Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich, presdienciables del PRO
Patricia Bullrich disfrutaba un rápido refrigerio en el búnker de Juntos por el Cambio(JxC) el domingo pasado mientras esperaba con Luis Juez los resultados del escrutinio provisorio de la elección provincial. La armadora Laura Rodríguez Machado custodiaba, celosa, la tranquilidad de su precandidata presidencial. Un hombre, que ninguna de las personas presentes reconoció rápidamente, pidió cinco minutos con la jefa del nido halcón. Lo recibió.
Para matar el tiempo, tiraron varios nombres al azar hasta que una dirigente dio en el clavo. Un contador radical, Guillermo Penfold, tuvo sus cinco minutos con la referente del PRO. No pidió foto, como temía la diputada guardaespaldas; aunque aprovechó su breve estadía para apurar unos sandwiches de miga. Tragó, tomó un vaso de gaseosa, le compartió un rápido mensaje a Bullrich y se fue.
Más tarde se enterarían que este señor no identificado por la mayoría del cambiemismo, sobre todo entre los más jóvenes, formará parte de la tercera lista de JxC para la Cámara de Diputados en las PASO de agosto.
Identidad Radical será otra de las opciones que competirá contra la boleta de Bullrich que lidera Luis Picat; y contra la nómina que encabeza Pedro Dellarossa y estará pegada a la fórmula presidencial Horacio Rodríguez Larreta y Gerardo Morales. La lista "Unidad por el Cambio" es integrada por un lote sub 60 del partido centenario que abre Juan Carlos Forneris, un dirigente que pedía internas para resolver las candidaturas de la fuerza. “Mario Negri está detrás de esto”, sospechaban fuentes patricias.
Penfold, el visitante misterioso del búnker, será el primer precandidato al Parlasur. Curiosidades del destino, la primera suplente se llama Marta Vidal, como la jueza electoral cuyo segundo nombre es Elena y no Beatriz, como la precandidata.
Todavía no presentaron el pedido de adhesión a alguna de las fórmulas nacionales, aunque estaban dispuestos a apoyar a Luis Petri, el radical que va de vice en el binomio halcón. Sí se ganaron la bronca de sus colegas, porque los fondos para la impresión de boletas deberán dividirse.
Donde comen dos, comen tres.
Es inocultable el malestar de Larreta con Luis Juez y con el jefe del bloque radical en Diputados, Mario Negri. El nivel de rencor de unos y otros podrá medirse empíricamente la semana que viene, cuando el precandidato presidencial viaje a Córdoba para inaugurar su campaña en este enclave estratégico. Todavía no decide la hoja de ruta y se debate entre el interior y la accesible capital.
Regresará después de casi tres semanas de fuegos cruzados por su intención de acordar con el gobernador Juan Schiaretti antes de las PASO, mientras se sustanciaba la campaña provincial. El larretismo se halconiza y asegura que no le debe nada a Juez, sino que es al revés. También hay reproches para el exlarretista Negri, a quien ahora sindican como el “bocón” que contó las conversaciones entre el gobernador peronista, su par de Jujuy, Gerardo Morales, y el porteño. "Pegarle a Negri" ya parece un deporte nacional.
Después de la clásica factura por los “fierros” aportados para el senador, adláteres de Uspallata insisten con que Juez hará equilibrio entre las ofertas de la alianza. También les dio cierto alivio que Negri desistiera de ocupar el tercer renglón en la boleta de Bullrich. La preocupación se transparentó cuando Rodrigo de Loredo y Marcos Ferrer se plegaron al pedido de la lista de unidad que la jefa del PRO en uso de licencia rechazó.
La relación con los caciques quedó en tensión, pero no así con su descendencia. En el cuerpo a cuerpo de Larreta y Bullrich por el voto cordobés no cesan los ejemplos desopilantes para demostrar que el mapa aliancista se divide por igual entre la oferta: “Bullrich se quedó con los viejos, nosotros tenemos a los hijos”.
Los “viejos”, nombre que supuestamente remite al apodo cariñoso a un padre, son Juez y Negri. Los hijos son Juan Negri y Martín Juez, quienes, dicen, juegan a muerte por la candidatura presidencial de Larreta. “Los tenemos de rehenes”, bromean en el inicio de una campaña que tuvo muchos arrebatos de dirigentes a cara descubierta.
Paola Campitelli es dirigente radical de la Línea Córdoba, angelocista, doctora e ingeniera en ciencias agropecuarias, prosecretaria general de la Universidad Nacional de Córdoba y piquetera. Un currículum maravilloso (o casi) y una historia que la coloca como heroína de los varados en Purmamarca.
Paseaba por la majestuosidad del paisaje del norte del país, pero en el momento y en el lugar incorrecto. La paz de la puna jujeña se vio alterada por un conflicto político que enfrentó a su gobernador, Morales, con grupos que se manifestaron en contra de la reforma de la Constitución provincial.
Sin posibilidades de circular por el corte de ruta, comenzó a charlar con algunas personas que bloqueaban el paso. Algunas de ellas no podían explicar las razones que las movilizaban. Entre charla, mate frío, algunas tortillas acartonadas, compradas en algún puesto de un mirador, Campitelli observaba que varios autos podían pasar.
Después de más de cinco horas de espera, la radical organizó un contrapiquete y prohibió el paso de estos vehículos que usaban los manifestantes. Logró una mesa de negociación y la empatía de algunas docentes que, como ella, entendieron la línea delgada que separa los derechos de unos y de otros. Pudo pasar y su periplo terminó en las magníficas Salinas Grandes.
La oposición pidió regresar el contador de votos a cero. Dicen que está redactado el pedido de enjuiciamiento para el tribunal que preside Marta Vidal. Cruce de responsabilidades.
Según el recuento parcial tendría una banca más que el oficialismo. Internas, posibles aliados y antecedentes de fugas. De Loredo y el recambio generacional.