Pese a que aún no lo hizo público, ninguno de los escenarios políticos que analiza María Eugenia Vidal la llevan hacia la competencia por Casa Rosada. Que la diputada baje su candidatura a la presidencia es sólo cuestión de días. Si bien insiste en mostrar la buena imagen e instalación que le devuelven las encuestas privadas que alguna vez la animaron a subirse a esa contienda, en ningún momento logró traducir esa variable a una intención de voto a nivel nacional, por lo que ahora analiza con seriedad competir por la jefatura de la Ciudad de Buenos Aires. Esta idea la maduró después de dos reuniones que mantuvo a solas en la última semana con el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, quien retomó el operativo persuación con el que también se podría ver beneficiado.
Según pudo reconstruir Letra P, la exgobernador y exministra de Desarrollo Social de la Ciudad recibió una propuesta concreta de Larreta para que se lance a la campaña por su sucesión. Primero se lo hicieron saber algunas personas que la rodean y luego, el propio alcalde, con quien mantiene reuniones que intentan mantenerse en secreto.
El primero de estos encuentros en clave electoral se dio a mediados de febrero. En aquella oportunidad, Larreta le ofreció su respaldo para que compitiera en la Ciudad, tal como tenía pensado el día que le propuso encabezar la boleta de diputados y diputadas nacionales de esta jurisdicción, pero su respuesta fue negativa. Con otro contexto político interno, volvieron a verse las caras a mediados esta semana y nuevamente, el sábado pasado. Si bien este último día tocaron temas respecto a la crítica situación económica, en la otra oportunidad regresó la agenda de campaña porteña y la respuesta de Vidal fue otra: “Lo voy a pensar”, dicen que dijo.
“Hay un grado de posibilidad de que acepte ser candidata en la Ciudad de Buenos Aires”, aseguró a este medio una persona de diálogo cotidiano con Larreta que transita los pasillos de la sede gubernamental de Uspallata. Ese es su primer escenario político, que incluye también la intención de Vidal de tomar la presidencia del partido que fundó Mauricio Macri, hoy en manos del santafesino Federico Angelini. En el horizonte de la exmandataria bonaerense hay, además, otro posible futuro: no competir este año para quedarse con la presidencia de la Cámara de Diputados en una eventual llegada de Juntos por el Cambio a la Casa Rosada.
En una entrevista con Infobae el primero de abril, la exgobernadora había dicho que se había puesto como plazo “fin de este mes” para definir si continuaría con su carrera presidencial. Si bien ya tiene la decisión tomada, decidió postergar el anuncio público por al menos diez días. Sobre esta base, incluso, ya levantó el acelerador en sus recorridas por el interior del país, mientras espera que Larreta ayude a generar las condiciones necesarias para su lanzamiento porteño.
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¿Qué necesita para desembarcar en al Ciudad? En principio, ser una candidata de unidad del PRO, algo que en su equipo recuerdan que no tiene Jorge Macri. Para eso, además del de Larreta, necesita el apoyo del expresidente y de la precandidata presidencial Patricia Bullrich. Sobre todo, si para ese momento el ministro de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires no reúne los requisitos de residencia en este distrito para presentarse a elecciones.
Este tema es público pero algunos operadores que trabajan en torno a Larreta se encargaron de averiguar qué tan posible es que el Tribunal Superior de Justicia impugne una postulación de Macri, mandamás de la intendencia de Vicente López. Algunas fuentes consultadas afirman que “no pasa el filtro” y lo argumentan no solo con el antecedente del caso Adrián Pérez, en 2010, sino también con que hubo ciertos acercamientos a integrantes de esta institución para tomar el pulso del caso. Los movimientos de la jueza Inés Mónica Weinberg de Roca quizá den un indicio.
La referencia de estos operadores es puntualmente por un fragmento del artículo 97 de la Constitución de la Ciudad Autónoma que indica: “Para ser elegido se requiere (...) ser nativo de la Ciudad o poseer una residencia habitual y permanente en ella no inferior a los cinco años anteriores a la fecha de elección; y no encontrarse comprendido en algunas de las inhabilidades e incompatibilidades previstas para los legisladores”.
Como sea, todo indica que si las condiciones que evaluaron Larreta y Vidal en sus últimas reuniones se cumplen, habrá una nueva candidatura en territorio porteño o, quizá, si se cumplen a medias, habrá una continuidad en la Cámara de Diputados. Por supuesto, ninguno de los dirigentes consultados fue ajeno a las repercusiones internas que esto podría traer, sobre todo a partir de la relación que Larreta tiene con Martín Lousteau, y con las consecuencias que podrían arrastrar en Buenos Aires, la provincia en la que el jorgemacrismo tiene una influencia que podría ser determinante en la elección del candidato a la gobernación.
