Elecciones 2023

Patricia Bullrich cerró con una postal de unidad en la meca amarilla que fue perdiendo el color

La dirigencia de Córdoba logró pausar sus diferencias para llegar al ballotage. Cierre redondo con la expectativa de recuperar votos en el kilómetro cero del cambio.

Patricia Bullrich dio más de lo que recibió de Juntos por el Cambio (JxC) de Córdoba, aunque la naturaleza política y los pronósticos erráticos de las encuestas -que sufrieron en carne propia Luis Juez, Rodrigo de Loredo y Horacio Rodríguez Larreta- operaron como un energizante para el sprint final de la campaña. La ecuación quedó equilibrada en el cierre de campaña de la candidata presidencial en territorio mediterráneo.

La postulante asumió que necesitaba de cada integrante de la alianza: retadores; perdedores y ganadores de la seguidilla electoral en las provincias y municipios. Incluso, de aquellas figuras que amparó mientras salía a la luz el conciliábulo entre el jefe de gobierno porteño y Juan Schiaretti, en plena campaña provincial. El senador le pagó con la neutralidad en las PASO y el diputado radical con el apoyo a su competidor directo. "Bullrich no olvida la ingratitud", azuzaban en su momento desde el entorno de jefa del PRO.

Sin embargo, JxC demostró este miércoles, en Río Cuarto, que aplazar la interna se volvió un objetivo superlativo y Bullrich fue la plasticola de una coalición herida por las derrotas. La precedieron en el escenario los hombres que el ascendido Nicolás Massot pidió cuando ganó terreno en el esquema de decisiones internas. Larreta, como se esperaba, reconoció el liderazgo de la mujer que lo dobló en las PASO.

Juez, De Loredo y Mario Negri cerraron la última campaña de un JxC tal como se lo conoció hasta ahora. El lunes podrán desandar esas internas contenidas, o bien, disfrutar del orden que supone la cercanía con el poder. La dirigencia que rodeó a Bullrich en el escenario de la Sociedad Rural sabe que la suerte del espacio está atada a un triunfo.

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Pese a las heridas abiertas, el tridente cordobés agitó a la militancia, le imprimió algo de orden a una campaña que encontró a Bullrich haciendo esfuerzos evidentes para sacarse la etiqueta de segunda marca que Javier Milei estaba dispuesto a estamparle en la frente. Mostraron el entrenamiento de una unidad dolorosa en Córdoba que, a su vez, Bullrich terminó entendiendo tardíamente cuando resolvió imitarla, al ungir a Larreta como su jefe de gabinete si es que gana.

Las bases de JxC daban fe de la desconexión entre nidos de halcones y palomas. Es que la ausencia de un acuerdo de cúpulas dejaba al libre albedrío a una dirigencia con menos recursos que en las primarias y sin un plan hasta los últimos 20 días de campaña. Juez y Negri fueron los más cáusticos después del 13 de agosto al señalar que la pérdida de valía de JxC como opción fue producto de internas feroces. Repitieron estos conceptos este miércoles, luego de presentarse como “teloneros” de Bullrich.

Probablemente el diagnóstico del trío cordobés sea certero; tal vez, el fenómeno libertario era irrefrenable; capaz, fue una pirueta para justificar que la alianza en Córdoba no movió un pelo después de la doble derrota electoral en el distrito y negar que ese electorado otrora fidelizado eligió llenar vacíos con otras expresiones políticas.

Como sea, Bullrich cerró en Córdoba con una expectativa en alza. Así lo expresó Larreta sin grises: “Estamos para arriba, con viento a favor”. ¿Y si es cierto? Esta vez, nadie se permitió hacer la plancha.

Olfato colectivo

El principal armador Sebastián García de Luca maneja encuestas que relativizan un supuesto despegue de Milei. Claramente, la opción de un triunfo en primera vuelta no les cierra, pero agregan más. “¿De dónde rascó, si en la provincia de Buenos Aires no movió la aguja? ¿No opera el giro conservador propio de una general?”, se preguntan desde el bunker de “La piba”.

Se aferran a los informes que mostrarían un giro hacia la prudencia de un electorado de perfil moderado. Es la misma porción que ilusiona el gobernador-candidato Schiaretti para asegurar que crece en los sondeos que propala Guillermo Seita, reducido a ese rol después del ascenso de su histórico estratega, Roberto Sposetti, tal como anticipara Letra P.

En el equipo de Bullrich están convencidos que se meterán a la segunda vuelta. “Si consolidamos lo de las PASO, con un plus, estamos adentro”, insisten. Al supuesto “amesetamiento” de Milei, suman la estocada final para abrochar al electorado cautivo con la incorporación de Larreta (admiten que alrededor de un 15% de lo que sacó el alcalde del PRO se les estaba escapando) y la caída que le adjudican a Massa.

La tropa de JxC ya sufrió encuestas que auguraban una derrota indigna y Juez quedó a tres puntos de Martín Llaryora; o sondeos que vaticinaban una ventaja inapelable y no se verificó en las urnas, como en el caso de Larreta y De Loredo. Con ese antecedente, la filial local de la alianza decidió no especular y ofrecer un trabajo full time a su candidata.

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Más allá de los guarismos, el camino fue el de la unidad de la coalición, en especial en una provincia que desde 2015 hasta 2021 reportó inmejorables dividendos electorales. El escenario de tercios (de cuartos, en la provincia de Schiaretti) hicieron que el bastión perdiera los efectos de catapulta. Sin embargo, el terreno sigue siendo fértil.

Memoria emotiva

Es por eso que en su mensaje final, la candidata amarilla apeló a la memoria del sector productivo que, hasta hace poco, confió en las mutaciones de Cambiemos. Lo mismo hicieron los autodenominados teloneros.

Bullrich buscó pegarle un tincazo al colectivo que en la PASO se inclinó por Milei. Lo apabulló con citas espeluznantes de teóricos que sigue el libertario e invita a dejar morir a los hijos. Habló de narcotráfico en la provincia que Schiaretti describió como el Edén en el debate. Agitó el antikirchnerismo desde la indignación que provocan los casos de corrupción como el Martín Insaurralde.

Revoleó piñas para todos de los actores con el objetivo de que alguna pegue en esa fibra del electorado que alguna vez los apoyó con las proporciones del fernet con coca.

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Bullrich y el último acto en Santa Fe, flanqueada por Pullaro y Larreta.

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