Todas las miradas de las principales figuras del PRO están puestas en María Eugenia Vidal, tras el desayuno de este viernes para definir la arquitectura final de sus candidaturas. El futuro electoral de la diputada no era el único tema de la agenda: la reunión también se esperaba que despeje el actual quinteto de anotados para forzar una pulseada para la gobernación bonaerense y bajar las "tensiones" generales para intentar acordar una estrategia electoral tanto en la provincia como en la Ciudad. Algunos de los debates aún pendientes llegaron con un preacuerdo, como el de evitar las internas en los distritos gobernadores por figuras amarillas.
A la exgobernadora se sumaron el expresidente Mauricio Macri, la titular del PRO en uso de licencia Patricia Bullrich, el alcalde porteño Horacio Rodríguez Larreta y los diputados Cristian Ritondo y Diego Santilli. El G6 del PRO en pleno en la misma mesa.
La cumbre opositora buscó morigerar las tensiones que a nivel nacional representan Bullrich y Larreta, pero que se derrama hacia abajo a los distritos. La excusa para encontrar más parecidos que diferencias será el fantasma libertario que acecha a Juntos por el Cambio. “Si seguimos así vamos a ser la fuerza más votada en las PASO, pero con 34 puntos en vez de más de 40. Y ahí es cuando el crecimiento de (Javier) Milei no se va a poder controlar”, admitió el temor a Letra P uno de los comensales del desayuno previsto para este viernes.
En las distintas encuestas que se manejan en el espacio, el economista liberal oscila entre 15 o 18 puntos de intención de voto (son sondeos presenciales), unos números que suben cuando los encuestados reprochan que JxC no toma dimensión de la crisis social y económica. Macri fue el primero en darse cuenta del fenómeno, al punto de blanquearlo cuando especuló con una posible segunda vuelta con Milei. Fue en la semana que los medios cubrían la interna amarilla por las elecciones concurrentes que decretó Larreta en la Ciudad.
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En el PRO llegaron a la conclusión, pudo reconstruir Letra P, que su electorado le reclama terminar la discusión por la sucesión de Larreta. Ese dato suma presión para unificar la dispersión de la oferta porteña en una candidatura de Vidal. “Sigue (por la diputada) con probabilidades bajas de jugar, pero son más que las de antes”, reconoció una de las personas que integra la mesa chica de la exgobernadora.
Bullrich hizo su parte para liberar la tensión en la previa de la cumbre: aceptó que los intendentes del macrismo que revalidan mandatos o que ungieron sucesores no tengan contrincantes internos y, a su vez, puedan ir colgados a los distintos tramos de las boletas de arriba. Ese fue un pedido del propio Macri después de anunciar que no buscaría un nuevo mandato presidencial. La única condición que puso la exministra de Seguridad es que la cancha este equilibrada y que los alcaldes trabajen para militar la boleta de ambos presidenciables por igual, Larreta y ella. .
Larreta también llegó al desayuno del viernes con un concesión para ofrecer a la pax interna: el alcalde no pondría reparos para que hubiera una interna en la provincia de Buenos Aires entre Santilli, su apuesta, y Ritondo. Pondría una sola condición, la de emular el consenso que ya se consiguió en Córdoba o en Tucumán incluyendo a la UCR.