Con la experiencia de los años, el senador Luis Juez sabe que Córdoba pasa por un momento político especial. Mientras Martín Llaryora busca que el Partido Cordobés termine de rodar, riega los vínculos con el intendentismo y legisladores de la UCR. Con muñeca, galvaniza su imagen como la principal figura opositora más allá del vínculo con Rodrigo de Loredo.
Como viene contando Letra P, el senador y eterno candidato a gobernador de Córdoba levantó el perfil sobre el final del año 2023. Pese a la derrota en la carrera por la gobernación, en el Frente Cívico entienden que, “por naturaleza”, es el opositor elegido por el propio Llaryora, más allá de la figura del presidente de la bancada radical en Diputados.
“Con Rodrigo y la UCR está todo bien”, repiten desde la fuerza juecista, que pone de manifiesto lo sucedido la semana pasada en la Legislatura, cuando la oposición estuvo a un voto de lograr cuórum propio.
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Más allá del juego en tándem del interbloque de Juntos por el Cambio, el escenario muestra que el senador corre con ventaja para ganar el centro del ring en las aguas opositoras.
Luis Juez, con el facturero
Puertas adentro de la Unicameral, la dinámica de los bloques muestra que “la cosa” todavía se está armando. La extrema paridad en el reparto de las bancas obliga a no dar pasos en falso, prevención que también corre para oficialismo.
En esa búsqueda, también se cuelan viejas facturas pendientes en el centenario partido. Sotto voce, las fuentes boinablanca reconocen que “nos atiende el teléfono, es más fácil llegar a Juez que a los nuestros”.
Con De Loredo enfrascado en lo que pasa en Diputados, Juez asoma como la primera referencia para el bloque de exintendentes que hoy ostentan el mandato legislativo.
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Luis Juez logró lo impensado: el apoyo de la UCR de Córdoba para la elección provincial de 2023.
“Tiene lógica, los acompañó durante sus campañas. Estuvo con ellos siempre y se los reconocieron en las urnas”, dan cuenta desde el riñón del Frente Cívico. Los límites son claros: “la interna radical la debe resolver la UCR; no nos vamos a meter. Ni tampoco nos interesa”.
Mucho más armados y compactos, en el juecismo siguen con atención el proceso eleccionario del centenario partido, cuidando que no haya filtraciones que entorpezcan la convivencia del interbloque.
Martín Llaryora, nominado
"La convivencia es excelente. Hay respeto y discusión política. Y eso le molesta mucho al oficialismo", razonan en las huestes juecistas. “Logramos instalar el hecho de que no quieren trabajar”, aseguran en referencia a la disputa con Hacemos Unidos por Córdoba de sesionar cuando haya un temario consensuado en las comisiones.
“Nos eligieron para ser opositores. Luis Juez lo repite siempre. Y lo vamos a cumplir. El gobernador no debe olvidarse que ganó por poco más de 60.000 votos”, lanzan desde la segunda minoría.
En la ristra de reclamos hacen foco también en el conflicto docente, la intervención del Servicio Penitenciario, con toda la cúpula tras las rejas por asociación ilícita y el uso del avión sanitario para viajes a Buenos Aires. “A Llaryora le salieron humedades. Habla de austeridad, pero acá no se ajustó a nadie”, cuentan.
“Tenemos 32 legisladores. La semana pasada no se pudo lograr el cuórum. Pero es cuestión de construir consensos”, afirman a sabiendas de estar ante una oportunidad inédita desde la creación de la Unicameral. No obstante, avisan que "cuando estén en juego los intereses de Córdoba, vamos a estar con el oficialismo. Somos oposición, pero defendemos la provincia".
Rodrigo de Loredo, hace su juego
Con febril actividad en el Congreso, Rodrigo De Loredo no descuida el pago chico. Como contó Letra P, el diputado nacional alterna sus apariciones en el prime time nacional con picantes publicaciones en la red social X.
A sabiendas del complejo armado radical en la Unicameral, el excandidato a intendente de la ciudad de Córdoba cinturea para no perder terreno en el ámbito local. La experiencia de la prolongada indefinición en la previa de 2022, que se saldó con una doble derrota (provincial y municipal) todavía está fresca.
Aunque en el interbloque aseguran, por enésima vez, que el trabajo fluye como un río serrano en una tarde de primavera, saben que la convivencia puede ser tirante a medida que se acerquen las elecciones de 2025. “Para eso falta mucho. Pero por otra parte es lógico que así sea”, aseguran.