Dos senadores nacionales se anotaron en la última semana para competir por la gobernación de Tierra del Fuego. Pablo Blanco, dirigente del radicalismo y miembro del bloque de Juntos por el Cambio (JxC) en la Cámara alta, ya dijo que “seguramente” será precandidato en 2023 por la oposición. Con el mandatario fueguino Gustavo Melella habilitado legalmente para intentar un segundo mandato, la candidatura del kirchnerista Matías Rodríguez, quien habló de su postulación como “una posibilidad concreta”, abre un escenario de futuras tensiones en la coalición alineada a nivel nacional con la Casa Rosada pero que mantiene tironeos y lógicas provinciales propias.
En las últimas semanas, el mandatario fueguino fue duro al diagnosticar la situación que vive el país y, si bien se mostró esperanzado por la llegada de Sergio Massa al gabinete presidencial, asumió responsabilidades del presente económico, social y político, como parte de la alianza gobernante. "El Frente de Todos es el principal responsable", dijo en una entrevista con un medio fueguino en la que también advirtió: "Si seguimos con este descalabro no llega nadie a 2023, ni oficialismo ni oposición".
Crítico con el gobierno provincial, el camporista Rodríguez se reconoce como parte de una generación que viene “demostrando capacidad desde la gestión” y que desde hace tiempo pide pista para administrar la provincia. Allí ubica a referentes provinciales como el intendente de Río Grande, Martín Perez; el de Ushuaia, Walter Vuoto; y el de Tolhuin, Daniel Harrington.
Rodríguez, cuyo mandato expira en 2025, tiene una vasta experiencia en la política fueguina. Con pasado en ANSES, en el Comfer y en su derivado, el AFSCA, con solo 40 años ya fue diputado entre 2015 y 2019, cuando asumió su banca en el Senado. Fue uno de los integrantes más jóvenes de la mesa promotora Néstor Kirchner Presidente en 2002 y es uno de los fundadores de La Cámpora.
Con un perfil más bajo, Blanco fue legislador provincial entre 1991 y 1999, tuvo dos etapas como secretario de Gobierno de la Municipalidad de Río Grande y volvió a la Legislatura entre 2011 y 2019. Fue uno de los convencionales que reformó la carta magna fueguina a comienzos de la década del 90. También presidió el Consejo de la Magistratura provincial y, en un acuerdo con el Movimiento Popular Fueguino, fue candidato a vicegobernador en las elecciones de 2007, cuando Fabiana Ríos alcanzó por primera vez el poder provincial.
A un año de las comicios, la elección constituyente a través de la cual el intendente de Ushuaia, Walter Vuoto, busca reformar la carta orgánica municipal, que lo habilita para un tercer mandato podría servir como la foto que establezca el punto de partida tanto para el oficialismo como para la oposición. Con el kirchnerismo ushuaiense triunfante en la contienda del 15 de mayo pasado, para la oposición aquella campaña trazó un mapa que empieza a jugar en los armados que Blanco imagina para intentar arrebatarle el gobierno provincial al Frente de Todos.
La gran sorpresa de aquella elección fue el espacio Somos Fueguinos, referenciado en la exdiputada nacional Liliana Fadul. El derrotero de “Chispita”, como se la conoce en tierras sureñas, cuenta con particular movimiento pendular que la llevó por las diferentes vertientes del peronismo y el macrismo. Con acciones en alza luego de obtener el segundo lugar en la constituyente de Ushuaia, todos los espacios intentarán seducirla, aunque en JxC entienden que su distanciamiento de Melella, a quien apoyó en 2019, y su última campaña contra el vuotismo aumentan las chances de un juego que la contenga en el armado opositor. De todos modos, Blanco ya explicitó su objetivo de sumar también al Movimiento Popular Fueguino, que en 2019 puso en la vicegobernación a Mónica Urquiza.
En el horizonte, la interna de JxC también avizora nombres que podrían discutirle la candidatura al senador radical. El que pica en punta es Héctor Stefani, titular del PRO en Tierra del Fuego, que integra el ala más dura del cambiemismo en el Congreso. En algunos sectores del radicalismo fueguino ya hablan de intentar arribar a un espacio de diálogo que permita alcanzar un acuerdo para una fórmula sin la necesidad de pasar por una interna, aunque no descartan esa posibilidad como algo concreto.
Del otro lado, la suerte de Rodríguez también dependerá de la forma en que se termine acomodando el peronismo local, que ya fue dividido en 2019, y las diferentes ambiciones que se pongan en juego a nivel nacional, con un albertismo que nunca despegó, un ala kirchnerista que se mantiene a la expectativa y un massismo que espera resultados económicos para empezar a pedir pista.