PROYECCIÓN ‘23

Los tres caminos de Jorge, otro Macri en la Ciudad

Con su desembarco porteño, el bonaerense amplía su menú electoral: gobernación provincial, jefatura Capital o Congreso. Obstáculos, rosca y mesa chica.

LA PLATA (Corresponsalía Buenos Aires) En Juntos por el Cambio, propios y detractores ven a Jorge Macri como un dirigente versátil, con cintura política y dureza para las negociaciones. Algo de eso quedó expuesto en sus últimos movimientos: pasó de surfear la tempestad durante el cierre de listas para las legislativas 2021, cuando resistió en soledad y hasta el final el desembarco de Diego Santilli, a asumir al frente del Ministerio de Gobierno porteño, movimiento que lo sitúa en un lugar privilegiado del camino rumbo a 2023. Ahora, el intendente de Vicente López en uso de licencia tiene tres caminos posibles a seguir: perseguir su sueño de siempre, la gobernación de Buenos Aires; competir por la sucesión de Horacio Rodríguez Larreta en la Ciudad, donde su apellido aspira votos por sí mismo -¿habrá sandwich Macri-Larreta-Macri?-, o pelear por encabezar la lista de representantes en la Cámara de Senadores nacional.

 

En la mesa chica del presidente del PRO bonaerense aseguran que tiene con qué, aunque reconocen los múltiples obstáculos que deberá enfrentar si quiere llegar a uno de esos tres objetivos. Sin importar el camino que termine eligiendo, sabe que no puede desatender el distrito electoral más potente. Por eso, regresó días atrás a su pago chico a alistar a toda su tropa bonaerense y bajar línea sobre la próxima pelea interna que deberá dar. Uno de los participantes destacados de aquel encuentro confió a Letra P que el evento fue motivado en las críticas de otros dirigentes del partido por su mudanza a la Ciudad. “Quisieron mojarnos la oreja diciéndonos que nos fuimos como Vidal y les demostramos que seguimos más presentes que nunca”, soltó un jorgemacrista.

 

De ese plenario salió la foto de una tropa integrada por cuatro intendentes, dos diputados nacionales, nueve legisladores provinciales, 92 concejales y 85 consejeros escolares de distintos puntos del territorio. Allí se destacaron los jefes comunales Mariano Barroso (9 de Julio), Pablo Petrecca (Junín) y Javier Martínez (Pergamino); el presidente del bloque de Juntos en el Senado bonaerense, Christian Gribaudo; la diputada nacional María Sotolano, el diputado nacional Waldo Wolf, el subsecretario de Gobierno porteño, César Torres, y la intendenta anfitriona Soledad Martínez, la bendecida por Macri.

 

Mientras confirman que controla a su pelotón bonaerense desde las oficinas que tiene en la sede del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, en el barrio de Parque Patricios, Macri organiza su agenda con un claro trazado electoral. Antes del cónclave en Vicente López, tocó varias terminales políticas. Una reunión privada con Patricia Bullrich y un encuentro con otros pesos pesados bonaerense como los alcaldes Néstor Grindetti (Lanús) Manuel Passaglia (San Nicolás); el presidente de la Unión Cívica Radical, Maximiliano Abad; la referente de la Coalición Cívica Maricel Etchecoin Moro e incluso el peronista amarillo Joaquín de la Torre, a quien ven tanteando otros frentes después de la reunión cerrada que mantuvo con funcionarios nacionales del albertismo.

 

Si bien ya nadie proclama que debe renunciar a la presidencia del partido después de haber asumido en la Ciudad -como adelantó Letra P, el único que lo hizo públicamente fue el intendente vidalista Sebastián Abella (Campana)- o decirse en qué jurisdicción competirá el año próximo, tampoco nadie le asegura un camino allanado para llegar a alguno de esos objetivos.

 

En la provincia, donde volvió el peronismo tras la desventura de María Eugenia Vidal, carga con un apellido que pesa demasiado y recuerda los años de ajuste y tarifazos, del que no se podrá despegar si eventualmente enfrenta Santilli, el enviado de Larreta que tiene el respaldo del intendentismo amarillo; y en la Ciudad, si bien la valoración de su apellido se invierte y se transforma en un producto altamente taquillero, eso sólo no alcanza para batallar contra la exgobernadora María Eugenia Vidal o la halcón Patricia Bullrich, quien se esmera en reiterar que es una figura nacional y va por la presidencia pero tampoco le saca los ojos al sillón porteño.

 

En la sede de Uspallata ven bien estos posibles cruces. Por ahora, no le cortan las alas a nadie -sea halcón o paloma- porque están convencidos de que, en el arranque de la campaña, todas las candidaturas tributan a ampliar la base electoral. Creen que el antecedente de los comicios pasados es un ejemplo de aquello y pretenden repetirlo en la próxima vuelta. Eso sí, saben que antes de enfrentar al radicalismo, que desde hace meses vive una primavera con la aparición de Facundo Manes en la provincia y el liderazgo de Gerardo Morales desde el norte, deberán ordenarse antes del cierre de listas. En eso, en el PRO siguen una premisa bastante pragmática: serán los focus group, las encuestas y mediciones las que terminen definiendo al candidato o candidata para todas las competencias.

 

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