Guerra a la inflación

Más Guzmán y menos Feletti, el mensaje de las empresas al Gobierno

Junto a la CGT, la UIA alerta que la alta inflación se mantendrá si continúan los chispazos internos y no hay paz con CFK. Le piden al ministro que hable más.

La mesa tripartita de diálogo que en la tarde-noche del martes debatió el adelantamiento de acuerdos paritarios y una canasta básica de alimentos a precios claros sirvió, fundamentalmente, para darle aire al Gobierno en medio de las tensiones económicas que generó la inflación local y mundial. Luego de que el presidente Alberto Fernández los convocara para hacer una "terapia de grupo", fue el sector privado el que mandó al diván a los funcionarios y les advirtió que sin reconciliación en el frente oficialista la incertidumbre irá en aumento, y que es necesario hablarle más a la sociedad para dar vuelta el clima negativo. En paralelo, celebraron el silencio de Roberto Feletti de los últimos días.   

 

Evitar aumentos que se generan por un efecto paraguas, un "por si acaso", preparativos ante un escenario próximo que imaginan con mayores costos: es fue el reclamo de los empresarios al ministro de Economía, Martín Guzmán. Junto a él, estaban sus pares de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, y de Trabajo, Claudio Moroni. No fue un reproche al jefe del Palacio de Hacienda, sino una suerte de recomendación en medio del elogio al diálogo. Por eso, los representantes de las fábricas más poderosas del país enroladas en la Unión Industrial Argentina (UIA) dejaron claro que la presión internacional en los precios confluyó con un "clima de inestabilidad política que genera incertidumbre", según confió a Letra P una fuente que tuvo acceso al cónclave tripartito.

 

Sin saber aún cómo, lo que pide el sector privado es, confesó uno de los líderes de la UIA a este medio, "un mensaje político que ayude a terminar la incertidumbre, que genera un una remarcación 'por las dudas', ante el temor de que los problemas en el mundo se vean agravados por un choque de planes sobre cómo debería ser la salida económica de la crisis local". Y allí se coló el nombre de Feletti; el secretario de Comercio Interior no estuvo invitado a la mesa de diálogo, a pesar de que un punto central fue el acuerdo de estabilidad de precios para 60 productos de la canasta básica de alimentos.

 

"El modelo Feletti fracasó", concluyeron los empresarios. Como contraparte, destacaron la importancia del "modelo Guzmán", en donde quedaron planteadas sobre la mesa las diferencias y lograron consenso. De hecho, las fuentes consultadas por este medio coincidieron en que el perfil del hombre que está dedicado a controlar los precios bajó en la última semana. Para la UIA, comandada por el también presidente de la Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios (Copal), Daniel Funes de Rioja, era clave "sacar del medio a Feletti y su tono de guerra constante". Incluso, en los pasillos, dejaron claro que se llevaban "mejor" con la antecesora en Comercio Interior, Paula Español. "Era una dura, pero había un ida y vuelta", destacó una de las fuentes.

 

Los visitantes en el Palacio de Hacienda confirmaron que el itinerario económico del Gobierno a seguir es el resultante del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para pagar la deuda externa. "Alberto Fernández nos dejó claro que seguir esos lineamientos son la guía del programa", enfatizó un empresario industrial a este medio. Ese punto generó alarma entre los empresarios, porque el ensanchamiento de la grieta en el Frente de Todos que dividió al jefe de Estado con la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner y el diputado Máximo Kirchner fue el entendimiento por las facilidades extendidas con el organismo multilateral de crédito. "No hay plan que aguante a una inestabilidad política", analizaron empresarios.

 

 Aun así, los industriales admitieron que los productos habían tenido efecto inflacionario que empujó el Índice de Precios al Consumidor (IPC) de febrero a 4,7% y que promete superar el 6% en marzo. "Los precios de salida de fábrica han aumentado por transferencia de costos internacionales y locales. Pero eso se vio combinado con el aumento del multiplicador de la cadena de comercialización, que aumentó el margen de rentabilidad ante la incertidumbre de no saber si los insumos iban a pegar nuevos saltos por escasez", confesó a este medio un empresario fabril de la mesa chica de la UIA.

 

Importaciones, gas y comunicación

En el medio, quedaron las trabas a las compras mundiales por la escasez de divisas. Para los empresarios, los límites que imponen los permisos para comprar en el exterior bienes de capital e insumos para la producción lo que está creando es una suerte de "importador monopólico", porque explican que "los que cuentan con autorizaciones por consumo histórico son pocos, y muchas veces terminan siendo los únicos que logran tener un determinado producto, lo que les permite ponerle precios de manera unilateral y encarecen los costos de las fábricas". "Los controles para que se no vayan los dólares, al final, están generando inflación", alertó otro industrial a este medio.

 

El mensaje, dirigido al presidente del Banco Central (BCRA), Miguel Ángel Pesce, también buscó hacer repensar a Guzmán y Kulfas. Los empresarios quieren que las mesas de diálogo, como sucedió este martes por la noche, sirvan para resolver cuestiones cotidianas y por eso dejaron pistas de por dónde irá la próxima agenda.

 

La charla entre sindicalistas, empresarios y funcionarios se extendió más de lo pensado. Sucede que no hubo un libreto para firmar, sino que cada punto llevó su debate. Por caso, Guzmán anunció que tiene "casi cerrado" el acuerdo con Bolivia, Brasil y Chile para garantizar el gas durante el invierno. Para eso, logró que el presidente chileno Gabriel Boric aceptara triangular el abastecimiento a la Argentina con un proceso que se inicia con la importación de gas argentino de Vaca Muerta, para luego exportarle a través de los gasoductos chilenos al norte del país.

 

Otro punto es la aceptación del gobierno de Jair Bolsonaro de ceder parte del cupo de gas que le compra a Bolivia, que no puede cumplir con el contrato original con ambos países debido al declive de la producción en las cuencas bolivianas. El punto que destrabó la negociación es clave: a cambio, los brasileños se garantizarán de tener gas a través de Vaca Muerta, a partir de la seca de Bolivia. Así se los explicó Guzmán a los representantes de la CGT y de la UIA reunidos en el Palacio de Hacienda.

 

Según fuentes oficiales consultadas por Letra P, el tercer punto del acta de acuerdo quedó incorporado por recomendación del sector privado. "Hoy en todo el país se habla que faltará gas durante el invierno y que habrá cortes programados en las fábricas. Eso genera inflación por expectativas. Lo que hay que hacer es hablar más y ser bien claro", fue la propuesta para el ministro Guzmán.

 

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