Anochecer de un día agitado en la Argentina de Javier Milei
Lucas empieza por Letra P porque es el sitio que más le gusta.
"La oposición no consiguió cuórum y se cayó la sesión que buscaba desbloquear la comisión del caso $Libra y votar un aumento a jubilados". "Con razón lo de la tele: es miércoles", se dice. Toca el enlace y entra.
Ayudaron al Gobierno el PRO, el MID e Innovación Federal –de los gobernadores de Salta, Misiones y Río Negro–… "¿Qué había pasado hace poco con los misioneros, eso de la Ficha limpia?", trató de evocar Lucas un recuerdo vago.
Resulta que también cooperaron con Milei radicales, cordobesistas y hasta varios peronistas-peronistas. "Son todos iguales", rezonga.
¿$LIBRA? "Sí, todos iguales".
Tierra del Fuego en pie de guerra por la baja de aranceles, sigue. "A ver hasta cuándo aguanto con este celu. Tiene la pantalla toda astillada", piensa.
Más. Reelecciones: Axel Kicillof no pone los votos y se calienta más la interna del peronismo, Sigue la guerra CFK vs. Kicillof, pese a que ambos consideran que la unidad es imprescindible y resulta que los dos tienen razón y que los dos están equivocados. "Este Falak siempre haciéndola difícil", se queja. Tiene razón.
Continúa con Clarín. Mataron a una familia de cuatro personas en Villa Crespo. Es más o menos cerca –qué casualidad– de donde tiene que llevar la pizza. "Eso sí que es una cagada".
El Gobierno les quita los subsidios (a la luz) a quienes viven en countries, barrios cerrados y Puerto Madero, 15.000 ricos insólitamente beneficiados por la guerra del cristinismo a Martín Guzmán en tiempos de Alberto Fernández. "¿Cómo, eso no se había hecho ya? ¡Al fin…!", reflexionó.
El Gobierno limitó por decreto el derecho de huelga y amplía las actividades que deberán prestar servicios en un paro, lee. También entra. "La medida extendió los rubros de actividades consideradas esenciales y les fijó el requisito de garantizar el 75% de los servicios. También definió una serie de sectores considerados de importancia trascendental, que tendrán que prestar el 50% de los servicios en días de paro". "¿Y a mí qué?", se pregunta.
La pizza tarda.
El Gobierno anunciará mañana (por hoy) las medidas para flexibilizar los controles del uso de "los dólares del colchón", le anuncia Infobae en su titular principal. Debe ser algo importante, pero eso sí que no le dice nada.
Al fin, la pizza está lista. "A laburar".
La realidad en la Argentina de Javier Milei, vista con tus ojos
La gente vive su día a día, pelea con sus problemas económicos y personales. A veces es feliz, otras no. Mucho de lo dicho por los medios impacta poco o nada en su vida. Al menos eso cree.
"La gente"… ¡Ay esos sustantivos colectivos…! ¿Cabe usarlos cuando la realidad social está tan fragmentada y cuando ha sedimentado, más largamente que lo que nos gustaría reconocer, en un cierto sentido común fuertemente individualista? Esto es crucial para relatar, para hacer comprensible la política actual.
Enunciemos, sólo eso, algo dicho muchas veces para avanzar rápidamente hacia otro análisis: el caso construido, el de un trabajador precarizado y cuentapropista, repartidor de aplicación, es uno de los ejemplos de una realidad muy variopinta. Se trata es de reflexionar sobre el modo en que el Gobierno de extrema derecha construye con eficacia un sentido y cómo pretenden hacerlo, con menos éxito, quienes se le oponen.
La inseguridad impacta a todos, sobre todo en el barrio de Lucas.
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La Policía de Patricia Bullrich avanza sobre periodistas equipados con cascos y máscaras claramente identificados como "Prensa".
Las escenas repetidas de los miércoles duelen y hay algo injustificable en ellas, sobre todo porque el pibe todavía tiene abuelos. Sin embargo, la narrativa de Milei y sus proveedores desinteresados de gobernabilidad explica que ciertas injusticias son el precio a pagar para que la inflación baje. También paga él.
La interna del peronismo –en parte la misma que mantuvo los ridículos subsidios prorrico– resulta incomprensible para quien no está encima de ella o la sigue de oídas. Kicillof quiere ser candidato presidencial en 2027, entiende nuestro personaje, pero Cristina Fernández de Kirchner no se lo impide y, de hecho, hace dos años le ofrecía ese lugar. ¿Entonces? ¿La "nueva canción" de la emancipación puede ser sólo política o, de ese modo, se torna indescifrable para la gente de a pie?
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Lo de los "dólares del colchón" le resulta directamente ajeno, lo mismo que las cuestiones de las huelgas y los derechos laborales. Esto, con todo, podría tener doble faz: Lucas debe decidir si se ve como trabajador que es parte de un colectivo o como un individuo y un usuario.
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Evadamos otra vez lo sabido: para él, los paros son un incordio y, si Torino cerrara un día por una huelga de mozos, él trabajaría mucho menos. Más allá de eso, ¿le parecerá mal que se limiten los paros en el transporte, los colegios y los bancos?
Cuando hay huelgas en Aeroparque y Ezeiza, uno puede ponerse del lado de los trabajadores o de quienes quieren volar. Es más bonito imaginarse turista que empleado en apuros y, de hecho, hay pocas cosas más incordiosas que lidiar con vuelos que se demoran o cancelan.
Hay algo en esta etapa histórica que hace que el viento sople a favor de las narrativas de sesgo individualista. La lucha darwinista por sobrevivir no es apta para huelgas: no todos tienen la suerte de Lucas de viajar en moto y que no haya clases pone a su familia patas para arriba porque alguien tiene que cuidar a sus hermanos menores.
Trabajadores, consumidores y usuarios
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Imagen generada por inteligencia artificial (Gemini).
Al hacer el racconto de la enorme variedad de sectores económicos y sociales que se ven afectados, desdeñados o insultados por Milei y los suyos, yo mismo señalé tiempo atrás que hay en curso una suerte de "guerra contra la Argentina". Sin embargo, cabe matizar: numerosos ciudadanos aplauden medidas de amplio sentido común como que el Estado deje de subsidiar a miles de ricos, algo insólitamente enterrado por las autodestructivas internas peronistas, y hasta ven con simpatía la limitación de los mencionados derechos laborales porque se asumen como usuarios de servicios alterados y no como trabajadores que viven los mismos apuros. Esto último no implica ningún juicio de valor.
Así, el argumento vale aunque el Gobierno tire la pelota fuera de la cancha de los marcos legales, asunto respecto del cual los argentinos hemos desarrollado una cierta insensibilidad.
La ultraderecha gobernante le habla a un conjunto de individuos y, aunque los afecte como parte de diversas categorías, los atiende en tanto consumidores y usuarios.
Para la oposición, en tanto, se trata de pergeñar una nueva narrativa, una que trate de superar el el proceso de desorganización nacional en curso, pero que no deje de atender el signo de la época: el individualismo. ¿Misión imposible?
Somos una sociedad y somos parte de grupos de intereses, pero somos individuos ante la inseguridad, el celular roto, los paros y piquetes que complican. $LIBRA y los "dólares del colchón" parecen realidades lejanas.
Por caso, ¿cómo querrían los argentinos que todavía se asumen como de clase media o que aspiran a volver a serlo que se abordara el problema de la vivienda? ¿Con una reedición del plan Procrear, accesible por sorteo, o con crédito bancario en un contexto macroeconómico que permita hacer planes a algunos años? ¿Caerá la oposición en la cuenta de que cualquier narrativa de futuro atractiva no puede ya prescindir del valor de la estabilidad?
Para eso, desde ya, es necesario que los ingresos alcancen, algo que el proyecto del Gobierno dista de asegurar, por más que los beneficios de corto plazo de la desinflación generen alivio respecto de los tiempos de las remarcaciones constantes. ¿Hay ahí un tema vacante?
La sociedad cambió y Milei le habla a una parte significativa de ella. ¿La oposición a quién le habla?