Mauricio Macri visitó en el Hotel Libertador al candidato presidencial de La Libertad Avanza, Javier Milei, y le reprochó las desinteligencias entre los equipos de ambos para coordinar la fiscalización del ballotage. Además, el expresidente pidió tener el control del operativo.
Prueba de las tensiones que hay por definir quién manda a los fiscales fue la foto que Karina Milei, hermana y jefa de campaña del candidato libertario, se tomó el último jueves con los referentes del espacio para nombrarlos como los referentes de esa tarea. Se preocupó por excluir a dirigente del PRO que hace un mes la visitan en el búnker de Núñez.
En esa imagen, junto a la hermana de Milei se mostraron Guillermo Ferraro, encargado oficial de la fiscalización de La Libertad Avanza, Nicolás Posse -jefe de equipos técnicos-, Guillermo Francos -jefe de la mesa política- y el armador bonaerense del espacio, Sebastián Pareja.
Como explicó este medio, la coordinación no es sencilla: el PRO cambió los emisarios y recién la semana pasada, Ferraro pudo tener una mapeo de la colaboración del PRO en la provincia de Buenos Aires, después de una reunión con el jefe del PRO en Diputados, Cristian Ritondo. Uno de los motivos de recelo en LLA es el rol de Eduardo Bastitta, un empresario del rubro logístico que envió Macri y se ofreció a financiar a los fiscales, sin mayor conocimiento de cómo hacerlo.
Este lunes, según contaron a Letra P fuentes de LLA, Macri pidió predominio para sus enviados, para que no recibieran órdenes de Karina, Ferraro y Pareja, a quien en el propio equipo libertario acusan de no haber cuidado bien las boletas en las generales de octubre, cuando Milei tuvo una derrota en la provincia de Buenos Aires mayor a la que esperaba.
El problema que plantean en LLA es que no está claro quiénes son los emisarios de Macri. En un comienzo era Paula Bertol, pero luego le cedió el lugar a José Torello, senador nacional y exjefe de asesores del exmandatario, además de íntimo amigo de toda la vida.
Junto a Ritondo y al diputado Sebastián García de Luca -exjefe de campaña de Patricia Bullrich- desembarcó en la oficina de LLA Guillermo Sánchez Sterli, quien tuvo a cargo la fiscalización de JxC en la provincia de Buenos Aires.
"Después de un tiempo, no sabíamos con quién hablar. Leíamos en los diarios que el PRO tenía fiscales en las 104 mil mesas y no conocíamos a nadie", explican en el búnker libertario. Además, cuentan que no hay referentes en distritos donde JxC perdió la intendencia que están de brazos caídos. Lo mismo ocurre en el interior bonaerense, donde los radicales no están muy interesados en ayudar.
Enterado de los cortocircuitos, Macri decidió ir a ver a Milei y tratar de poner las cosas en orden para una batalla decisiva. "El 90% del tiempo se conversó sobre la fiscalización. Es lo único que nos interesa", señalaron desde LLA.
El resto del país
Además de los problemas en Buenos Aires, distrito que será clave para definir la elección, en LLA están preocupados por las provincias en las que el PRO no tiene presencia y no será fácil reforzar la fiscalización. En algunas, como Santiago del Estero, ni siquiera hay esperanza de mejorar la performance.
Jujuy es un caso emblemático, pero también preocupa Tucumán, donde el oficialismo creció mucho entre las primarias y las generales. El armado del PRO es casi inexistente, porque fue sustituido por el exintendente de la capital, Germán Alfaro.
Existen recelos en algunas provincias donde LLA hizo una buena elección y la dirigencia del PRO local quiere tomar el control de la fiscalización. Macri trató de explicarle a Milei que debe intervenir.
En el norte del país es clave la ayuda de la UCR, en provincias como Corrientes y Chaco, donde en LLA no tienen apoyo institucional pero lo buscarán entre la militancia. El único lugar donde no habrá problemas es la Ciudad de Buenos Aires: se anotaron miles de voluntarios y habrá hasta dos fiscales por mesa.