Aunque participó de todas las reuniones del equipo de fiscalización de La Libertad Avanza, Karina Milei, la jefa de campaña del espacio no anticipó a nadie que este miércoles haría una presentación ante la justicia electoral para advertir sobre un presunto fraude del 22 de octubre, instrumentado por la Gendarmería, a partir de un cambio en el contenido de las urnas. Con este nuevo frente abierto, que la obligará a seguir dando explicaciones en Tribunales sea cual sea el desenlace del ballotage, la hermana del candidato presidencial, Javier Milei, generó una interna en LLA que podría ocasionar algunos cortocircuitos el domingo, si los resultados no son los esperados.
La compulsa la libran los halcones, liderados por Karina, que están dispuestos a denunciar fraude si detectan irregularidades; y las palomas, con la dirigencia más dialoguista que no se imagina llegando a una instancia de desconocer los resultados, que podría tener al país en vilo varias semanas.
Los principales exponentes de este último grupo son el jefe político de LLA Guillermo Francos; y el consultor Fernando Cerimedo, encargado de gestionar las condiciones del escrutinio provisorio. Ambos desestimaron este jueves las sospechas de Milei sobre ese conteo, realizado en la noche de los comicios, que si bien no indica el resultado definitivo suele ser marcar tendencia. Las cifras finales son las que se determinan cuando se contabilizan las actas en los tribunales electorales de cada provincia, abriendo las urnas que se consideren necesarias.
Karina realizó la presentación ante el juzgado de María Servini junto al apoderado de La Libertad Avanza, Santiago Viola, quien llegó a ese cargo por gestión de Carlos Kikuchi, armador nacional del espacio y senador provincial electo, alejado de la campaña por la molestia que le ocasionó el protagonismo de Francos. El último domingo, Kikuchi estaba invitado al debate y no fue, pero Viola sigue siendo fiel a la jefa de Milei.
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La hermana del candidato presidencial trabaja en forma coordinada con Guillermo Ferraro -elegido por el economista como potencial ministro de Infraestructura-, quien se cargó al hombro la fiscalización en las tres elecciones, aunque no participó de la elaboración del documento que involucró a la Gendarmería en supuestos fraudes.
Desde Córdoba, donde viajó para participar del acto de cierre, Karina dedicó parte de la mañana a explicar por WhatsApp el contenido de su presentación. “Lo que ocurrió es que logramos que coloquen un GPS en los camiones, pero no en las urnas. Y hubo denuncias en algunas provincias sobre la aparición de urnas abiertas. La idea es reforzar el control”, fue el mensaje que le envió a su tropa.
El 22 de octubre, en el búnker que montó LLA en el Hotel Libertador ya hubo señales de tensión sobre cómo reconocer los resultados. Francos fue elegido como vocero y después de las 18 denunció la desaparición y rotura de 4500 boletas, un número insignificante para el resultado final. A las 21, el exrepresentante argentino en el BID cumplió el plan diseñado por Karina: le pidió a la Dirección Nacional Electoral que difundiera los primeros datos, por temor a una selección caprichosa de las actas que quedaran fuera de la contabilización de esa noche. Pronto supieron que la derrota era irreversible.
Esa noche hubo algunos roces. Kikuchi acusó a Francos de haber anunciado en su primera aparición que “la elección estaba pareja” e impedir que se sostuviera la expectativa. “Es increíble, se comió el verso de Massa y lo recitó”, se le escuchó decir al experiodista en las conversaciones entre la dirigencia en el primer piso del hotel Libertador, el mismo lugar que también se usará para esperar los resultados el próximo domingo.
Confianza en la fiscalización
La presentación judicial de Karina llegó después de que su equipo de LLA encargado de controlar la fiscalización, que hace una semana presentó públicamente, considerara que ya están cubiertas todas las mesas de votación de Argentina. “Tenemos 135 mil fiscales y una reserva del 30%”, aseguraron fuentes de LLA a Letra P. El aporte del PRO fue, en su mayoría, para cubrir la provincia de Buenos Aires y en la Ciudad, donde sobra gente: hay voluntarios que se acercan a los locales para ofrecerse y nadie sabe a qué escuela enviarlos.
Ferraro fue el encargado de coordinar con el PRO, pese a la presión que ejerció Mauricio Macri sobre Milei para tomar el control del operativo en forma personal. El expresidente se lo planteó al candidato en la reunión que tuvieron el lunes en el Hotel Libertador, pero no alcanzó para cambiar la hoja de ruta de la tropa violeta. “Macri tuvo que entender que él aportaba una colaboración y no podía mandar. Nosotros tenemos una estructura que funcionó bien. Sólo hay que reforzarla”, aclaran en LLA.
El expresidente estaba preocupado por financiar los fiscales y envió al empresario Eduardo Bastitta para ofrecer los fondos que hicieran falta. Se mejoró la paga y, sobre todo, se aumentaron los viáticos.
El último trabajo fino entre los equipos de LLA y el PRO (donde participaron figuras como Cristian Ritondo, Patricia Bullrich o Diego Santilli) fue el de definir las listas de fiscales en distritos clave, como La Matanza, por miedo a infiltrados del oficialismo. Como explicó Letra P, hasta hace pocos días no existía un operativo en marcha en ciudades grandes de la provincia. “Había superposición de fiscales y teníamos que saber a quienes elegíamos”, dijeron a Letra P desde el búnker libertario.
La selección de los custodios que desplegará Milei no puede ser azarosa porque tendrán más poder que los de Unión por la Patria, por la decisión que tomaron Karina y Ferraro de enviar menos boletas a los juzgados para evitar desapariciones o roturas. De esta manera, los fiscales de LLA deberán reponer más seguido las papeletas y, si alguno las olvida, el economista perderá votos y no podrá reclamarle a nadie.