TODOS CONTRA TODOS

Tarde, Alberto Fernández

El Presidente ya era un pato rengo, pero se empacó, resistió y desperdició medio año de certidumbres. Los daños y el premio consuelo.

El 5 de noviembre de 2022 el autor de esta nota evaluó: "El peronismo necesita el renunciamiento del Presidente". Nunca es tarde cuando la dicha es buena, pero es tarde: el amor propio, un capricho, la falta de visión política, el rencor o lo que sea que haya demorado la decisión que Alberto Fernández finalmente comunicó este viernes le robó al Frente de Todos cinco meses para resolver mejor su interna complejísima y echó innecesariamente toneladas de leña a la hoguera de incertidumbre y especulación en un contexto de altísima inestabilidad económica.

"Si dijo en serio eso de que se bajaría de la pelea por un segundo mandato si con ese gesto ayudara al Frente de Todos a ganar las elecciones de 2023; si de verdad está dispuesto a ofrecer su corazón, debería hacerlo ya: el peronismo necesita que el Presidente haga su renunciamiento histórico", señaló este cronista en aquella oportunidad. No había que ser un genio para darse cuenta de que el jefe de Estado ya era, a esa altura, un pato rengo incapaz de pensar seriamente en la reelección.

No se trataba solo de la evaluación del electorado sobre el desempeño presidencial y de sus potencialidades electorales. Si bien el antecedente de las elecciones intermedias, en las que el oficialismo perdió cómodo, era una pista insoslayable, el dato político más contundente era la decisión del sector mayoritario de la coalición que lo llevó a la Casa Rosada de bajarlo de la carrera. Cristina Fernández de Kirchner ya le había bajado el pulgar. Más: la vicepresidenta había dicho estar decidida a hacer lo que fuera necesario para que el peronismo recuperase la potencia que había diluído en, a esa altura, tres años de gobierno fallido.

Después pasaron cosas: CFK fue condenada y anunció su propio renunciamiento, vestido de proscripción, pero eso no cambió lo que a Alberto Fernández concernía: el kirchnerismo lo vetaba, le pedía que se abstuviera de insistir con "aventuras personales" (Máximo Kirchner dixit) y sostenía el operativo clamor por el regreso de La Jefa.

En febrero, cuando la interna era más feroz que nunca en el Frente de Todos, el kirchnerismo intentó un derrocamiento electoral del Presidente. Kirchner hijo y sus tropas coparon la reunión de la mesa política que el Frente de Todos había armado para la foto en la sede nacional del PJ, de donde salió una comisión que iría a pedirle a CFK que revocara su propio renunciamiento y fuera candidata. El golpe falló. La comisión nunca existió y el albertismo resistió aferrado a las PASO como un tronco en la correntada que se estaba llevando puesto al Fernández que aspiraba a un segundo turno.

¿Y si...?

¿Qué hubiera pasado si en aquel tiempo, en noviembre de 2022, cuando ya era un pato rengo, el Presidente anunciaba lo que terminó aceptando cinco meses y medio después?

¿El Frente de Todos hubiera podido ordenar su interna y, entonces, frenar su desgranamiento como opción política competitiva?

Cristina Kirchner, la única capaz de ordenar al peronismo aun generando las tensiones que históricamente generó con los sectores más conservadores del movimiento, ¿hubiese hecho lo que dijo que estaba dispuesta a hacer?

Incluso si eso no hubiese ocurrido, ¿un grado mayor de certidumbre política se hubiese traducido en mayor estabilidad económica y financiera a partir del angostamiento de la avenida de las especulaciones?

Con Cristina, figura irritante para el establishment, subida a la carrera por la presidencia, ¿hubiese sido peor?

Contrafáctico. Imposible de saber. Lo que se sabe es qué pasó en estos cinco meses y medio con el Presidente empacado.

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En noviembre del año pasado, la inflación caía como nunca más lo hizo en el ciclo de Sergio Massa en el Ministerio de Economía: de 6,3% a 4,9%. Desde entonces, con la coalición oficialista encerrada en su propia interna y emitiendo señales de desgobierno a la sociedad y al poder económico, la curva del IPC fue toda para arriba: 5,1% en diciembre, 6% en enero, 6,6% en febrero y 7,7% en marzo.

En ese terreno, nada bueno se espera que arroje abril, el mes tibio que se recalentó esta semana con una corrida que llevó el dólar ilegal a tocar el índice Juan Luis Guerra de 440 pesos, un chiste cargado de angustia. Otra vez: la economía como somatización de la política.

PASO atrás, pero no del todo

El Presidente se bajó sin arriar la bandera que izó en noviembre de 2021, en la Plaza de Mayo, cuando convocó a que las todas las candidaturas del Frente de Todos se decidieran en las primarias, la presidencial incluida.

"La pelota está en la cancha de Cristina", avisó este viernes el diputado Eduardo Valdés. Traducción: si CFK se lanza, no hay PASO que valgan. Si no, si sigue negándose a atender el reclamo de sus bases -las kirchneristas, no las peronistas en su conjunto-, acaso Alberto Fernández se anote una victoria que le alivie un poco el dolor de su derrota personal: aunque sin su nombre en la contienda, podrá decir que quebró el dedo del que no renegó hace tres años y 11 meses, cuando Cristina le cambió el sueño de la embajada en España por un boleto a la Casa Rosada.

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