Pasaron 520 días entre aquel 17 de noviembre de 2021 en el que Alberto Fernández pidió PASO para todos en el Frente de Todos (FdT) y este viernes 21 de abril en el que el Presidente anunció la noticia que no sorprendió a nadie: que no irá por la reelección. Fueron 520 días de tensión con sus socios de la coalición por haber convocado unas primarias que desafiaban la lapicera de Cristina Fernández de Kirchner y la síntesis que desea encarnar Sergio Massa. Al ministro de Economía, que tiene al dólar blue y a la inflación como contrincantes más que cualquier otra figura de su espacio, se suman otros tres funcionarios que podrían imprimir su nombre en una boleta. Siempre que el clamor por la vicepresidenta, que prometió no ser candidata a nada, siga sin prender del todo.
El renunciamiento albertista llegó con una defensa de las PASO. Con o sin él, en privado sostenía que debía haber competencia y que estaba dispuesto a medir la investidura presidencial o que apoyaría a otra figura que tuviera mayores chances de ganar en las generales. Lo repitió incluso en la mesa del FdT de mediados de febrero en la que Máximo Kirchner estuvo siete horas pidiéndole que adelantara qué pensaba hacer, bajo la premisa de que el camporismo quería que se bajara. El argumento, lógico: sonaba raro que un mandatario peronista, un partido de tradición verticalista y de respeto por las jefaturas, se denigrara a bajar al barro de una primaria.
Con todo, el FdT fue y es una coalición rara. Por eso tampoco fue normal que el propio Fernández instara a caminar a dos posibles precandidatos. El último al que motivó fue a su jefe de Gabinete, Agustín Rossi, que fue el primero en salir en público a través de las redes sociales a destacar su decisión con una de las máximas del PJ.
https://twitter.com/RossiAgustinOk/status/1649404663681171456
Fernández llamó el miércoles por la noche al ministro coordinador para anticiparle su revelación. Sobre sus pasos a partir de ahora, en la Jefatura de Gabinete remiten a lo que el santafesino ya sostuvo: si Fernández no estaba en cancha, él evaluaría si podía ser un suplente del FdT. Estos días se mostró como uno y, cerca suyo, se muestran entusiasmados por las reacciones que generó. Con los tiempos acelerados, Rossi se tomará menos de una semana para terminar de decidir.
A quien hace meses también habilitó a caminar fue a otro dirigente que dedicó su homenaje al mandatario en Twitter por el renunciamiento. Daniel Scioli lo dijo con todas las letras: el embajador en Brasil pasó de decir que contaran con él a admitir que es precandidato presidencial del oficialismo. Para quitarse el mote de aspirante albertista, la semana pasada se mostró con Mayra Mendoza en Quilmes, mientras prepara para la próxima otra foto con un referente K.
Con la sangre en el ojo por la interna que no fue en 2015 con Florencio Randazzo, el exgobernador predica una primaria frentetodista, en sintonía con los deseos presidenciales. En la Casa Rosada describen que el renunciamiento de Fernández tuvo dos ejes: uno fue ayudar a estabilizar la gestión, sobre todo la economía, después de un jueves en el que el dólar blue llegó a los $ 440; por el otro, militar para que se celebren las PASO, como dejó claro en su video.
https://twitter.com/danielscioli/status/1649425679178448897
La escalada de la moneda norteamericana no cambió el calendario massista: el 5 de mayo tiene previsto juntarse el plenario del Frente Renovador que, como contó Letra P, hará gala de músculo electoral para disputar todas las categorías en una eventual primaria del oficialismo. Para la boleta presidencial, Massa no quiere competencia. Ni siquiera quería las PASO, como recordó su entorno el año pasado con declaraciones viejas del entonces titular de la Cámara de Diputados, mientras se debatía un proyecto para eliminarlas.
El ministro era otro de los dirigentes del oficialismo que le pedía a Fernández una definición para oxigenar la interna del FdT, para poder sentarse en una mesa tripartita para consensuar una estrategia electoral. La tercera silla debe ocuparla la vicepresidenta.
Por acción u omisión, Cristina Fernández de Kirchner alimentó las aspiraciones de Wado de Pedro. El ministro del Interior ya recibió dos vetos de CFK: Scioli lo quiso llevar de vice en 2015 y Fernández, de jefe de Gabinete en 2019. Con una trajín de precandidato desde 2021, hablando con el Círculo Rojo doméstico y viajando a ver al foráneo, el camporista intensificó este año su perfil de precandidato con desembarcos al territorio, después del renunciamiento por "proscripción" de la exmandataria.
Después del ruido interno que generó su foto con un directivo de Clarín en Expoagro, se rodeó del dispositivo del Instituto Patria para afinar sus pasos preelectorales, como reveló Letra P. "A la gente que está desesperanzada también le vamos a ofrecer unas PASO, una alternativa, para poder recuperar el espíritu del peronismo y de los gobiernos de Néstor y Cristina", prometió esta semana, dando por descontada su candidatura, incluso si tenía que enfrentar a la del Presidente. Este viernes, tras el anuncio de Fernández, De Pedro también saludó él renunciamiento del mandatario. "Es un paso necesario para comenzar a ordenar el peronismo" y también "para darle vitalidad y el orden necesario para volver a soñar", dijo en el marco de una conferencia de prensa en la sede del PJ santiagueño.
La jugada de De Pedro, con todo, no dependía de lo que hiciera ese Fernández, sino de Fernández de Kirchner. Sus chances están atadas a la posibilidad de que el clamor por la vicepresidenta quede en eso, apenas en un clamor. La bandera de CFK2023 pende como una espada de Damocles sobre la cabeza de los cuatro posibles suplentes del FdT y también de un quinto, Axel Kicillof, hoy fuera de la grilla, pero a quien una parte del kirchnerismo quiere empujar a la carrera presidencial, mientras el gobernador bonaerense se aferra al sillón de Dardo Rocha para pelear por su reelección.