesor, Rolando Figueroa, se produjo horas después de los comicios pese a que el retador había roto lanzas con el oficialismo al que le quitó el invicto de 60 años en las urnas. Actualmente, los equipos técnicos neuquinos tienen una agenda común hasta diciembre. De fondo, el ruido previo a los comicios y la competencia por las candidaturas en San Carlos de Bariloche, son factores que congelan el paso de mando.
“Este gobierno es de Arabela Carreras y Alejandro Palmieri, son ellos los que deben solucionar los conflictos”. La certera frase de Weretilneck, brindada a una reconocida radio del Alto Valle, tuvo un anticipo el mismo día que celebrara el retorno al poder en el Círculo Italiano de Cipolletti. “No voy a cogobernar, no corresponde”, decía visiblemente fastidiado, a poco de su triunfo y mientras apoderados buscaban una banca más en el recuento final, objetivo que se cumplió en el tribunal electoral.
A 30 días de las elecciones rionegrinas, nada cambió. Entre las principales figuras del oficialismo se desata una guerra fría camino a la extensa transición de siete meses, en un contexto de crisis que golpea duro a la provincia y poco ayuda a la calma social. Por ahora, el delegado personal de Weretilneck en Viedma, el legislador Facundo López, es el encargado de avanzar en algunos aspectos que impliquen el cambio de gobierno. Igualmente, en el círculo íntimo del senador se preguntan por qué Carreras, si tenía herramientas, no resolvió los conflictos gremiales que agitaron las calles antes de la votación.
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Alberto Weretilneck y Facundo López. El alfil legislativo tendrá un rol fundamental desde diciembre.
Fuentes de ambos espacios, consultadas por Letra P, vuelven a esa noche de abril para justificar el momento de tensión. En la Casa de Gobierno aseguran que Weretilneck está convencido de que el resultado final, más ajustado de lo esperado, es culpa de Carreras, quien debió soportar el reclamo docente, de buena parte de la planta estatal y policial. La bronca indica poca –o nula– intención de contener la furia de la planta estatal que fue en aumento hasta el mismo domingo 16.
“Aníbal Tortoriello motorizó el reclamo de la policía, el gremio docente UnTER tenía candidatos en las listas opositoras. ¿Y la culpa es toda de Arabela?”, se pregunta un estrecho colaborador de la barilochense, antes de plantear que “falta mucho para el 10 de diciembre” y “ya habrá tiempo para la foto” de unidad.
La bronca del mentor de Juntos Somos Río Negro se justifica en los números que la consultora Zubán Córdoba le había presentado a principios de 2023. “Al menos 10, 12 puntos más” era lo que esperaba sacar con el denominado “Gran Acuerdo Rionegrino” que hizo coincidir al Partido Justicialista (PJ) y a la Unión Cívica Radical (UCR). El recuento, entienden, tuvo un recorte de votos por el aumento de la conflictividad, llamativamente frenada desde el pasado 17 de abril.
De Carreras solo recuerdan la pasividad para contener la oleada de protestas que caldearon la previa a los comicios. “Si tenía herramientas para frenar los reclamos, ¿por qué no lo hizo antes de la elección?”, dicen quienes trabajan con el cipoleño.
Bariloche, otra causa
Otro factor del cortocircuito es la postura inflexible de la gobernadora de ir por el municipio de Bariloche. A diferencia de lo que esperaba, Weretilneck dejó en manos de la mesa local de su partido la decisión de armar la lista más competitiva, con varios nombres anotados para disputarse el cargo que dejará Gustavo Gennuso en diciembre.
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Arabela Carreras busca la intendencia de San Carlos de Bariloche.
Encuestas en mano, Carreras se escuda con la estadística de ser la que más mide. Se defiende de algunos embates de figuras como Juan Pablo Ferrari, secretario de Desarrollo municipal y uno de los precandidatos. “Que no me vengan a chapear con el cargo. No importa el cargo. Acá parece que los egos son más importantes que el consenso”, dijo el funcionario.
Los reproches se expandieron con críticas del mismo Gennuso a su vuelta de un viaje por Europa, del diputado nacional Agustín Domingo y gran parte de quienes persiguen el sueño de manejar el Centro Cívico. Domingo, quien fuera eyectado del gabinete de Carreras, tiene la venia de Weretilneck. El 10 de julio, cuando se venza el plazo para la presentación de listas, se resolverá la incógnita sobre el futuro del oficialismo.