Rodrigo de Loredo pasa las horas en su domicilio en zona sur de la ciudad de Córdoba, en compañía de su familia y un libro. Recitó algunos aprendizajes de Vida contemplativa, elogio de la inactividad, al reducido número de personas con las que tomó contacto después de la derrota del domingo 23 de julio. Es que las reflexiones del filósofo surcoreano Byung-Chul Han parecen llegarle en un momento justo, mientras aumentan las presiones por nuevas definiciones sobre su siguiente paso político.
“Ya peleé un montón, no voy a salir corriendo”, calmó con esa definición polisémica a sus interlocutores de ocasión las preguntas insistentes sobre el futuro. La coincidencia es total: todas las fuentes consultadas por Letra P aseguran que no durará mucho tiempo este “culto a la inactividad” que seduce al radical en momentos de procesos de la derrota.
La especulación reposa en una verdad de Perogrullo. Siempre serán necesarias las figuras taquilleras. Luis Juez y De Loredo llevaron a su máxima expresión una idea que comparten y que se les ha escuchado decir a los suyos intramuros de Juntos por el Cambio: “Los partidos son presos de los tipos con alta competitividad”. Por esa razón, pese a todo y a la ilusión interna, seguirán siendo ellos los líderes de la oposición.
El senador del Frente Cívico es el caso más paradigmático. La UCR de Córdoba -la misma que le negó los registros de sus fiscales para que pudiera probar el supuesto fraude de 2007- lo apoyó masivamente para la elección provincial. La misma dirigencia boinablanca que veía en el referente de Evolución una amenaza directa al statu quo partidario de las familias Mestre y Negri, se encolumnó detrás de la apuesta que, si salía, hubiera dejado a De Loredo como líder de la principal capital del interior y jefe indiscutido de la alianza.
Juez ya anticipó su juego y no está dispuesto a ceder protagonismo en este contexto, pero deberá esperar a que su socio asome. “Ocuparé el lugar que me pidan, no soy el jefe de nadie”, fue otro de los mensajes que recibió la mesa chica deloredista, que no tardará en organizar un operativo clamor.
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De Loredo tiene un próximo objetivo que, en el contexto de triunfo doble del peronismo y la falta de experiencia articulada de JxC en el Poder Legislativo, asoma prioritario. Como era de esperarse, la cohesión del bloque en la Legislatura y el Concejo Deliberante de la ciudad mantendrá la atención y ocupación de la dirigencia.
Pesa el sentido común: desde allí podrá reconstruirse la oposición para disputar el poder dentro de cuatro años y será el ámbito de reconfiguración de la sociedad que nació en los comicios de medio término de 2021. Juez y De Loredo deberán seguir en diálogo y promediando sus altos perfiles por la salud de la bancada que quedó en empate con el peronismo en el futuro recinto. Antes, deberán cauterizar las heridas del proceso que terminó de manera adversa para ambos.
El retruque deloredista
De Loredo es blanco de críticas internas, esperables. El mestrismo recordó que Ramón Mestre insistió con la fórmula Juez-De Loredo para asegurarse la provincia; la vieja guardia radical respira aliviada porque el proceso de recambio generacional se dilató un poco más; el PRO reprocha el uso de “la marca De Loredo” y no la de JxC en la campaña. Sin embargo, sabe que Juez albergó hasta último minuto la ilusión de compartir la fórmula provincial. El relato construido para explicar la decisión de apostar a un candidato competitivo en la ciudad, que se mediría un mes después, fue aceptado por Juez, aunque sus adalides fueron habilitados para compartir la versión blue del suceso; y que reflotaron en el búnker el domingo.
El radical tomó nota y dejó trascender que está afectado por el proceso electoral y no por los comentarios. Por eso decidió publicar un vídeo con sus observaciones sobre la campaña y el resultado. “No voy a hacer como que no pasó nada”, le dijo a otra persona que le manifestó sus dudas sobre la conveniencia de esa estrategia.
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Sin embargo, reflotó una vieja tensión con los líderes de su partido y es precisamente la ausencia de un diseño institucional de JxC donde De Loredo marca la génesis de la doble derrota. Si hubiese existido ese plafón, la interna por la candidatura provincial contra Juez podría haberse llevado adelante, generando atractivo y otra dinámica a la coalición. ¿Y otros resultados?
A esta altura poco sirven los ejercicios contrafácticos. Sin embargo, era un secreto a voces que Mario Negri y Marcos Carraso, presidente de la UCR y posterior compañero de fórmula de Juez, fogoneaban el acuerdo interno. En ese momento, el propio senador desalentaba la interna con el viejo mito de que el peronismo metería la cola para perjudicarlo.
“De Loredo peleó con una nueva camada de intendentes que no tenía apoyatura, ni capacidad para una interna atractiva. Si hubiésemos tenido el andamiaje institucional, con la interna ganábamos la provincia”, compartió con este portal otra fuente que habló con el radical en las últimas horas.
Pese a las facturas cruzadas, De Loredo se refugia en la contemplación de la inmediatez política. “La inactividad tiene su lógica propia, su propio lenguaje, su propia temporalidad, su propia arquitectura, su propio esplendor, incluso su propia magia. No es una forma de debilidad, ni una falta, sino una forma de intensidad que, sin embargo, no es percibida ni reconocida en nuestra sociedad de la actividad y el rendimiento. No estamos accediendo ni a los dominios de la inactividad ni a sus riquezas. La inactividad es una forma de esplendor de la existencia humana”, le dice Byung-Chul Han, a través de sus páginas, al golpeado De Loredo.
