Dada la escalada verbal que recalienta el culebrón del Frente de Todos, con el kirchnerismo descargando fuego a discreción sobre el campamento aliado -sepa la gente feliz que no sigue la novela que no es un error: el kirchnerismo dispara sin piedad sobre posiciones aliadas del gobierno que supo concebir-, conviene repasar las escenas principales del último capítulo, el de este jueves, que tuvo más conventillo que El hotel de los famosos. Con ustedes, los actores.
Toma I. En modo Carlos Melconian, autor de la célebre frase "Ojo que se puede ir todo a la mierda", el secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti, que revista en las tropas cristinistas, advirtió, en diálogo con Radio Con Vos: "Estamos en un mundo muy difícil y el Ministerio de Economía tiene que bajar líneas claras de política económica que reduzcan la volatilidad y preserven ingresos populares; si no, esto se va poner feo”.
Después, en respuesta a un título de Letra P que daba cuenta de que el empresariado pedía "Más Guzmán y menos Feletti" -si personalidades con altísimas responsabilidades se atreven todo el tiempo a decir las enormidades que dicen, ¿qué frenaría a este humilde cronista a exagerar un poco?-, el secretario hizo hombrito y aceptó: “Si los empresarios se sienten más cómodos con Guzmán, está bien. El tema es tener una política antiinflacionaria coherente”.
Toma II. También intérprete y vocero de Cristina Fernández, el senador Oscar Parrilli, quien coprotagonizara con CFK el éxito de taquilla Soy yo, pelotudo en el rol del pelotudo, personificó a un oráculo que vaticinó: "Vamos a terminar yendo a las elecciones con una boleta con la foto de Kristalina Georgieva”, en referencia a la titular del Fondo Mionetario Internacional (FMI).
Parrilli también respondió al título de este portal -si la hacemo, la hacemo bien, recomendaba Olmedo-. “Hay funcionarios que creen que van a solucionar los problemas siguiendo los consejos de Funes de Rioja", se quejó, en referencia a Daniel, el presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), que sacó carpiendo a Alberto Fernández cuando el jefe de Estado rogó por un bono para el sector privado. "Lo que hicieron tiene sabor a muy poquito", completó.
Toma III (participa, en papel de reparto, el gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof). Desde un monte en Merlo, borde del conurbano, en la última escena de este capítulo apasionante del culebrón todista, en su doble rol de jefe del PJ bonaerense y líder de la oposición al gobierno peronista, el subcomandante Máximo vació sus cargadores. Primero, apuntó contra uno de sus blancos predilectos, el ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, que viene de protagonizar una escena muy lograda en un reality de La Nación + con el halcón macrista Fernando Iglesias que terminó en un trío caliente con el dirigente social papista Juan Grabois, como contó Letra P. "A veces me da vergüenza cuando escucho (en) la televisión pelearse a dirigentes en sketchs cómicos para ver quién mete preso a quién que corta la calle. Hay que hacerse cargo de la gestión, hay que hacerse cargo de la seguridad, hay que hacerse cargo de la comida, del trabajo...", gritó. Lo que seguramente no desconoce el hijo de La Jefa es que, aunque hable en medio de una selva tupida, si sus dichos son distribuidos a la prensa por sus voceros, llegan inevitablemente a las pistas de aquel circo mediático que deplora.
Además, sacudió:
-"No soy de los que piensan que hay que amontonarse por amontonarse".
-"Si los dirigentes se amontonan en una unidad que no busca dar todas las peleas, será una mera acumulación de dirigentes en un lugar y con la gente en otro lugar. Eso en la Argentina no puede volver a pasar".
-"La semana que viene se va a conocer la inflación. Será muy duro. Es compleja la situación que nos toca pasar. Tenemos que tener la inteligencia y la voluntad suficiente para defender a nuestro pueblo".
Manija con el tema de la tele -en la jornada del #24M había planteado la contradicción peronista: "Estudios de TV o calle y gente"-, sugirió, ya en tono más académico: "Hay que cortarla con las pendejadas de la televisión".
No todas son malas. Como reveló Letra P, CFK está dispuesta a retomar el diálogo con Alberto Fernández. ¿Lo llamó? Tampoco la pavada. Como en los recreros de la primaria, cuando Juancito le pedía a Cata que le dijera a Sofi que él gustaba de ella, la vicepresidenta mandó un emisario a avisarle al jefe del Estado que, ahora sí, si la llama, lo atiende. Mientras tanto, acaso hasta que ese teléfono suene y acaso no suene nunca, a la carga Barracas.
CONTINUARÁ...
(Spoiler: este viernes, el subcomandante Máximo bajaba al estadio Diego Maradona, en La Plata, con sus pistolas calientes; y este sábado, el albertismo ansioso, que, como contó Letra P, espera una señal del propio Alberto, se junta en Rosario. Se desconocía, al cierre de este repaso, si aportará algunas buenas escenas al culebrón o permanecerá en la trinchera, congelado y aturdido)