LA PLATA (Corresponsalía Buenos Aires) Con nueve localidades que van desde el popular barrio de Villa Fiorito hasta las distinguidas calles de Banfield en las que viven cerca de 700 mil habitantes, Lomas de Zamora es no sólo el segundo distrito con mayor población del conurbano bonaerense sino, también, una histórica fortaleza casi impenetrable del peronismo. En ese territorio, la oposición busca desde hace dos décadas, cuando gobernó el último intendente de otro signo político en la Alianza fallida, una estrategia electoral para volver al poder. Bajo el sello de Juntos, la dirigencia busca una nueva oportunidad para quedarse con el gobierno local, aunque las diferencias internas y el rechazo generalizado al macrismo en ese pago chico la obliga a buscar candidatos por fuera de sus estructuras fundadoras. Hay cinco pretendientes que reportan a distintas tribus.
En el arranque de la campaña hacia 2023, se perfilan al menos cuatro candidatos varones y una candidata: dos de extracción peronista -el exjefe de Gabinete durante la gestión del Frente para la Victoria (FpV), Guillermo Viñuales, y el exconcejal del Frente Renovador (FR) Gabriel Mércuri- y tres con distintas terminales políticas en el PRO -la presidenta del bloque en el Concejo Deliberante, Silvia Sierra; el concejal Gustavo Ganchegui y el consejero escolar Nicolás Bari.
Si bien la multiplicidad de propuestas abona la hipótesis de la cúpula opositora respecto de que cuanto más amplia la interna, más grande el caudal electoral, sin un acuerdo de lista única y con el antecedente de numerosos fracasos en las urnas todo indica que, así, sólo se ensancha el poderío Martín Insaurralde, conductor político del distrito y jefe de Gabinete de ministros en la provincia de Buenos Aires.
El único ámbito en el que la oposición lomense muestra una unidad sólida es el legislativo. Controla siete bancas que responden a Jorge Macri, Elisa Carrió, María Eugenia Vidal y sectores del justicialismo amarillo, que intentan enfrentar sin éxito a los 17 escaños restantes que maneja Gastón Lassalle, el exsecretario de Gobierno del distrito. Si bien todas las fuentes consultadas destacan esta unidad, el cierre de listas para las últimas elecciones dejó descontentos a varios referentes del PRO por los lugares de relevancia otorgados a recién llegados.
Ingresaron cinco concejales: Cecilia Gómez (Unidos por Lomas), que tiene como principal exponente al peronista aliado del macrismo Viñuales; Jorge Villalva, quien renovó mandato en representación de la Coalición Cívica; Fanny Vera (Unión Cívica Radical), quien se metió en la lista por la minoría; Gustavo Ganchegui, que reporta al armado vidalista del senador Walter Lanaro; y Mabel Gómez, otra referente del armado filojusticialista Juntos Hacemos que impulsa el intendente de Lanús, Néstor Grindetti, para pescar en la pecera del peronismo descontento con el Frente de Todos.
Para los fundamentalistas del partido que creó Mauricio Macri, el acuerdo con Unidos por Lomas y Juntos Hacemos no cumplió las expectativas de 2021 y creen que perdieron votos en numerosas localidades.
“Algunos creyeron que yendo a buscar peronistas íbamos a ganar el distrito, pero, por el contrario, nos quitó parte de la identidad de nuestro frente y muchos votos”, se quejó ante Letra P una fuente del PRO que reclama un candidato o candidata orgánica del espacio. De lograrlo, deberán enfrentar la dificultad de la poca visibilidad e instalación de sus nombres. Está Sierra, que responde al ministro de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, y que se quedó afuera de la lista de senadores por la Tercera sección electoral en los comicios pasados; Ganchegui, que sigue unido al vidalismo a partir de Lanaro, pese a que la exgobernadora replegó buena parte de su armado tras su pase al territorio porteño; y Bari, un joven dirigente que encabezó la lista de consejeros escolares e intenta mantener buena relación tanto con Patricia Bullrich como con Grindetti, faro del macrismo en la Tercera.
Acaso por eso es que parte de la cúpula de conducción bonaerense apostó por Viñuales. En su equipo responden que cumplieron los objetivos que se marcaron en la campaña pasada. Por un lado, se despegaron por completo del armado oficialista del cristinismo con el que habían roto relaciones meses antes y, por el otro, sostuvieron un caudal de votos sin que jugara de manera directa en la boleta el nombre del exfuncionario de Lomas de Zamora. En este sentido, repiten con insistencia que obtuvieron el 33,34% de las voluntades, lo que les permitió quedarse con cinco bancas, cuando en otros distritos quedaron por debajo de esa cifra, como en Almirante Brown, donde cosecharon 29,1%.
Más allá de los números, saben que hasta ahora su principal capital político es el respaldo tanto del jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, como de su candidato a gobernador, el diputado nacional Diego Santilli. Aun así, todavía es una incógnita qué hará Mércuri, hijo del histórico dirigente Osvaldo Mércuri, fallecido en febrero del año pasado. En principio, el lunes último organizó un acto en el auditorio principal de la Fundación Ecológica, al que asistieron tanto Bullrich como buena parte de las familias de Juntos. Otro signo de pregunta es qué sucederá con el radicalismo, que vive por estas horas una primavera de la mano del neurocirujano Facundo Manes, quien, como publicó Letra P, despejó dudas sobre su futuro en la provincia de Buenos Aires: “No voy a ser candidato a gobernador”, dijo.